El presidente Joe Biden recibió el lunes ante las cámaras en la Casa Blanca su dosis de refuerzo de la vacuna contra el COVID-19, pocos días después de que un comité asesor de los CDC recomendara una tercera dosis para determinados grupos.
Las terceras dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech han sido aprobadas por la FDA y los CDC para las personas mayores de 65 años, los mayores de 18 años con problemas de salud subyacentes y que tienen un alto riesgo de contraer el virus debido a su ocupación.
Antes de recibir la inyección, Biden continuó culpando a los que aún no se han vacunado, que según él constituyen ahora alrededor del 23% de la población.
«Esa clara minoría nos está causando un daño terrible al resto del país», dijo. «Esta es una pandemia de los no vacunados».
La vacuna de refuerzo debe administrarse 6 meses después de la primera serie de dos vacunas. Las farmacias tienen instrucciones de administrar las vacunas de refuerzo basándose en la autocertificación de quienes dicen tener derecho a recibir una.
«Habrá la tentación, por ejemplo, de que las personas que se hayan vacunado recientemente no esperen el periodo de seis meses», dijo el Dr. Anthony Fauci, especialista en enfermedades infecciosas. «Hay una razón inmunológica por la que es importante esperar, porque se sabe que si se permite que la respuesta inmunitaria madure a lo largo de unos meses, se obtiene un mayor efecto de la vacuna, por así decirlo, en la mejora de los anticuerpos».
Los planes para las vacunas de refuerzo fueron anunciados en agosto por ocho médicos importantes del gobierno que señalaron la clara evidencia de que la eficacia de la vacuna COVID-19 disminuye con el tiempo. La Administración Biden expuso entonces los planes para comenzar a administrar las vacunas de refuerzo a los estadounidenses con el objetivo de comenzar el 20 de septiembre.
El 17 de septiembre, un comité consultivo de la FDA votó 16 a 3 en contra de proporcionar el refuerzo a la mayoría de las personas, pero lo recomendó para los mayores de 65 años y quienes están en mayor riesgo. El comité de los CDC hizo una recomendación similar la semana pasada.
El proceso de aprobación tuvo algunas repercusiones. Dos altos cargos de la FDA, la Dra. Marion Gruber, directora de la Oficina de Investigación y Revisión de Vacunas de la FDA, y su adjunto, el Dr. Philip Krause, anunciaron a finales del mes pasado sus planes de abandonar la agencia en octubre y noviembre.
Ambos son coautores de un artículo publicado en la revista científica The Lancet en el que afirman que las vacunas de refuerzo solo pueden ser apropiadas para determinadas poblaciones de riesgo.
El artículo dice que «aunque los beneficios de la vacunación primaria contra el COVID-19 superan claramente los riesgos, podría haber riesgos si los refuerzos se introducen de forma generalizada demasiado pronto o con demasiada frecuencia, especialmente con vacunas que pueden tener efectos secundarios inmunomediados (…) Si el refuerzo innecesario provoca reacciones adversas significativas, podría haber implicaciones para la aceptación de las vacunas que van más allá de las vacunas contra el COVID-19. Por lo tanto,[la aplicación de] el refuerzo generalizado solo debería llevarse a cabo si hay pruebas claras de que es apropiado».
A principios de este mes, Biden emitió una orden ejecutiva que exige que todos los empleados federales reciban la vacuna y pide una nueva norma de la OSHA para multar a las empresas con más de 100 empleados a menos que exijan a sus trabajadores que se vacunen o se sometan a pruebas semanales de COVID-19.
Está previsto que Biden viaje a Chicago el miércoles para promover este plan y pedir a más empresas que establezcan la obligatoriedad de la vacuna.
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