En su libro «Remisión radical: Sobrevivir al cáncer contra todo pronóstico», la doctora Kelly Turner, investigadora y ponente en el campo de la oncología integrativa y fundadora del Radical Remission Project, cuenta la historia de Saranne Rothberg y otros supervivientes de cáncer.
En 1993, Saranne Rothberg, madre primeriza, se enfrentaba a un matrimonio tenso y las enfermedades de varios familiares cercanos, al tiempo que mantenía una apretada agenda de trabajo como asesora de televisión. También sufría una infección mamaria, que más tarde descubriría que era un tumor maligno de mama. Cuando finalmente se lo diagnosticaron en 1999, su cáncer había avanzado hasta etapa 4.
En el momento del diagnóstico, Rothberg estaba divorciada y soltera, criando a su hija de 5 años, una situación que le llevó a una profunda convicción de seguir viviendo. Inspirada por Norman Cousins, que utilizaba la risa como terapia, decidió ver los vídeos de Eddie Murphy. Se dio cuenta de que la risa podía disipar sus traumas y miedos, así que ella y su hija se comprometieron a hacer cosas divertidas y reír todos los días.
Entre cirugías, radioterapias y sesiones de quimioterapia, Rothberg ideó y creó The ComedyCures Foundation, para llevar «alegría, humor, una perspectiva cómica y esperanza» a otros pacientes para ayudarles a recuperarse, como su misión en la vida. Entretanto, se dio cuenta de que el cáncer había sido una llamada de atención y decidió reconstruir su vida solo con valores positivos, como la felicidad y la justicia.
Más tarde empezó una terapia a base de hierbas con un renombrado curandero tibetano llamado Yeshi Dhonden, que le dijo que estaba «muy bien» durante un encuentro cara a cara. Rothberg lo atribuyó a su optimismo y su risa. Afortunadamente, sintió que las hierbas tibetanas «despertaron» su sistema inmunitario y sus tumores empezaron a reducirse. En 2001, después de tomar las hierbas durante 18 meses, su cáncer había desaparecido.
Algunas personas podrían pensar que las hierbas tibetanas por sí solas causaron la remisión de su cáncer, pero Rothberg no lo cree así. Ella cree que la comedia la curó y le dio fuerzas para someterse a los tratamientos contra el cáncer. Más tarde se volvió a casar, tuvo dos hijos más y sigue viviendo sin cáncer.
Una mente deprimida influye negativamente en la supervivencia al cáncer
Un estudio publicado en 2022 en la revista Cancer Medicine analizó a 2,263 pacientes con cáncer y descubrió que el nivel de estrés y los síntomas de ansiedad y/o depresión de una persona ─en otras palabras, su estado mental─ influyen más en el crecimiento, el tratamiento y la supervivencia general del cáncer que muchos factores sociales como los ingresos familiares, el número de hijos, el empleo, el nivel de estudios y el entorno vital.
Los índices de diagnóstico y tratamiento existentes parecen centrarse en gran medida en indicadores biológicos como los niveles de hemoglobina, pero no tienen en cuenta factores psicológicos o socioeconómicos, que son variables importantes que no pueden pasarse por alto a la hora de diseñar planes sanitarios personalizados, señala el estudio.
Según el estudio, las personas que padecen depresión tienen de media un 42 por ciento más de probabilidades de tener una supervivencia global más corta que las que no la padecen.
Este hecho plantea a los médicos más opciones de tratamiento, ya que un paciente puede cambiar su estado mental, su entorno y sus factores sociales mucho más fácilmente que sus factores biológicos.
El estudio también descubrió que el grado de depresión con el que se vive influye más en el desarrollo del cáncer que la edad del paciente. Además, la cantidad de ansiedad que siente una persona es solo superada por la localización del cáncer en el cuerpo, en lo que respecta a la gravedad del cáncer.
Su mentalidad ayuda a combatir el cáncer de 3 maneras
Nunca subestime el poder de su mentalidad.
1.Aumenta las tasas de supervivencia al cáncer.
Un informe publicado en el Journal of Clinical Oncology resumió las opciones de estilo de vida y las tasas de supervivencia de 2,230 supervivientes de cáncer de mama.
Este estudio descubrió cuatro dominios principales que influyen en el bienestar de una persona, de ahí su capacidad para luchar contra el cáncer y sus resultados oncológicos.
El primer ámbito es el bienestar físico.
El ejercicio, el sueño, el nivel de energía, el nivel de malestar, los hábitos alimentarios y el funcionamiento sexual se engloban en la salud física.
El segundo es el bienestar psicológico.
Es decir, los pacientes con cáncer deben evitar los sentimientos negativos, la angustia psicológica o las imágenes negativas de sí mismos y, en su lugar, crear hábitos que mejoren sus funciones cognitivas.
Un mayor bienestar psicológico habría disminuido el riesgo de recurrencia del cáncer. En concreto, seis meses después del diagnóstico, tener una puntuación total de calidad de vida (QOL) en el tercil más alto se asoció con una reducción del 27 por ciento del riesgo de recurrencia, en comparación con tener una puntuación QOL en el tercil más bajo.
El tercero es el bienestar social.
El apoyo social de la familia y los amigos puede cambiar el estado mental de una persona, y uno de los factores sociales más importantes son las relaciones interpersonales. Esto incluye tener tiempo de ocio y recreo con la familia y los amigos.
El cuarto es el bienestar material, que incluye la vivienda y la situación financiera, que pueden afectar al nivel de estrés de una persona.
