México entre Estados Unidos y China

Por Gerardo De la Concha
24 de noviembre de 2024 6:41 PM Actualizado: 24 de noviembre de 2024 6:58 PM

Opinión

La presidenta Claudia Sheimbaum ha tenido una deficiente inauguración internacional. A pesar de lo que diga la propaganda oficial, la realidad es que el posicionamiento de México en el foro del Grupo de los 20 fue muy pobre y muestra una asesoría de bajo nivel en el poder máximo de México.

Además de que también fue decepcionante el papel del canciller mexicano Juan Ramón de la Fuente, quien a todas vistas no representa un retorno a las viejas glorias de la política exterior mexicana. A él correspondía apoyar un mejor papel de la presidenta y no fue así.

En México hubo voces que celebraron la participación de la presidenta en la reunión del Grupo de los 20, tan solo por romper la línea de aislamiento que acostumbró el expresidente López Obrador, quien nunca acudió a ninguna reunión internacional. 

Por eso resulta incoherente que la presidenta haya sustentado su primera actuación en política exterior en una propuesta de promover la paz en el mundo sembrando arbolitos, queriendo dar además proyección internacional a un programa del gobierno obradorista bastante cuestionable.

Este programa, Sembrando Vida, debe ser auditado, pues se sabe que muchos campesinos deforestan deliberadamente derribando árboles para cobrar después el sembrar árboles nuevos. Esta incongruencia hace cuestionable a este programa y, en el fondo, lo define como demagógico.

El programa en tres años ha consumido 73,434 millones de pesos, pero la opacidad ha sido su signo. Connecta, con apoyo del Internacional Center of Journalist, intentaron investigar de manera integral el programa y asistieron a 20 comunidades rurales, pero no lograron dilucidar de manera plena su funcionamiento. La deforestación deliberada ha sido señalada, pero para una comprobación sustentada es necesaria una auditoría seria, lo cual se ve difícil sea algo apoyado por las actuales autoridades.

Pero además, luego de que el gobierno de López Obrador taló más de siete millones de árboles en la Selva Lacandona, resulta contradictorio que se vaya a recomendar al mundo sembrar árboles, cuando en México para la construcción del Tren Maya se devastaron millones de árboles en una zona protegida y sin rendir cuentas de los mismos.

Hay evidencias de que esa madera, exportada clandestinamente por Guatemala, fue vendida a China, incluyendo la madera preciosa de muchos de esos árboles.

En Internet se han publicado fotos de camiones cargados de maderas cortadas de la Selva Lacandona, que se dirigen a Guatemala. Jesús Ramírez Cuevas, quien fuera el comunicador presidencial pasado, señaló que se trataba de fakes news. Sin embargo, no aportó elementos de prueba de su desmentido. Al final, es un asunto trascendente que se quiere hundir en la oscuridad y la falta de rendición de cuentas.

Y más grave fue lo que la presidenta comentó posteriormente de que México puede seguir jugando doble: aprovechar el tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá y, al mismo tiempo, asociarse en los hechos con China.

Esto no es nuevo, pero reafirmarlo ahora es un tiro en el pie y muestra una falta de entendimiento del disgusto que esto causa en dichos socios comerciales.

La presidenta dijo que México obtiene ventajas del tratado de libre comercio de América del Norte, pero que esto no es un obstáculo para poder aprovechar la relación con China.

No se ha entendido por el actual gobierno que esta posición de doble juego ya no tiene viabilidad en el actual contexto. Que tanto el presidente electo Donald Trump como el gobierno canadiense, han estado mandando señales de que ya no van a aceptar este doble juego del país.

Además son falsos los supuestos beneficios comerciales con China. Y no solo se trata del desbalance en el intercambio comercial oficial, sino los perjuicios sufridos por el comercio tóxico chino.

