Las elecciones presidenciales de Brasil se dirigen a una segunda vuelta a fines de este mes, después de que ninguno de los dos principales candidatos del país consiguiera este domingo el apoyo suficiente para reclamar una victoria absoluta.
La autoridad electoral brasileña anunció el domingo que la segunda ronda de votaciones era matemáticamente una certeza.
El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, un exmandatario de izquierda, fue el más votado en la elección del domingo, según las autoridades electorales, pero no alcanzó a sumar más del 50 por ciento de los votos válidos necesarios para evitar una segunda vuelta contra el actual presidente conservador, Jair Bolsonaro.
Con el 99.7 por ciento de los votos escrutados en la elección del domingo, Lula da Silva quedó al frente con el 48.4 por ciento de las preferencias, mientras que Bolsonaro obtuvo el 43.3 por ciento, marcando una carrera muy reñida.
Ambos se enfrentarán en una segunda vuelta prevista para el 30 de octubre.
Otros nueve candidatos también compitieron en las elecciones, pero tanto da Silva, de 76 años, como Bolsonaro, de 67, obtuvieron el mayor apoyo en la contienda que determinará quién dirigirá el país durante los próximos cuatro años.
Las encuestas vuelven a equivocarse
Los resultados fueron una sorpresa para muchos, dado que las encuestas previas a las elecciones mostraban que Luiz Inácio Lula da Silva llevaba una fuerte ventaja.
La última encuesta publicada el sábado por Datafolha, el instituto de sondeos del Grupo Folha, preveía que da Silva obtendría el 50 por ciento de los votos frente al 36 por ciento de Bolsonaro.
Esa encuesta entrevistó a 12,800 personas en 310 ciudades y reportó un margen de error de más o menos 2 puntos porcentuales.
«Es demasiado pronto para profundizar, pero esta elección muestra que la victoria de Bolsonaro en 2018 no fue un desliz», dijo Carlos Melo, profesor de ciencias políticas en la Universidad Insper de Sao Paulo.
Bolsonaro obtuvo mejores resultados en la región sureste de Brasil, que incluye los populosos estados de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais, según Rafael Cortez, quien supervisa los riesgos políticos en la consultora Tendencias Consultoria.
«Las encuestas no reflejan ese crecimiento», dijo Cortez.
Da Silva y su Partido de los Trabajadores estuvieron al frente de Brasil durante dos mandatos, entre los años 2003 y 2010, durante los cuales instauró políticas para subvencionar los precios de la electricidad y los alimentos, y transfería dinero en efectivo a los pobres. Su legado fue ampliado por la expresidenta del Partido de los Trabajadores, Dilma Rousseff.
Sin embargo, da Silva fue inhabilitado en 2018 para volver al poder tras ser condenado por cargos de lavado de dinero y corrupción relacionada con la empresa estatal de petróleo y gas, Petrobrás. Después de una investigación fue encarcelado por 12 años.
Tras pasar 580 días entre rejas, la condena de da Silva fue anulada por la Corte Suprema cuando siete de los once jueces decidieron que debía ser juzgado en su estado de residencia, en lugar del estado en el que se le acusó. Todavía tiene que volver a ser juzgado por los cargos.
Bolsonaro, excapitán del ejército, diputado y líder del Partido Social Liberal, llegó al poder hace cuatro años a través de una coalición conservadora que incluía a cristianos evangélicos, defensores de las armas y otros.
Bolsonaro promete defender los valores familiares
Bolsonaro prometió defender los valores familiares tradicionales, proteger al país de las políticas de izquierda y reducir la presión fiscal para estimular la economía. Apodado por algunos como el «Trump de Brasil», Bolsonaro ha manifestado su admiración por el expresidente estadounidense.
Bolsonaro también ha cuestionado el sistema de voto electrónico de Brasil, por considerarlo más vulnerable al fraude que las papeletas de papel.
A pesar de los ajustadísimos resultados del domingo, Lula Da Silva acudió a Twitter, donde prometió seguir haciendo una furiosa campaña por todo el país para ganar las elecciones.
«A partir de mañana, estaremos en campaña. No descansemos. Vamos a hablar con nuestros adversarios, con nuestros amigos. Somos la mejor solución para resolver la vida del pueblo brasileño. Buenas noches y hasta mañana», escribió Lula.
Bolsonaro emitió una retórica similar.
«Sabemos el tamaño de nuestra responsabilidad y los desafíos que vamos a enfrentar. Así que sabemos a dónde queremos llegar y cómo lo haremos. Por la gracia de Dios, nunca he perdido una elección y sé que no será ahora, cuando la libertad de todo Brasil depende de nosotros», dijo el presidente en Twitter.
Con información de Reuters y The Associated Press
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