Opinión
Falta una semana para las elecciones presidenciales de 2020 y uno de los candidatos parece haber desaparecido de la campaña.
El marcado contraste esta última semana entre las campañas nunca ha sido más evidente.
Joe Biden no tiene ningún acto de campaña previsto para esta última semana y está limitando sus apariciones públicas a entrevistas amistosas con los medios de comunicación y a un «mitin virtual» en vivo. Mientras tanto, el presidente Donald J. Trump asiste hasta a tres mítines al día en varios estados.
Es simplemente inaudito que un candidato a la Casa Blanca limite severamente sus apariciones en la campaña durante el último mes, pero esto es lo que Biden está haciendo. Recordemos que declaró que no realizaría declaraciones durante los cuatro días anteriores al último debate presidencial. El equipo de Biden también dijo que no haría declaraciones durante 12 días en septiembre, casi la mitad del mes.
Los estrategas políticos que usan la sabiduría convencional —como si algo de esta contienda 2020 fuera convencional— dirían que un candidato con una ventaja tan grande en las encuestas de los medios está haciendo la jugada inteligente manteniéndose mayormente alejado de la contienda, limitando la exposición a cualquier error de último minuto que pudiera cambiar las expectativas.
Es cierto que casi todos los encuestadores importantes le dan a Biden una ventaja dominante en este momento. Mientras escribo esto solo Rasmussen Reports le da a Trump una ventaja sobre Biden por un solo punto.
El problema aquí es que las encuestas que le dan a Biden estas ventajas son muy cuestionables.
El contraste entre el apoyo público masivo a Trump en numerosos eventos mientras Biden se las arregla para atraer solo a un puñado de personas es difícil de cuadrar con los números de las encuestas que afirman que Biden tiene una ola creciente de apoyo nacional detrás de él.
Si las encuestas de la prensa están equivocadas de nuevo…
Hay que recordar que muchas de estas mismas organizaciones de encuestas se equivocaron por completo con los resultados de 2016. Y parece que en lugar de aprender de los errores que supuso la derrota de Clinton a manos de Trump, los medios de comunicación han repetido los mismos errores.
En una entrevista reciente, el reconocido encuestador Frank Luntz declaró que si bien los principales equipos de sondeo pudieron sobrevivir al épico fracaso de 2016, equivocarse en las elecciones de 2020 también significaría el fin de la industria nacional de encuestas.
«Odio reconocerlo, porque esa es mi industria, al menos parcialmente, pero el público no tendrá fe. No tendrá confianza. En este momento, el mayor problema es el déficit de confianza», dijo Luntz a Bret Baier de Fox News. «Los encuestadores no hicieron un buen trabajo en 2016. Así que si Donald Trump sorprende a la gente, si Joe Biden tiene una ventaja de 5 o 6 puntos, mi profesión está acabada».
Luntz continuó diciendo: «Si los números resultan ser erróneos, si Donald Trump tiene razón y estos encuestadores se equivocan en esta contienda, entonces la gente como yo va a tener que encontrar una nueva profesión».
Como la temporada electoral ha pasado, el «Complejo de Medios del DNC [Comité Nacional Demócrata]» parece haber hecho lo que predije en marzo: prepararse para fallar en una tarea imposible.
Mientras se esforzaban por esconder e ignorar todas las señales de que el presidente estaba obteniendo apoyo nacional, los medios corporativos utilizaron informes de noticias sesgados y encuestas falsas para tratar de fabricar una falsa ola de apoyo popular detrás de alguien que puede ser uno de los políticos más corruptos que jamás haya tenido un cargo público.
Aunque los medios principales han dado lo mejor de sí para arrastrar a Biden hasta la línea de meta, la campaña deslucida del propio candidato, al igual que la ausencia reiterada de declaraciones, ha hecho que el trabajo de los medios sea mucho más difícil.
Las propias elecciones serán el veredicto del éxito de esta estrategia de los medios. No creo que haya funcionado, pero ya veremos.
Incluso las apariencias limitadas no están ayudando a Biden
Mientras Biden hace lo mejor por limitar sus apariciones públicas, no ayuda mucho. El domingo durante un evento de campaña virtual, Joe sufrió un momento senil donde visiblemente luchó por recordar contra quién se presentaba.
Joe Biden: «¿Qué clase de país vamos a ser? Cuatro años más de… de George… George… ah…»
Jill Biden: «Trump…»
Joe Biden: «Vamos a vernos [en una situación] donde, si Trump es elegido, vamos a estar en un mundo diferente».
Qué espectáculo tan terriblemente triste. Y los demócratas solo se pueden culpar a sí mismos por ello.
Al final y al cabo, la campaña de Biden nunca fue del todo real. Cuanto más tiempo pasaba, más deslucido y letárgico se volvía el equipo de Biden.
¿Se presentó Biden por lo que pasó en Ucrania?
El anciano Biden anunció su candidatura el 25 de abril de 2019, el mismo día en que su hijo Hunter renunció a la junta de la compañía de energía ucraniana Burisma, después de una inesperada y sorpresiva victoria de Volodymyr Zelensky sobre Petro Poroshenko en las elecciones presidenciales de Ucrania el 21 de abril. En retrospectiva, dado lo que sabemos ahora sobre los extensos negocios de la familia Biden en Ucrania con el gobierno de Poroshenko mientras Joe era vicepresidente, ciertamente comienza a parecer que el hecho de que Poroshenko fuera expulsado fue un evento desencadenante del anuncio de Biden y la renuncia de Hunter.
Las recientes revelaciones del presunto ordenador portátil abandonado de Hunter Biden sobre las supuestas actividades de la familia Biden en Ucrania —así como en Rusia y China— sin duda proporcionan algunas pruebas de esta teoría.
Bien podría ser que uno de los principales objetivos de Biden en su candidatura a la presidencia no fuera realmente ganar el puesto, sino darse a sí mismo y a su familia una cobertura política en caso de que la verdad sobre su supuesta corrupción saliera a la luz.
Si Biden pierde ante Trump, como creo que lo hará, entonces Donald J. Trump habrá jubilado tanto a los Clinton como a los Biden, dos de las familias políticas más supuestamente corruptas en la historia de los Estados Unidos.
Brian Cates es un escritor radicado en el sur de Texas y autor de «Nobody Asked For My Opinion …. But Here It Is Anyway!» (Nadie me pidió mi opinión… ¡pero aquí está de todos modos!) Se lo puede encontrar en Twitter en @drawandstrike.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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