Más ciudades chinas informaron sobre nuevos casos de virus del PCCh durante el fin de semana y las autoridades anunciaron aplicar a cada una la modalidad de «tiempo de guerra».
«En la actualidad, la epidemia en nuestro país entró en la etapa de ‘brote en múltiples puntos’ (…) Más de 20 brotes epidémicos ocurrieron en diferentes regiones», escribió Zhang Boli, miembro de la Academia China de Ingeniería y presidente de la Universidad de Medicina Tradicional China de Tianjin, en su artículo publicado en el diario estatal Health Times, el 19 de diciembre.
Algunos habitantes de la capital Beijing y de la ciudad sudoccidental de Chengdu declararon en entrevistas al periódico chino Epoch Times que habían oído hablar de más casos diagnosticados de los que las autoridades habían anunciado. Ellos se mostraron escépticos ante el relato oficial.
Otros se quejaron de que las políticas de cierre eran demasiado restrictivas y les causaban un grave estrés mental.
El 20 de diciembre, la Comisión Nacional de Salud de China anunció más casos en las regiones del norte de la ciudad de Dalian, la provincia de Liaoning y la provincia de Heilongjiang.
El periódico estatal Beijing Youth también informó más detalles sobre pacientes recién diagnosticados con COVID-19.
El brote en Beijing provino de un varón de 27 años originario de la provincia de Jilin, en el noreste de China, según las autoridades.
El hombre llegó a Beijing a través de Hong Kong. Dio negativo mientras estuvo confinado durante 14 días en un centro de cuarentena. Pero después de que se fue, empezó a tener fiebre y diarrea.
Los siguientes pacientes son las camareras de un restaurante de albóndigas que el hombre visitó.
Después de salir de la cuarentena se registró en el Hotel Hanting en el distrito de Chaoyang.
El Sr. Li, que opera un taller de carrocería cerca del Hotel Hanting dijo a Epoch Times que las autoridades habían cerrado su taller desde el 15 de diciembre y que el hotel estaba totalmente sellado con una pared de hierro.
Además escuchó que el hombre de Jilin había propagado el virus a otro hombre mientras estaba en el vecindario.
«El [área] Dashanzi fue cerrada [después de que el segundo hombre fue diagnosticado]. Todos los residentes fueron puestos en cuarentena en sus casas y se les hicieron pruebas de ácido nucleico», dijo Li, añadiendo que la zona albergaba a miles de personas.
El caso que Li mencionó no fue anunciado por las autoridades. The Epoch Times no pudo verificar la información de forma independiente.
El sábado, el distrito de Changping en Beijing comenzó a hacer pruebas a los residentes porque una de las camareras diagnosticadas visitó el distrito antes de ser puesta en cuarentena.
El distrito de Shijingshan en Beijing, donde no hay casos oficialmente diagnosticados, ni indicación de que los pacientes lo hubieran visitado recientemente, anunció el sábado que entró en estado de «tiempo de guerra».
Esta es la primera vez que un gobierno local anuncia «tiempo de guerra» sin confirmar públicamente las infecciones.
En la ciudad de Dalian, los estantes de los supermercados fueron vaciados después que las autoridades confirmaran nuevos casos en los últimos días.
«Pan, salchichas, leche, fideos instantáneos… ¡todo vendido!», dijo el dueño de un restaurante que dio el seudónimo de Fang Jun. «Este año es muy difícil para nosotros. Solo tenemos un objetivo: ¡sobrevivir!»
Otras ciudades de la cercana provincia de Heilongjiang, Dongning y Suifenhe, continuaron registrando nuevos casos.
Mientras tanto, las ciudades de Guangzhou, Shenzhen y Dongguan en el sur de la provincia de Guangdong también anunciaron nuevos brotes.
A su vez la ciudad de Huzhou, en la parte oriental de la provincia de Zhejiang, y la ciudad de Tangshan, en la parte septentrional de la provincia de Hebei, dijeron que habían observado «casos sospechosos» durante el fin de semana.
En la ciudad sudoccidental de Chengdu, los lugareños dijeron a Epoch Times que no confiaban en los anuncios del régimen y se sentían frustrados por la política de cuarentena.
«Nosotros, 2000 aldeanos, estamos encerrados dentro de nuestras casas. S0lo se nos permite salir de nuestra puerta una vez al día. Nadie nos dijo cuánto tiempo estaríamos encerrados dentro. ¿Cómo podemos vivir?… Estamos muy enojados. Ningún oficial nos está cuidando», dijo He Fang (seudónimo).
Además se quejó de que toda la comida se ha vuelto muy cara y la gente no podía ganar un ingreso debido al encierro.
Otro residente de Chengdu que no está bajo la política de cierre ya que vive en una zona de «bajo riesgo», dijo que aún así se le impidió visitar la ciudad de Xi’an. El residente contó que se hizo las pruebas de COVID-19, obtuvo resultados negativos, y luego compró un billete de tren.
Pero al llegar al andén de Xi’an, las autoridades le impidieron salir de la estación de tren.
«No había solución y tuve que tomar otro tren y volver», dijo.
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