En otro estudio publicado en la revista Journal of Clinical Oncology, se recogieron datos durante un periodo de siete años de 660 mujeres de 65 años o más a las que se había diagnosticado cáncer de mama. Según sus conclusiones, cuando la puntuación del inventario de salud mental─5 (MHI─5) de las pacientes era inferior a 80, su riesgo de mala tolerancia al tratamiento aumentaba en un 136 por ciento, y su tasa de mortalidad, en un 34 por ciento.
El MHI─5 es un instrumento internacional fiable para evaluar la salud mental en adultos y puede utilizarse para detectar síntomas de depresión. Una puntuación igual o superior a 80 se considera que goza de buena salud mental.
2.Puede mejorar la calidad de vida
Una revisión sistemática analizó 198 estudios, con un total de más de 22,000 pacientes. Descubrieron que las intervenciones psicooncológicas podían tener efectos significativos en el malestar emocional y la calidad de vida de los pacientes.
A su vez, el malestar emocional, como la depresión, la ansiedad e incluso los síntomas somáticos, también pueden afectar a la calidad de vida de los pacientes.
3.También es beneficiosa para los supervivientes de cáncer
Según un estudio publicado en 2012, la atención psicosocial puede ayudar aún más a los supervivientes de cáncer una vez concluido su tratamiento convencional.
Los ensayos han descubierto que la gestión del estrés, como los ejercicios de relajación, la meditación y la educación de los pacientes en principios psicológicos y el intercambio de sentimientos, mostraron resultados positivos en la reducción de la depresión, la fatiga y el miedo a la recurrencia.
Centrarse en la mentalidad, no solo en los tumores
Los nuevos programas de tratamiento han empezado a centrarse en la mentalidad de los pacientes, además de en los tumores. Sorprendentemente, el cero estrés no es la respuesta.
El estrés es inevitable cuando se trata de afrontar un cáncer. Aunque puede ser beneficioso para la recuperación del cáncer si el paciente lo maneja bien (más información a continuación), la reducción del estrés puede mejorar las posibilidades de recuperación del paciente. Hay muchas formas de reducir el estrés, como eliminar los factores estresantes, practicar meditación/yoga, dormir lo suficiente y hacer ejercicio. En cuanto al sueño adecuado, según el doctor Lorenzo Cohen, profesor de oncología general y ciencias del comportamiento y director del Programa de Medicina Integrativa del MD Anderson, ocho horas de sueño son «una gran defensa contra el estrés».
Ver vídeos interesantes y divertidos para levantar el ánimo y ahuyentar la depresión y la ansiedad, como hizo Rothenberg, puede ser un buen punto de partida para reducir el estrés. A Rothberg la comedia le ayudó a aliviar sus preocupaciones y miedos, lo que redujo enormemente su estrés. Como resultado, se le levantó el ánimo, tuvo más fuerza para centrarse en su recuperación y más energía para los demás con su fundación de comedia ─lo que a su vez le dio una misión en la vida─ y su calidad de vida en general mejoró notablemente. Además de utilizar la comedia y la risa, puede probar la meditación para aliviar el estrés y desarrollar una mente tranquila.
También hay otra forma de afrontar el estrés mental.
En 2019, la revista Trends in Cancer publicó un artículo titulado «Targeting Mindsets, Not Just Tumors» (Centrarse en las mentalidades, no solo en los tumores). Se investigó cómo el estrés podría ser útil (en lugar de ser perjudicial) para las personas que tenían una mentalidad de «el estrés mejora».
Esta mentalidad podría provocar cambios positivos en la motivación, el estado de ánimo y la fisiología.
Una mentalidad comienza con asociaciones básicas con el mundo exterior. Las mentalidades son esencialmente creencias sobre el mundo, y pueden ser correctas o erróneas. Cada día, las personas reciben gran cantidad de información y estímulos externos, y su mentalidad les ayuda a dar sentido a la información, incluidos los acontecimientos y las situaciones inciertas. Por ejemplo, una mentalidad de «el cáncer es una catástrofe» muy probablemente sumiría al paciente en el miedo, la preocupación y la depresión. Como resultado, puede perder la esperanza en su propio tratamiento, recluirse en sí mismo y apartarse de su vida social.
Por lo tanto, la mentalidad influye en la atención, la retención, la motivación y las emociones durante estos procesos.
Cambiar la mentalidad y pasar de percibir el cáncer como una catástrofe a verlo como una oportunidad puede influir profundamente en el tratamiento y la remisión del cáncer.
Se puede equipar mejor al cuerpo para luchar contra el cáncer y permitir que la persona tenga más confianza para hacerlo, adoptando una mentalidad de «el estrés es potenciador».
La mentalidad del «cáncer como oportunidad» puede ayudarle a centrarse en que su cuerpo luche bien contra el cáncer, en lugar de en los síntomas, los efectos secundarios del tratamiento u otros aspectos negativos del cáncer. También puede motivarle potencialmente a realizar actividades que promuevan la salud física y la eficacia del tratamiento.
Las intervenciones psicosociales actuales para el tratamiento del cáncer incluyen la reducción del estrés basada en la atención plena (MBSR), la terapia cognitivo─conductual (TCC) y la psicoeducación. Sin embargo, estas intervenciones pueden ser costosas y requerir mucho tiempo.
Los autores del estudio recomiendan intervenciones de mentalidad bien programadas y relativamente breves, que son más rentables y ahorran tiempo. Las formas de ayudar a los pacientes a desarrollar una mentalidad de «el estrés mejora» incluyen el uso de kits de herramientas digitales y módulos en línea que contengan tales intervenciones, y sesiones con modelos de supervivencia al cáncer para ayudar a cambiar la mentalidad compartiendo su propia experiencia de lucha contra el cáncer. Además, los autores recomiendan que los equipos de atención al paciente reciban formación para identificar las mentalidades negativas o desadaptativas al tratamiento del cáncer.
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