Comentario
Un informe reciente del ‘Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático’ (IPCC) de las Naciones Unidas (ONU), cuyo borrador se filtró antes de su publicación, afirma que es necesario que haya una transformación en la producción de alimentos y en la gestión de la tierra si queremos mantener las temperaturas globales en niveles “seguros”.
El informe explica que los seres humanos explotan el 72 por ciento de la superficie sin hielo del planeta para mantener la población actual de la Tierra, y que la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra producen casi un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero. Predicen resultados desastrosos para todo el planeta si no se adoptan sus medidas.
Es importante comprender lo que todo esto implica y significa. Un pequeño grupo de funcionarios no elegidos de la ONU, cada uno de los cuales tiene perspectivas y objetivos políticos individuales, están intentando establecer una política mundial que transformaría completamente la forma en que se utiliza la tierra y la manera en que vivimos y comemos.
La lista de problemas con este concepto es larga, pero siempre se reduce a que solo se espera que Estados Unidos acate las recomendaciones draconianas, cuando sea que aparezcan finalmente.
Sin embargo, antes de seguir desglosando esto, demos un paso atrás y analicemos el concepto general de calentamiento global. La teoría es que ciertos gases específicos de «efecto invernadero», que ya existen de forma natural en la atmósfera en cantidades muy pequeñas, se ven aumentados por la actividad humana. Según la teoría, un ligero aumento de los gases de efecto invernadero provocado por el hombre hace que la temperatura de la Tierra aumente.
Algunos hechos no publicados en este debate: el 99 por ciento de la atmósfera de la Tierra está compuesta de nitrógeno y oxígeno; el argón constituye alrededor del 93 por ciento del 1 por ciento restante de la atmósfera de la Tierra. El 0,07 restante de un porcentaje es más de la mitad de dióxido de carbono, y el resto está compuesto de neón, helio y criptón, que no están designados como gases de efecto invernadero, y metano, óxido nitroso, ozono, clorofluorocarbonos e hidrofluorocarbonos, que están designados como gases de efecto invernadero.
También hay un comodín en esa mezcla de gases, que es el vapor de agua (designado como un gas de efecto invernadero), que tiende a variar en función de una serie de factores y puede representar alrededor del 1 por ciento de la atmósfera a nivel del mar.
Todo el mundo admite libremente que las cantidades de gases de efecto invernadero añadidas por la humanidad a la mezcla son mucho menores de las que ya existen naturalmente, por lo que probablemente estamos hablando de que menos de 0,0001 por ciento de la atmósfera teorizada es la causa de la destrucción del clima de la Tierra. Considerando que la atmósfera de la Tierra varía naturalmente en cantidades mucho más grandes que cualquier otra cosa hecha por la humanidad, esto hace que la teoría del calentamiento global parezca bastante débil.
Dicho esto, la teoría general del calentamiento global provocado por el hombre es aún más débil. Lo que prácticamente todo el mundo omite es el factor más importante: el sol. El único factor indiscutible que afecta la temperatura de la Tierra es el sol. La cantidad de calor del sol también varía de manera cíclica y aleatoria, a veces mucho y a veces poco, a veces rápidamente y a veces lentamente.
Existen otros factores importantes para determinar la temperatura de la Tierra, como las corrientes oceánicas y los cambios en las placas tectónicas. Los gases en constante cambio en la atmósfera, el calor del sol y otros factores importantes son tan grandes, y todo lo que hace el hombre es tan pequeño que no se puede medir como un factor separado.
Por eso es que no existen modelos matemáticos que siquiera puedan aproximarse a cómo los cambios en la atmósfera, el sol, las corrientes, etc. se afectan entre sí, y predecir los cambios resultantes en el medio ambiente. Las matemáticas son demasiado complejas porque las mediciones son demasiado difíciles y varían de un momento a otro, y nadie sabe cómo se afectan entre sí.
El nombre real de este proceso de cambio del medio ambiente es terraformación, y es una vieja teoría que nadie entiende todavía. Hay modelos que muestran lo que sucede si la temperatura sube o baja, pero no cómo hacer que suba o baje –una gran diferencia. Cuando las temperaturas suben o bajan, nadie sabe cómo separar las actividades humanas de los cambios naturales.
Todo este complicado lío es difícil de discutir únicamente basado sobre los hechos, porque, afrontémoslo, los hechos son un poco aburridos. Los porcentajes atmosféricos y demás no llaman la atención de los votantes ni de los donantes. Pero como una cuestión de propaganda, cuando los hechos no importan, es algo hermoso y perfecto para los aspirantes demócratas a la presidencia que lo discuten a menudo.
Es un asunto de propaganda absolutamente perfecto debido a su fuerte capacidad para provocar estados emocionales que pueden ser manipulados, y que son aprovechados fríamente a diario, mejor que cualquier tipo de operación de influencia de inteligencia. Que te digan que puedes salvar la Tierra y que la Tierra morirá sin tu ayuda, incluso sin ninguna prueba o evidencia, es perfecto para un tema de campaña, altamente atractivo tanto para los votantes como para los donantes.
Hay otro factor positivo de esta calculada campaña de propaganda: el control. Revisando el IPCC, sus recomendaciones se centran en el ganado y la agricultura, incluyendo, en particular, a los arrozales. Las soluciones que discuten son, en gran parte, el retorno de las tierras agrícolas a su estado original mediante la reducción de la demanda de producción de alimentos a gran escala a través de un cambio en la dieta y las condiciones de vida en todo el mundo. La nueva dieta propuesta es mayormente vegetariana y vegana basada en granos gruesos, vegetales, nueces y semillas.
Aunque no lo diga explícitamente, según mi opinión, las nuevas granjas sostenibles serán probablemente más pequeñas y tendrán que rodear a los centros de población. Así que no se dijo nada sobre el hecho de que la gente tendrá que ser trasladada por la fuerza a centros de población para que este plan funcione.
Imagina el poder que tienes entre tus manos para decirle a la gente dónde debe vivir y qué se les permite comer. Dios no lo quiera.
Brad Johnson es un alto oficial de operaciones retirado de la CIA y ex jefe de departamento. Es presidente de ‘Estadounidenses para la Reforma de Inteligencia’.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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