La Agencia Tributaria, la Guardia Civil y la Policía han desarticulado en España y Austria un entramado criminal dedicado a la producción, elaboración y distribución internacional de nuevas sustancias psicoactivas y al blanqueo de capitales principalmente a través de criptomonedas como ‘bitcoin’.
La droga era vendida a través de internet, según un comunicado de la Agencia Tributaria sobre esta operación denominada Dryer, en el marco de la cual han sido incautados más de 100 tipos de nuevas sustancias psicoactivas en dos laboratorios de Granada y Valencia que pasaron 112 kilos y cuyo valor en el mercado supera los 12 millones de euros.
También han sido intervenidos 4,5 millones de euros en ‘bitcoins’, ‘iota’ y ‘lumen’, lo que supone una de las mayores recuperaciones de criptomoneda en Europa, y cerca de 800.000 dosis de LSD, la mayor aprehensión de este tipo de droga y derivados en el ámbito de la Unión Europea, según la Agencia Tributaria.
La investigación comenzó en 2015 después de que la Policía alemana interceptara en Hof (Baviera) un paquete que contenía varios tipos de estas sustancias.
El envío apuntaba a la existencia de una estructura delictiva en la provincia de Granada dado que procedía de un apartado de correos del municipio granadino de Ogíjares desde donde, según averiguaron los investigadores, se habían remitido a más de un centenar de países paquetes y sobres con estupefacientes camuflados como otros productos legales como aditivos para el cemento o contra la humedad.
Tras este entramado se escondía un amplio conglomerado de empresas y sociedades en varios países, algunas de ellas «offshore», cuyo objeto era el de dar una apariencia de legalidad a esta actividad y blanquear los beneficios obtenidos de la misma.
La organización, que llevaba operando en España desde 2012, importaba inicialmente la materia prima para la producción de las sustancias psicoactivas desde países asiáticos, sobre todo China.
Sin embargo, un cambio de regulación legal y un endurecimiento de las penas en estos países hizo que la organización modificara la forma de proveerse de estas sustancias, por lo que instaló un laboratorio en Amsterdam, donde producían la droga, para lo que contrataron a dos ingenieros químicos y adquirieron material científico por valor de más de 200.000 euros como reactores de síntesis, cromatógrafos o máquinas trituradoras de piedra.
Desde este laboratorio se diseñaban y producían las sustancias estupefacientes, que eran derivadas luego a otros dos laboratorios instalados en Alhendín (Granada) y La Pobla de Vallbona (Valencia) que estaban directamente gestionados por la organización y en los que se llevaba a cabo el tratamiento final al producto, envasado y distribución al consumidor final.
La oferta de las sustancias se realizaba exclusivamente a través de páginas web cuyo acceso estaba restringido a usuarios invitados previamente que eran redireccionados desde foros especializados y que, normalmente, operaban bajo el amparo de la «deep web» o internet profunda.
El pago se realizaba a través de plataformas virtuales y se ingresaban en cuentas bancarias vinculadas a sociedades de la organización, o mediante transferencias de criptomonedas.
La operación ha conllevado registros simultáneos en localidades de Granada, Valencia, Madrid y Seitzersdorf (Austria) que dieron como resultado la detención de los ocho integrantes de la organización, de nacionalidad española, austríaca y francesa, y el desmantelamiento de dos laboratorios.
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