Boeing acordó recomprar Spirit AeroSystems por 4700 millones de dólares en acciones y Airbus decidió hacerse cargo de las deficientes actividades del proveedor en Europa a cambio de cientos de millones de dólares de compensación tras meses de conversaciones.
La independencia de casi dos décadas de la mayor empresa independiente de aeroestructuras del mundo terminó en una ruptura entre sus principales clientes después de que la última crisis del Boeing 737 MAX, provocada por el reventón de un tapón de puerta en pleno vuelo en enero, sacara a relucir las dudas sobre la resistencia de la fabricación de fuselajes.
Boeing, que escindió Spirit en 2005, dijo que recompraría su antigua filial por unos 37.25 dólares por acción, lo que le daría un valor de empresa de 8300 millones de dólares, incluida la deuda.
«La unión de Spirit y Boeing permitirá una mayor integración de las capacidades de fabricación e ingeniería de ambas compañías, incluidos los sistemas de seguridad y calidad», declaró en un comunicado Pat Shanahan, consejero delegado de Spirit.
Las acciones de Spirit subieron un 8 por ciento en las operaciones previas a la apertura del mercado, mientras que las de Boeing cayeron algo menos de un 1 por ciento.
La compañía con sede en Wichita, Kansas, dijo que el acuerdo ofrecía una prima del 30 por ciento respecto al día anterior en que Boeing y Spirit anunciaron conversaciones para que el proveedor en dificultades volviera a la compañía el 1 de marzo.
Boeing lleva tiempo sopesando la posibilidad de recomprar su antigua filial, que, según los analistas, tuvo dificultades para prosperar de forma independiente a pesar de diversificarse y trabajar para la europea Airbus y otras empresas.
La decisión se produjo en un momento en que Boeing trata de resolver una crisis empresarial e industrial que afecta a uno de los principales proveedores del sector.
Boeing está intentando superar meses de dificultades provocadas por el reventón el 5 de enero de un tapón de la puerta de un avión 737 MAX 9 prácticamente nuevo de Alaska Airlines, que puso de manifiesto problemas de calidad.
Estos problemas provocaron una importante ralentización de la producción de Boeing, que afectó a todo el sector de la aviación comercial.
El fabricante de aviones estadounidense también anunció la salida prevista del CEO Dave Calhoun a raíz de la crisis, y los ejecutivos y analistas del sector apuntan a Shanahan, de Spirit y antiguo alto ejecutivo de Boeing, como uno de los posibles sustitutos.
No estaba claro cuánto tiempo estaría vinculado a Spirit, ya que el acuerdo con Boeing no se cerrará hasta mediados de 2025.
En una nota a los inversores, el analista de Bernstein Douglas Harned dijo que el acuerdo «debería añadir claridad… potencialmente para que la atención del consejo de Boeing se traslade a la decisión sobre el próximo CEO».
Acuerdo con Airbus
Spirit, el fabricante del tapón de la puerta, había sido separado de Boeing en una serie de movimientos que, según los críticos, eran emblemáticos de un enfoque centrado en la reducción de costos por encima de la calidad.
Boeing tomó la decisión de recomprar Spirit tras la explosión del tapón de la puerta, en lo que describió como un esfuerzo por resolver sus problemas de seguridad y apuntalar su línea de producción.
Ello suscitó dudas sobre el futuro del trabajo que Spirit realiza para Airbus, archirrival de Boeing, lo que llevó al CEO del gigante europeo a advertir en abril que estaba dispuesto, en caso necesario, a vetar los cambios en el control de las plantas relacionadas con Airbus.
El lunes, Airbus dijo que se haría cargo de las actividades principales de cuatro plantas del proveedor en Estados Unidos, Irlanda del Norte, Francia y Marruecos.
Las acciones de Airbus subieron alrededor de un 2 por ciento en la mañana del lunes.
Airbus dijo que recibiría USD 559 millones en compensación de Spirit, dependiendo de los contornos finales del acuerdo, mientras que pagaría al proveedor la cantidad simbólica de 1 dólar al proveedor por los activos.
Esta decisión coincide con la que tomó en 2018 al comprar a Bombardier el programa de pequeño reactor CSeries, de diseño canadiense, por solo un dólar. Más tarde rebautizó el avión como A220.
Hasta la última reorganización, Airbus no había previsto tomar el control de la deficitaria fabricación de alas del A220 llevada a cabo en Belfast, que Spirit compró a Bombardier en 2019.
Spirit dijo que planeaba vender las operaciones en Prestwick, Escocia, y en Subang, Malasia, que apoyan los programas de Airbus y las de Belfast que no apoyan los programas de Airbus.
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