Hace años denuncié en una serie de artículos y conferencias el perjuicio causado por la importación abierta o clandestina de productos chinos elaborados en el sistema Lao Gai, es decir, con mano de obra esclava de prisioneros y perseguidos por el régimen comunista chino, como los miembros del movimiento espiritual Falun Gong.

Incluso logramos se hiciera una conferencia en la Cámara de Diputados donde distintas personalidades como el ex embajador mexicano en Cuba, Ricardo Pascoe y los doctores defensores de derechos humanos David Kilgour y David Matas de Canadá, avalaron con información propia esta grave denuncia.

Dos antiguas víctimas internadas en campos de este sistema, dieron en aquel entonces su testimonio personal para sustentar esta denuncia.

Precisamente por escribir un artículo informando de la terrible persecución sufrida por Falun Gong o Falun Dafa en China, fui despedido del periódico Reforma —después de ser colaborador durante doce años del mismo—, por presiones y arreglos del embajador chino en México de aquel tiempo. Esta causa me la comentó el escritor Sergio González Rodríguez, desgraciadamente ya fallecido.

Cuento esto porque la presidenta Claudia Sheimbaum debería estar informada de que no es inocua la intervención china en México. Es grave por ejemplo el control chino que tuvo del puerto de Lázaro Cárdenas, en Michoacán, en asociación con el poderoso grupo criminal La Familia, hasta que fue rescatado provisionalmente por el gobierno del presidente Enrique Peña, sin que en su estatus actual se encuentre blindado. O el uso que se da ahora al puerto de Manzanillo para la introducción de mercancía ilegal china de todo tipo, incluso la relacionada con drogas que se exportan a Estados Unidos.

Se considera el puerto de Manzanillo la puerta de entrada de mercancía ilegal china a México, aunque hasta ahora no ha habido una investigación seria de las autoridades mexicanas para actuar si fuera el caso.

El hecho es que alrededor de esta Aduana hay acontecimientos que prenden los focos rojos de lo que ahí pasa. Por ejemplo, en septiembre de 2021 tres empleados de la Aduana de Manzanillo, Colima, de nombres Francisco Antonio Pérez Zavala, Juan Carlos Ramírez Juárez y Edgar Díaz Rosales fueron asesinados sin que hasta la fecha se haya dilucidado el crimen. En este caso, como en otros similares en Manzanillo, las investigaciones de la Fiscalía General de la República no han dado resultado. Sin embargo, se trata de una cuestión de primer orden de la seguridad nacional del país.

Los socios comerciales de México, Estados Unidos y Canadá, se quejan de los autos eléctricos chinos producidos en México y del contrabando de acero chino que estamos exportando, amparado en el tratado de libre comercio de América del Norte. Este doble juego está resultando inaceptable para ellos, pero también lo debería ser para México, pues el interés nacional está con el libre comercio justo y legal y no en la relación con la economía tramposa de China.

Xi Xiping anunció que el sistema Lao Gai, una herencia maoísta, había sido clausurado. Sin embargo, no dio evidencias de ello, como sí sucedió con el desmantelamiento en su momento del Gulag soviético.

El hecho es que México está inundado de contrabando chino que atiborra los almacenes clandestinos del centro de la Ciudad de México y que se distribuye de distintas formas sin pagar impuestos, incluyendo a través del comercio callejero que satura lugares antes parte de la belleza citadina y del paseo capitalino como la Alameda de la Ciudad de México, hoy perdida entre la fealdad, la basura y los malos olores, incluyendo la descarada venta de drogas, todo esto a la vista de la actual administración capitalina.

Es equivocado el discurso inocuo internacional de la presidenta Sheimbaum, pero también la idea de que puede mantener un doble juego con China, tratando de seguir engañando a sus socios comerciales, con quienes México obtiene una ganancia real sin necesidad de cuestiones ilegítimas.

El gobierno mexicano va a tener qué elegir y el doble juego va a tener qué terminar. Si elige la relación tóxica con China habrá sellado, desde el poder, un destino negativo para el país. Las consecuencias de algo así serian impredecibles.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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