El presidente Joe Biden dijo que los precios de la gasolina en Estados Unidos, que ya están en sus máximos históricos, van a seguir subiendo y no hay mucho que se pueda hacer al respecto en este momento.
El martes, el presidente anunció que prohibió las importaciones de energía rusa como la última medida de Estados Unidos para aislar la economía de Rusia en respuesta a su invasión a Ucrania.
A continuación mientras Biden aterrizaba en Texas, un periodista le preguntó en relación a su mensaje para el pueblo estadounidense sobre los precios de la gasolina, los que el martes alcanzaron un récord de 4.173 dólares, según la Asociación Americana del Automóvil (AAA).
«Estos van a subir», dijo Biden sobre los precios.
Cuando se le preguntó qué puede hacer al respecto, el presidente respondió: «No puedo hacer mucho ahora mismo (…) Rusia es el responsable».
Los precios de la gasolina han registrado aumentos desde que cayeron por debajo de los 2 dólares el galón durante las medidas de cierres y confinamiento por COVID en 2020. Esos aumentos se aceleraron en torno al comienzo del año 2022, mientras se intensificaban las tensiones de Moscú con Ucrania, hasta la invasión rusa.
Biden procedió a liberar un total de 90 millones de barriles de petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo este año fiscal, pero eso equivale a una gota en el cubo ya que Estados Unidos consume un promedio de alrededor de 20 millones de barriles por día. El precio promedio nacional de la gasolina aumentó más de 71 céntimos en el último mes, según la AAA.
«Los estadounidenses están pagando un precio más alto en el surtidor debido a las acciones del presidente Putin», dijo el martes la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, a bordo del Air Force One. «Este repunte del surtidor de gasolina es por Putin, no uno provocado por nuestras sanciones».
Algunos miembros del Congreso pidieron que Estados Unidos aumente su producción nacional de petróleo como medio para estabilizar los precios de la gasolina, aunque esto iría en contra del esfuerzo de la administración Biden para alejar a Estados Unidos de los combustibles fósiles.
Biden firmó una orden ejecutiva durante sus primeros días en el cargo, poniendo fin a los nuevos arrendamientos de perforación de combustibles fósiles, dando prioridad a los objetivos destinados a «mitigar el cambio climático».
Pero la Casa Blanca negó desde entonces en repetidas ocasiones que sus políticas estén limitando la producción de petróleo, señalando un aumento de la producción en comparación con el primer año del presidente Donald Trump en el cargo y 9000 permisos no utilizados para que las compañías petroleras perforen en tierras federales.
«Ellos tienen 9000 permisos para perforar ahora. Podrían estar perforando ahora mismo, ayer, la semana pasada, el año pasado. Tienen 9000 para perforar en tierra que ya están aprobados», dijo el martes el presidente Biden sobre las compañías petroleras estadounidenses al anunciar la prohibición de las importaciones de petróleo ruso. «Así que permítanme ser claro: no los están utilizando para la producción ahora. Esa es su decisión. Estos son los hechos. Debemos ser honestos con los hechos».
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, señaló repetidamente lo mismo a los periodistas durante las sesiones informativas para la prensa.
«Nosotros en realidad hemos producido más petróleo, esto está en cifras récord y seguiremos produciendo más petróleo. Hay 9000 permisos de perforación aprobados que no se están utilizando», dijo Psaki el lunes. «Por tanto, la sugerencia de que no estamos permitiendo a las empresas perforar es inexacta».
Pero el portavoz del Instituto Americano del Petróleo, Kevin O’Scannlain, calificó este argumento como «una pista falsa, una cortina de humo para las políticas energéticas que han tenido un efecto obstaculizador» en la producción de gas natural y petróleo en Estados Unidos.
O’Scannlain dijo que la Casa Blanca está describiendo mal el funcionamiento de los arriendos. Los requisitos «úselo o piérdalo» exigen a las compañías petroleras produzcan gas o devuelvan los arriendos al gobierno federal. También señala el tiempo y la inversión financiera necesarios para arrendar tierras y buscar petróleo, así como los límites federales a las empresas que bloquean el exceso de tierras improductivas.
Kathleen Sgamma, de la Western Energy Alliance, calificó los comentarios de Psaki de un «intento cínico de negar los efectos de las políticas de «no al petróleo federal» del propio presidente».
Sgamma afirmó que muchos contratos de arrendamiento están retenidos por grupos ecologistas y por la burocracia federal.
Desde antes de que Rusia decidiera invadir Ucrania, la Casa Blanca dijo que estaba en conversaciones con grandes productores de petróleo de todo el mundo para negociar formas de estabilizar el mercado energético. Entre ellos se encuentran Arabia Saudita, Irán y Venezuela.
Informes del fin de semana que fueron confirmados posteriormente por la Casa Blanca indican que funcionarios de alto nivel de la administración Biden viajaron a Venezuela para reunirse con el régimen del dictador socialista Nicolás Maduro.
La presidenta del Comité Nacional Republicano (RNC), Ronna McDaniel, emitió una declaración criticando a Biden durante su visita a Texas.
“En lugar de presenciar su crisis fronteriza o reunirse con productores de energía estadounidenses, Biden prefiere comprar petróleo de regímenes terroristas y permitir que millones de inmigrantes ilegales ingresen al país”, se lee en su declaración. “Los estadounidenses están pagando por el abyecto fracaso de Biden”.
Biden viajó a Texas el martes con un grupo bipartidista de legisladores para reunirse con grupos de veteranos y hacer comentarios sobre la salud de los veteranos.
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