Estados Unidos no buscará desvincular su economía de China, según el secretario de Estado Antony Blinken, quien dio a conocer la estrategia de la administración Biden hacia China el 26 de mayo.
“Estados Unidos no quiere separar la economía de China de la nuestra o de la economía global”, dijo Blinken. “Aunque Beijing, a través de su retórica, persigue la desvinculación asimétrica, buscando hacer que China sea menos dependiente del mundo y el mundo más dependiente de China”.
“La competencia no tiene por qué conducir al conflicto. Nosotros no lo buscamos. Trabajaremos para evitarlo. Pero defenderemos nuestros intereses contra cualquier amenaza”.
Blinken describió la estrategia de la administración ante la Sociedad de Asia en la Universidad George Washington y dijo que Estados Unidos no interferiría con el ascenso de China al estatus de gran potencia, pero buscaría garantizar que China y su régimen comunista gobernante se adhirieran a las reglas y normas internacionales que lo ayudaron a alcanzar el estatus de superpotencia.
Es probable que la estrategia sea considerada insuficiente por los observadores de China en el Congreso, quienes creen que separar las dos economías, o al menos el flujo de tecnologías vitales entre ellas, es vital para que Estados Unidos combata adecuadamente la estrategia del régimen comunista de guerra híbrida sin restricciones.
Blinken reconoció que China se había vuelto cada vez más agresiva desde el ascenso del secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, en 2012, pero dijo que Estados Unidos trabajaría para garantizar que el ambiente estratégico en torno a China fuera favorable para Estados Unidos en lugar de confrontar a la nación directamente.
“Bajo el presidente Xi, el gobierno del Partido Comunista Chino se ha vuelto más represivo en casa y más agresivo en el extranjero”, dijo Blinken.
“No podemos confiar en que Beijing cambie su trayectoria. Así que daremos forma al ambiente estratégico en torno a Beijing para avanzar en nuestra visión de un sistema internacional abierto e inclusivo”.
La administración del presidente Joe Biden ha continuado en gran medida con muchas de las políticas duras del expresidente Donald Trump contra China, incluidos los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos, y ha buscado lazos económicos y de seguridad más estrechos con las naciones del Indo-Pacífico en un esfuerzo por frenar la influencia del PCCh. Pero la administración Biden también ha sido criticada por no tomar medidas más enérgicas para combatir el espionaje industrial desenfrenado, la agresión militar, y los abusos contra los derechos humanos del régimen.
Blinken dijo que Estados Unidos seguiría enérgicamente una estrategia que denominó: “El Modelo Estadounidense”, que definió simplemente como “Invertir. Alinear. Competir».
Bajo este modelo, Estados Unidos invertirá en sus aliados, se alineará con socios de mentalidad democrática, y buscará superar a China dentro del contexto más amplio del orden internacional basado en reglas.
Con ese fin, Blinken dijo que Estados Unidos tendría que contrarrestar el aparato estatal represivo del régimen de China demostrando la validez del liberalismo internacional, que dijo que no se basaba en «valores occidentales», sino en «aspiraciones globales».
“No buscamos transformar el sistema político de China”, dijo Biden. “Nuestra tarea es demostrar una vez más que la democracia puede enfrentar los desafíos emergentes, crear oportunidades y promover la dignidad humana. Que el futuro es de quienes creen en la libertad.”
“No se trata de obligar a los países a elegir, sino de darles una opción”.
Blinken mencionó específicamente la decisión de Beijing de participar en una asociación «sin límites» con Rusia en el período previo a la invasión de Ucrania, así como los intentos unilaterales del PCCh de aprovechar la guerra económica contra Taiwán y Australia para aislarlos del orden mundial.
Dijo que el propósito del orden internacional no era obligar a ninguna nación a actuar de una manera, sino permitirles “escribir su propio futuro como iguales soberanos”.
Blinken dijo además que el PCCh estaba explotando la “sociedad abierta” de Estados Unidos mediante el uso de sus plataformas de redes sociales y tradicionales para “difundir propaganda y desinformación” al mismo tiempo que prohibía que plataformas estadounidenses como Twitter operaran en China.
“Esta falta de reciprocidad es inaceptable e insostenible”, dijo Blinken.
A fin de cuentas, Blinken dijo que era la misión de Estados Unidos defender las reglas y normas internacionales que hacían posible la paz y la convivencia internacionales, pero que estaba dentro del poder del PCCh desafiar ese orden. Como tal, dijo, los dos tendrían que enfrentarse como estaban.
“China es el único país que tiene la intención tanto de reformar el orden internacional y, cada vez más, el poder económico, diplomático, militar y tecnológico; como de hacerlo”, dijo Blinken.
“En pocas palabras, Estados Unidos y China tienen que tratar entre sí en el futuro previsible”.
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