«Bienvenida a casa»: Experiencia cercana a la muerte reaviva la fe de una atea

Por MARIA HAN
24 de junio de 2023 9:56 PM Actualizado: 24 de junio de 2023 9:56 PM

Nancy Rynes vivió su vida creyendo solo en lo material, en la que Dios no existía porque no veía pruebas de su existencia. Temía a la muerte, hasta que una experiencia cercana a la muerte la envolvió en amor y la cambió para siempre.

«Hace unos dos años y medio, yo era atea», dijo Nancy Rynes en un video grabado en una conferencia de la Asociación Internacional de Estudios sobre experiencias cercanas a la Muerte de 2016.

Fue criada como católica, pero en su adolescencia se apartó de esa fe por diversas razones. «Cuando entré a la universidad, estudié  geología y arqueología, que son ciencias muy físicas. Me di cuenta de que si no podía verlo, medirlo o tocarlo, no existía. Para mí, Dios no existía», comentó Rynes.

Un horrible accidente

Una mañana de enero en Colorado, Rynes andaba en bicicleta cuando fue atropellada por un vehículo cuyo conductor iba conduciendo y enviando mensajes de texto. La camioneta la arrastró una distancia considerable.

«Me percaté de que recordaba perfectamente cada milésima de segundo del accidente», afirmó.

Rynes describió su primera experiencia cercana a la muerte: «En medio del accidente, me di cuenta de que mi conciencia se separaba de mi cuerpo… Mi yo superior o mi alma se separó de mi cuerpo y presenció todo el accidente desde la distancia. Pero lo interesante es que yo seguía consciente en mi cuerpo humano».

Rynes resultó con graves lesiones en la columna vertebral, conmoción cerebral, costillas rotas, fisura en el esternón y la clavícula rota, pero afortunadamente ninguna lesión en sus órganos internos.

«Ni siquiera sé si los médicos pudieron contar el número de huesos rotos», dijo.

Para que Rynes pudiera volver a caminar, los médicos tuvieron que operarla de la columna. Durante la cirugía, su cuerpo reaccionó de forma extraña a la anestesia. Su corazón se detuvo, dejó de respirar y su presión arterial bajó a cero.

«Me enteré más tarde por mis médicos. En aquel momento no lo confesaron», dijo Rynes.

Un «hermoso prado»

«Esperaba irme a ese lugar gris de la nada al que todos vamos cuando nos operan. Puede que te despiertes en la sala de recuperación y todo esté bien. Pero yo me desperté en un hermoso prado rodeado de montañas, con unas nubes preciosas en el cielo y una cálida luz plateada a mi alrededor», explicó Rynes.

«Mi primer pensamiento fue: ‘¿Cómo es que estoy aquí? No creo en ti. No creo que esto pueda ser para mí porque soy atea. Y la respuesta que recibí fue: ‘Eres mi hija. Bienvenida a casa'».

Para alguien que había renunciado a su fe en Dios, recibir ese tipo de amor sin límites era casi inconcebible. Es difícil para los humanos aceptar la traición, dijo Rynes, pero esta presencia divina me recibió con los brazos abiertos.

«El hecho de que la presencia divina pudiera aceptarme de nuevo sin dudarlo, con tanto amor y compasión, fue asombroso para mí».

Sintió que la habían acogido en su hogar y se dio cuenta de que todo lo que había creído de adulta estaba equivocado.

Por un momento estuvo sola, pero después una entidad femenina que irradiaba compasión, se acercó a ella. Rynes comprendió que esta entidad iba a ser su guía durante el resto del viaje.

«Me dio la bienvenida a casa. Y tuve la impresión de que la conocía desde hacía mucho tiempo. Y fue tan conmovedor que probablemente pasé los primeros 10 ó 20 minutos con ella llorando y sollozando. No podía creer que estuviera aquí. Pensaba que, como católica, acabaría en el infierno por ser atea, y aquí estaba, en este hermoso, amoroso y pacífico lugar», contó Rynes.

La entidad femenina la llevó a un recorrido que pareció durar meses. Visitaron muchos lugares hermosos. Visitaron un estanque donde Rynes repasó la mayor parte de su vida. Mientras visitaban diversos lugares, el ser le enseñaba a Rynes diferentes cosas.

«Me dijo: ‘Quiero que entiendas cómo llevar todo esto a tu vida en la Tierra’. Porque el objetivo de todo esto era que yo trajera el cielo a mi propia vida y a las vidas de las personas que me rodeaban y a cualquiera que quisiera escuchar».

Rynes respondió que de ninguna manera iba a volver.

«Hice un berrinche cuando me iba a enviar de vuelta», recordó.

El ser le respondió que tenía que volver, pero antes que lo hiciera, sería sanada.

«Así que puso sus manos en diferentes partes de mi cuerpo espiritual y realmente no sentí nada excepto su tacto. Pero más tarde, durante mi recuperación, no tuve dolor en esas áreas. No me dolía la clavícula. Y me han dicho que duelen mucho cuando se quiebre. Tampoco tuve dolor en mi tórax y tenía cinco costillas rotas. Tuve una fisura, aquí arriba en la pelvis. Nunca tuve dolor ahí», aseguró.

Aceptando una nueva realidad

Durante los primeros meses después de regresar a su cuerpo, simplemente disfrutaba de los rayos del amor que sentía.

«Estaba en un estado de éxtasis. Todo era genial. Quería a todo el mundo. Quería a todas las enfermeras que venían. Estaba agradecida por estar aquí y podía sentir el amor divino por todo el hospital. Me quedé allí tendida y me bañaba en él», recordó Rynes.

Otro cambio que notó fue que ya no tenía miedo a la muerte.

Su encuentro con los seres divinos la había cambiado hasta un punto sin retorno. Renunció a su trabajo en una empresa de defensa. No podía seguir fabricando armas.

Recordó que en su encuentro con el ser divino, se le dijo que trajera el cielo a su propia vida, así como a cualquiera que la escuchara.

Dejar ir y abrazar el amor

Después de su experiencia cercana a la muerte, Rynes afirma que aún podía hablar con el ser divino que conoció, al que Rynes se refiere como su guía y quien le dijo: «Ve amor, siente amor, sé amor».

Rynes adquirió el hábito de buscar la bondad y alimentar esa bondad para que se extendiera aún más.

Se dio cuenta de que a través de pequeños pasos como este, aprendió a renunciar al control de su vida al que antes se había aferrado tan desesperadamente.

«Finalmente dijo: ‘Sabes qué, Dios, creo que eres más inteligente que yo. Y voy a dejar que te hagas cargo y guíes mi vida'».

Nancy se ha tomado en serio su misión. Es autora de «Awakenings from the Light: 12 Life Lessons from a Near Death Experience» (Despertares de la luz: 12 lecciones de vida a partir de una experiencia cercana a la muerte). La artista y escritora de Colorado es una conocida oradora, ha aparecido en el programa Today Show de NBC y en la serie de Netflix «Surviving Death.»


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