El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habló con el presidente ruso Vladimir Putin por teléfono el martes y propuso que los dos distanciados líderes se reúnan en una cumbre en un tercer país para discutir una serie de disputas, dijo la Casa Blanca.
El Kremlin respondió el miércoles que era prematuro hablar en términos tangibles sobre una posible cumbre, pero que consideraría la propuesta de Biden.
La llamada entre los dos presidentes —oficialmente tan solo la segunda desde que Biden asumió el cargo— se produjo en un momento en que las potencias occidentales están cada vez más alarmadas por el aumento de las tropas rusas cerca de la frontera ucraniana, con el temor de que una medida precipitada por parte de Moscú o Kiev pueda desencadenar un nuevo estallido de las hostilidades.
Las tensiones aumentaron en las últimas semanas en Donbass, en el este de Ucrania, donde las fuerzas gubernamentales lucharon contra los separatistas apoyados por Rusia en un conflicto que dura ya siete años y en el que, según Kiev, 14,000 personas han muerto.
En su llamada telefónica, Biden pidió a Putin que tome medidas para bajar la tensión en torno al conflicto de Donbass, al tiempo que enfatizó «el compromiso inquebrantable de Estados Unidos con la soberanía y la integridad territorial de Ucrania», dijo la Casa Blanca en una declaración.
«El presidente expresó nuestra preocupación por la repentina acumulación militar rusa en Crimea ocupada y en las fronteras de Ucrania, y pidió a Rusia desescalar las tensiones», señala la declaración.
Kiev dio la voz de alarma por la acumulación de fuerzas rusas cerca de su frontera oriental y por el aumento de la violencia a lo largo de la línea de contacto que separa a las tropas ucranianas de los separatistas respaldados por Rusia en Donbass. El Kremlin niega que sus tropas sean una amenaza, pero dice que permanecerán mientras lo considere oportuno.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, visitó el pasado jueves las posiciones a lo largo de la línea del frente, donde el alto el fuego «fue violado sistemáticamente en los últimos días», con el objetivo de «mantener el espíritu de lucha», según un declaración de la presidencia ucraniana.
El mismo día en que Zelensky visitó la línea del frente, el alto funcionario del Kremlin, Dmitry Kozak, dijo que Rusia se vería obligada a defender a sus ciudadanos en el este de Ucrania en función de la magnitud del conflicto militar allí y acusó a Zelensky de «jugar con fuego» y de azuzar el sentimiento antirruso en su gira.
En otra señal de crecientes tensiones, Moscú anunció el 6 de abril que sus militares estaban comenzando una inspección de sus fuerzas en «preparación para el combate».
El ministro de Defensa de Rusia dijo el martes que el refuerzo militar formaba parte de ejercicios de preparación que durarían otras dos semanas y que se producían en medio de lo que describió como amenazas de la OTAN.
El ministro de Defensa, Sergei Shoigu, dijo que el ejército ruso desplegó dos ejércitos y tres formaciones aéreas en sus regiones occidentales «como respuesta a las actividades militares de la alianza que amenazan a Rusia».
Desde que Moscú anexó Crimea en 2014, Rusia acusa regularmente a la OTAN de desestabilizar Europa con sus refuerzos de tropas en el área del Báltico y Polonia.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y sus homólogos de Francia y Alemania pidieron el viernes a Rusia que detenga el aumento de tropas y reafirmaron su apoyo a Kiev en un eventual enfrentamiento con Moscú.
Biden, en su llamada con Putin, también reafirmó el objetivo de construir «una relación estable y predecible» con Rusia y dijo que una cumbre podría abordar «toda la gama de cuestiones» que enfrentan las dos potencias.
Con información de Reuters.
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