El presidente Joe Biden se detuvo en Charlotte, Carolina del Norte, el 2 de mayo para presentar sus respetos a los agentes policiales que murieron y resultaron heridos en acto de servicio a principios de esta semana en lo que se ha calificado como el día más mortífero para las fuerzas del orden público de Estados Unidos en un solo incidente en ocho años.
«Estamos de luto por los héroes caídos y por sus seres queridos», dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, a los periodistas en el vuelo desde Washington. «También oramos por la recuperación de los valientes agentes que resultaron heridos».
Al bajar del Air Force One en el aeropuerto internacional Charlotte Douglas, el presidente fue recibido por un grupo de bienvenida que incluía a la alcaldesa de Charlotte, Vi Lyles, el gobernador demócrata de Carolina del Norte, Roy Cooper, el jefe de policía de Charlotte-Mecklenburg, Johnny Jennings, y el director del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos, Ronald Davis.
A continuación, el presidente se reunió en privado durante algo más de una hora con las familias de los agentes caídos, los agentes heridos en recuperación y sus familias, así como con otros oficiales de las fuerzas del orden y cargos electos. Las reuniones se celebraron en la base de la Guardia Nacional Aérea de Carolina del Norte del Ala 145 de Transporte Aéreo, en el aeropuerto internacional Charlotte Douglas.
El presidente Biden regresó al Air Force One sin hablar con los miembros de la prensa. Partió hacia Wilmington, Carolina del Norte, donde tenía previsto pronunciar un discurso sobre su «programa Invertir en América».
«Cuando un agente policial se pone el escudo por la mañana y sale por la puerta, sus familiares temen la llamada telefónica, la misma llamada que se produjo hoy», dijo el presidente Biden en una declaración hecha pública el 29 de abril. «Es como perder un pedazo de su alma. A las familias de los que hemos perdido: Jill y yo, y todos los estadounidenses, estamos aquí para vosotros y siempre estaremos aquí para vosotros».
El 29 de abril, ocho agentes policiales resultaron heridos de bala en un tiroteo en una vivienda de Charlotte tras un intento de la U.S. Marshals Fugitive Task Force de entregar una orden de detención a Terry Clark Hughes Jr, de 39 años, buscado por posesión de un arma de fuego de un exdelincuente y por huir para eludir, según el jefe Jennings.
Cuatro personas sucumbieron ante sus heridas: Sam Poloche y William Elliott, del Departamento Correccional de Adultos de Carolina del Norte, el agente Joshua Eyer, de Charlotte-Mecklenburg, y el ayudante del U.S. Marshal Thomas Weeks. El presidente los describió como «héroes que hicieron el máximo sacrificio, corriendo hacia el peligro para protegernos».
Según The Associated Press, el 29 de abril se convirtió en el día más mortífero para las fuerzas del orden estadounidenses en un solo incidente desde 2016, cuando un francotirador mató a cinco agentes durante una protesta. El alguacil Weeks fue el primer alguacil asesinado en el cumplimiento de su deber desde que el alguacil Chase White fuera baleado en Tucson, Arizona, por un hombre buscado por acosar a las fuerzas del orden locales en noviembre de 2018.
El sospechoso —el señor Hughes Jr, que era buscado en el condado de Lincoln, Carolina del Norte— fue abatido a tiros en el patio delantero.
En el lugar de los hechos se encontraron un rifle semiautomático AR-15, un revólver del calibre 40 y más de 100 cartuchos usados, según el jefe de la policía. Al menos 12 agentes dispararon armas de fuego, y no estaba claro cuántos disparos efectuó el sospechoso.
El jefe Jennings señaló que un AR-15 puede penetrar los chalecos antibalas tradicionales, y que los agentes estaban en desventaja porque el sospechoso «disparaba desde arriba», y ellos tuvieron que devolver el fuego desde una posición más baja.
El presidente Biden, en su declaración, pidió que se hiciera más para proteger a los agentes del orden y tomar medidas adicionales «para combatir el azote de la violencia armada».
También aprovechó el momento para reiterar su llamado al Congreso para un mayor control de las armas.
«Los líderes del Congreso tienen que dar un paso adelante para que prohibamos las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad, exijamos el almacenamiento seguro de las armas y aprobemos controles universales de antecedentes y una ley nacional de bandera roja», dijo el presidente Biden. «Ya es suficiente».
Con información de The Associated Press.
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