California y EE. UU. se tiñen de rojo, blanco y azul

Por Christian Milord
26 de noviembre de 2024 6:15 PM Actualizado: 26 de noviembre de 2024 6:15 PM

Opinión

En las elecciones de mitad de mandato o nacionales, algunos estados tienden al azul, demócrata, o al rojo, republicano, para miembros del Congreso, gobernadores o el presidente. En lugar de hacer que un estado se vuelva azul, morado o rojo, ¿cómo podemos hacer que California y el resto de Los Estados Unidos se vuelvan rojos, blancos y azules?

En primer lugar, asegurar la frontera sur con más personal de la Patrulla Fronteriza, junto con la finalización de las barreras físicas y virtuales a la entrada ilegal. La gente que desee inmigrar debe respetar las leyes de este país y seguir un proceso legal. Además, la inmigración legal podría agilizarse para quienes entienden el significado de la libertad ordenada. La seguridad de las fronteras, que forma parte de la soberanía, es un componente clave de la seguridad nacional.

En segundo lugar, la educación pública debería ser una función de las comunidades locales y no de Sacramento o Washington. Demasiados impuestos se malgastan en papeleo burocrático cuando la educación está bajo control federal o estatal. Debería fomentarse la competencia entre distintos tipos de modelos educativos para que los padres y los alumnos tengan opciones entre las que elegir. Los contribuyentes deberían ser recompensados con mejores resultados escolares en lugar de escuelas microgestionadas desde arriba con planes de estudios diluidos.

Además, hay que desmantelar el aparato marxista de la política de identidad de todos los niveles de la educación pública y restaurar los principios de igualdad de oportunidades y méritos en lugar de perpetuar los resultados injustos y coaccionados de lo que a menudo se llama equidad. Los estudiantes desde una edad temprana deben ser expuestos a la educación cívica y a los rasgos del pensamiento crítico, la disciplina, la libertad ordenada, la responsabilidad personal, el autogobierno y la ética del trabajo.

En tercer lugar, la deuda total de California supera el billón de dólares y la deuda nacional es de unos 36 billones de dólares, lo que supera el Producto Interno Bruto anual. El gasto deficitario en programas dudosos en California también es una constante. ¿Por qué los políticos no gastan el dinero de los impuestos como si esos fondos salieran de sus cuentas? Este gasto excesivo con dólares deficitarios es inexcusable en un país que es increíblemente innovador y productivo cuando se aplican los principios del libre mercado.

Habría que recortar el gasto público, cerrar las agencias innecesarias y recortar las regulaciones y los impuestos que gravan a las empresas. Estas medidas podrían desencadenar el crecimiento económico, reducir la inflación y, en última instancia, equilibrar los presupuestos. Sacramento podría gastar menos en tonterías como el tren bala y dar prioridad a los recursos de extinción de incendios, mantenimiento de infraestructuras y almacenamiento de agua.

En cuarto lugar, California y muchos otros estados tienen muchas fuentes de energía entre las que elegir, por lo que no debería ser necesario importarlas de otros países. Los precios del combustible podrían reducirse desarrollando nuestros propios recursos energéticos en lugar de depender de los costos añadidos del refinamiento y el transporte desde otras regiones. Los consumidores también deberían poder elegir qué tipos de energía quieren utilizar en su vida cotidiana.

En quinto lugar, el gobierno local y estatal de California debería centrarse en la protección de las libertades civiles y la seguridad pública y no desviarse hacia actividades que pueden realizar más eficazmente las empresas, las comunidades y las familias. Además, las necesidades de servicios sociales de los ciudadanos y los inmigrantes legales deben tener prioridad sobre los inmigrantes ilegales en todos los estados. Todo gasto destinado a las personas sin hogar debe ser transparente para promover una mayor responsabilidad personal por parte de la población sin hogar.

En sexto lugar, los políticos de todas las tendencias deben estar menos preocupados por la campaña perpetua y el beneficio personal y más comprometidos con la representación de las personas que les votaron para el cargo. Podrían centrarse en resolver problemas en lugar de generar más burocracia. Podrían buscar puntos en común con sus oponentes políticos para servir eficazmente a sus electores dentro del ámbito de la ley.

En séptimo lugar, restaurar los principios constitucionales de sentido común tanto en el gobierno como en el sector privado. El propósito de la Constitución es hacer cumplir las leyes acordadas y defender los derechos naturales. En estos tiempos de inestabilidad, es fundamental poner fin a las frívolas acciones judiciales que están de moda actualmente. La mayoría de los desacuerdos civiles pueden resolverse sin abusar de las cortes.

En octavo lugar, la aplicación de la ley a todos los niveles debe centrarse en la prevención de la delincuencia, así como en la persecución de delincuentes y terroristas. No debería ser un instrumento para perseguir a oponentes políticos o reprimir a ciudadanos inocentes, como los padres que se preocupan por el bienestar de sus hijos en las reuniones del ayuntamiento o del consejo escolar.

Por último, la seguridad nacional debe perseguirse sobre una base bipartidista, no solo en tiempos de crisis, sino también cuando las turbulencias amainan. Debemos apoyar a nuestros aliados en la defensa de la libertad y también tender la mano a las naciones que vacilan en la valla. Debemos apoyar a cualquier nación que luche por causas justas, como Israel y Ucrania.

También debemos oponernos a los enemigos de la libertad, ya sean jefes de Estado de regímenes autocráticos o grupos terroristas que desestabilizan regiones enteras. Al mismo tiempo, debemos mantener abiertos los canales para los intercambios culturales y económicos con las personas que residen en regímenes autoritarios. Muchas de estas personas tienen hambre y sed de libertad.

Si se llevan a cabo todas estas acciones, California y otros estados podrían avanzar hacia la unidad de una América roja, blanca y azul en lugar de una nación dividida por políticas tribiales. Podría ser una era fructífera de oportunidades excepcionales y gobierno moderado.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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