El presidente Joe Biden dijo que promulgaría una ley marco sobre el control de armas y urgió al Congreso a aprobar el proyecto legislativo el domingo.
La proyecto de ley, que cuenta con el respaldo de 10 senadores republicanos, eliminaría la compra de armas de fuego por encargo, financiaría recursos de salud mental para las familias y los niños, mejoraría la protección de las víctimas de la violencia doméstica y aumentaría los fondos para la seguridad escolar y las iniciativas en torno a la salud mental.
En particular, el proyecto incluye la llamada disposición de la bandera roja y permite «recursos a los estados y a las tribus para crear y administrar leyes que ayuden a asegurar que las armas mortales se mantengan fuera de las manos de los individuos que un tribunal ha determinado que son un peligro significativo para ellos mismos o para otros», según un comunicado de prensa el domingo.
«Quiero agradecer al senador Chris Murphy y a los miembros de su grupo bipartidista —especialmente a los senadores [John] Cornyn, [Kyrsten] Sinema y [Thom] Tillis— por su incansable trabajo para producir esta propuesta», dijo Biden en una declaración tras el anuncio del domingo.
Biden, sin embargo, declaró que el proyecto de ley «no hace todo lo que creo que se necesita» sobre el control de armas, «pero refleja pasos importantes en la dirección correcta y sería la legislación de seguridad de armas más significativa que se apruebe en el Congreso en décadas».
En los últimos días, el presidente declaró públicamente que apoyaría proyectos de ley que prohíban los cargadores de 10 cartuchos o más —que son muy comunes y los poseen millones de estadounidenses— y las llamadas «armas de asalto», un término que algunos republicanos han dicho que no está claramente definido y es intencionadamente vago. Algunos demócratas han pedido que se prohíban todos los rifles semiautomáticos, que han denominado «armas de asalto» y no solo las armas como el AR-15.
Un estudio muy citado (pdf) publicado por el Departamento de Justicia descubrió que las «armas de asalto» se utilizaron «raramente» en los delitos con armas de fuego, pero concluyó que la prohibición de 1994 sobre ellas podría haber tenido un mayor impacto si hubiera permanecido en vigor después de 2004.
La oleada de medidas legislativas surgió después de varios tiroteos masivos de gran repercusión en Nueva York y Buffalo. Un gran número de republicanos criticó a algunos de los senadores del GOP por negociar con los demócratas un proyecto de ley de control de armas y dijo que están capitulando ante una campaña de presión que se está llevando a cabo tras esos tiroteos.
«Una ley federal de bandera roja crearía millones de ciudadanos de segunda clase», escribió el representante Thomas Massie (R-Ky.) en Twitter. «No detendría a los tiradores masivos sino privaría a millones de estadounidenses del debido proceso y de sus derechos de la Segunda Enmienda».
La semana pasada, el senador Murphy (Conn.) sugirió que Biden se mantuviera al margen de los intentos de negociación de los senadores.
«No vamos a poner sobre la mesa una legislación que prohíba las armas de asalto o que apruebe controles exhaustivos de antecedentes», declaró Murphy a CNN el mes pasado. «Ahora mismo, la gente de este país quiere que avancemos, simplemente no quieren que el statu quo continúe durante otros 30 años», añadió el senador sin dar más detalles.
Los senadores Mitt Romney (Utah), Lindsey Graham (S.C.), John Cornyn (Texas), Thom Tillis (N.C.), Richard Burr (N.C.), Roy Blunt (R-Mo.), Bill Cassidy (La.), Susan Collins (Maine), Rob Portman (Ohio) y Pat Toomey (Pa.) fueron algunos de los republicanos que respaldaron el proyecto de ley. Varios demócratas también anunciaron su apoyo, entre ellos Murphy y los senadores Richard Blumenthal (Conn.), Corey Booker (N.J.), Kyrsten Sinema (Ariz.), Mark Kelly (Ariz.), Chris Coons (Del.), Martin Heinrich (N.M.), Joe Manchin (W.Va.) y Debbie Stabenow (Mich.). El senador Angus King (I-Mich.) también señaló su apoyo a la legislatura.
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