Miles de vuelos más fueron cancelados en Estados Unidos el lunes en medio del aumento de casos de la variante ómicron del virus del PCCh (Partido Comunista Chino).
En total, ayer se cancelaron 3259 vuelos a nivel mundial, de los cuales unos 1474 fueron en Estados Unidos, según el sitio web FlightAware, de seguimiento de vuelos.
De los 1474 vuelos estadounidenses, 136 fueron cancelados por la aerolínea Delta, 108 por United, 172 por Alaska y 93 por American Airlines. Otros 16,026 vuelos se retrasaron a nivel mundial.
Durante la temporada alta de vacaciones, miles de vuelos, tanto nacionales como internacionales, fueron cancelados en medio de un aumento de casos de COVID-19 que, según las aerolíneas, ha afectado a empleados y tripulaciones de vuelo provocando problemas de falta de personal.
Un portavoz de United Airlines dijo a ABC News la semana pasada que la compañía se había visto obligada a cancelar algunos vuelos después de que los empleados se declararan enfermos con el virus y agregó que había notificado a los clientes con antelación a su llegada al aeropuerto.
«Lamentamos la interrupción y estamos trabajando duro para volver a reservar al mayor número de personas posible y ponerlas en camino para las fiestas», indicó el portavoz.
Delta Air Lines dijo en una declaración que las «cancelaciones de vuelos se deben a una combinación de problemas, incluyendo pero no limitado a, las posibles inclemencias del tiempo en algunas áreas y el impacto de la variante ómicron”.
Alaska Airlines atribuyó sus cancelaciones y retrasos a las condiciones meteorológicas de nieve y heladas que están interrumpiendo las operaciones en su mayor centro de operaciones, el aeropuerto internacional de Seattle-Tacoma.
«El lunes tuvimos que, lamentablemente, cancelar 214 vuelos de línea principal y regionales. Las previsiones apuntan a que las temperaturas serán muy bajas durante toda la semana y a que nevará el jueves, por lo que es posible que se cancelen más vuelos en los próximos días», dijo la aerolínea en una declaración.
«Lamentamos profundamente el retraso en los planes de viaje de nuestros clientes y estamos trabajando duro para reubicar los aviones y las tripulaciones en la Costa Oeste y llevar a todo el mundo a su destino de la forma más rápida y segura posible», dijo Constance von Muehlen, directora de operaciones y vicepresidenta ejecutiva.
La semana pasada, la directora de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), Rochelle Walensky, dijo que la variante ómicron representaba más del 90 por ciento de los casos de COVID-19 en las regiones del sur, el medio oeste, el este del Atlántico y el norte del Pacífico de Estados Unidos.
Pero el lunes, los CDC redujeron el número de días de aislamiento para los estadounidenses que contraen COVID-19 de 10 a 5 días, seguidos de 5 días de uso de mascarillas cuando estén cerca de otras personas, independientemente de su estado de vacunación, revirtiendo su recomendación anterior. La agencia también acortó a cinco días el tiempo de cuarentena para los contactos cercanos de COVID-19.
La agencia indicó que la decisión de reducir el tiempo de aislamiento está «motivada por la ciencia que demuestra que la mayor parte de la transmisión del SARS-CoV-2 se produce al principio del curso de la enfermedad, generalmente en los 1-2 días anteriores a la aparición de los síntomas y los 2-3 días posteriores».
Sin embargo, Walensky dijo el lunes a The Associated Press que Estados Unidos experimentará un número significativamente mayor de casos de ómicron.
«No todos esos casos van a ser graves. De hecho, muchos van a ser asintomáticos», añadió. «Queremos asegurarnos de que existe un mecanismo por el que podemos seguir manteniendo el funcionamiento de la sociedad de forma segura mientras seguimos la ciencia».
Hasta ahora, en Estados Unidos se ha informado de una muerte asociada a ómicron. Las autoridades de Texas informaron que un hombre del condado de Harris, de unos 50 años, con problemas de salud subyacentes, murió aparentemente a causa de la variante la semana pasada.
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