Hace un par de años, nuestro gobierno le encargó a un grupo de trabajo que encontrara soluciones a la brecha de confianza entre las fuerzas del orden y las comunidades estadounidenses y que examinaran de cerca a la policía del siglo XXI. El informe resultante abarcó muchas lecciones y excelentes observaciones, y lo que es más importante, muchas acciones recomendadas.
En este momento de creciente desconfianza entre las fuerzas del orden y las comunidades estadounidenses, creo que es importante volver a analizar tales resultados y usar una afirmación en particular que encontré muy, muy interesante como el ex Boina Verde (soldado de operaciones especiales) que soy.
Dice: «Los organismos encargados de hacer cumplir la ley no pueden garantizar la seguridad de una comunidad sola, o solo de las comunidades, pero deben tratar de contribuir al fortalecimiento de la capacidad del vecindario para prevenir y reducir la delincuencia, a través del control social informal…”.
“Más de un siglo de investigación muestra que el control social informal es un mecanismo mucho más poderoso para el control y la reducción del delito que el castigo formal, y, quizás, la mejor prueba del poder preventivo del control social informal sean los millones de oportunidades no vigiladas de cometer delitos que se dejan pasar cada día».
Me recuerda mucho al Programa de Estabilidad para las aldeas que emprendimos con los Boinas Verdes de las Fuerzas Especiales en Afganistán, en 2010. De lo que nos dimos cuenta fue que una comunidad empoderada, que podía sostenerse por sí misma y ejercer todos los aspectos de la sociedad civil informal, es el anticuerpo definitivo contra el crimen y la inestabilidad.
Dicho de otra manera, si no está facultada para hacer lo que se supone que se debe hacer y al nivel más resistente, una comunidad puede convertirse en un acelerador del crimen y de la inestabilidad. Creo que al ver lo que está sucediendo hoy en nuestro país, la participación de la comunidad será fundamental.
Entonces, ¿cómo involucramos a la comunidad? ¿Cómo venimos de un lugar donde es difícil, incluso, tener una conversación para que la gente se escuche? ¿Cómo volvemos a un nivel de participación comunitaria donde las comunidades se ponen de pie y se sienten empoderadas?
Estábamos haciendo estas mismas preguntas en 2010 en Afganistán. Después de 10 años de atacar activamente a los talibanes y de tener que entrar a comunidades en riesgo para perseguir al enemigo, teníamos mucho trabajo por hacer. Teníamos muchas relaciones para restaurar. Teníamos muchas conexiones humanas que hacer a nivel de persona a persona. Teníamos mucho que aprender. Tuvimos que cambiar completamente nuestra mentalidad para cambiar el juego.
Cuando la confianza es baja y hay mucho en juego, tenemos que cambiar nuestra mentalidad y centrarnos en las habilidades interpersonales que son necesarias para que los asesores, las fuerzas del orden público y los representantes de la comunidad se unan, unan la confianza y hagan un cambio real.
Cambiar el juego nunca es una cosa fácil de hacer. Como veterano de las Fuerzas Especiales, es difícil ver a nuestras comunidades pasando por lo que estamos pasando ahora. Muchas comunidades se sienten separadas, marginadas de su gobierno y de la policía.
También es difícil observar a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley, que están tratando de encontrar su camino y volver a conectarse con las comunidades para que puedan desempeñar el papel más relevante posible. No es un lugar fácil para estar, tener brechas de confianza entre los vecindarios y las organizaciones encargadas de protegerlos. No es fácil cuando los barrios se convierten en campos de batalla.
Para que nuestras comunidades se sientan resistentes, capacitadas y capaces de defenderse por sí mismas, necesitamos enfocarnos más en las habilidades interpersonales que casi hemos olvidado. Para comenzar a restaurar la confianza, necesitamos dominar las artes de la escucha activa y la competencia narrativa.
Si nos enfocamos en estar en sintonía con las personas en nuestra arena, para que realmente se sientan escuchadas, su temperatura emocional disminuirá y estarán listos para sentarse y tener las conversaciones críticas que necesitamos tener en este momento.
Estas son habilidades serias que nunca antes habían sido tan relevantes como ahora ya que consideramos la necesidad de restaurar la confianza entre la policía y las comunidades que han jurado proteger.
El juego está cambiando y es hora de que comencemos a jugar con un nuevo conjunto de reglas… las reglas que aprendimos como Boinas Verdes en los polvorientos pueblos de Afganistán.
Para obtener más información sobre la metodología detrás de «cambiando el juego», visite RoofTopLeadership.com/ChangingTheGame
Scott Mann es un ex Boina Verde que se especializó en misiones no convencionales de alto impacto y construcción de relaciones. Es el fundador de Rooftop Leadership y aparece con frecuencia en la televisión y en muchos programas de radio. Para más información, visite RooftopLeadership.com
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