Un capellán cristiano recibió una disculpa formal de la organización sin ánimo de lucro para la que trabajaba tras haber sido amenazado con consecuencias por seguir llevando una pequeña insignia con una cruz que, en su opinión, podía «crear una barrera» con los pacientes. Sin embargo, el capellán defendió su elección hasta el final y se mantuvo firme en su fe.
El exempresario Derek Timms, de 73 años y residente en Solihull, Inglaterra, trabaja desde hace cinco años como capellán de la organización benéfica británica Marie Curie, dedicada a prestar asistencia y apoyo a pacientes terminales y a sus familias. Lleva una insignia dorada de media pulgada con la cruz cristiana desde hace 14 años, incluso en el trabajo. Pero en septiembre, su elección fue cuestionada por la nueva dirección.
Después de que la sucursal de Solihull anunciara que cambiaría el título de los capellanes por el de «asesores espirituales», en el marco de un enfoque interreligioso, Timms recibió instrucciones por escrito de un nuevo ministro metodista: debía abstenerse de llevar la cruz, en consonancia con la ética de los hospicios y las capellanías sanitarias.
«Quienes se dedican a la atención espiritual no deben llevar ningún símbolo religioso», rezaba la carta del ministro, según detalla un comunicado de prensa de Christian Concern. «Tenemos que estar ahí para las personas de todas las religiones y de ninguna. Aunque [reconocí] que compartiste una historia sobre un paciente al que le gustó la cruz que llevabas, puede crear una barrera para otros. La idea es que parezcamos neutrales, y eso permite un encuentro espiritual que gira en torno a lo que necesita la persona a la que visitamos».
Timms, que perdió a su mujer a principios de 2021, respondió preguntando si la censura de los accesorios religiosos se aplicaba también a personas de otra fe, y añadió: «Mi fe me ayuda a ayudar a los pacientes y al personal, tengan o no fe».
El ministro respondió sugiriendo a Timms que transigiera guardándose el alfiler de la cruz en el bolsillo a menos que compartiera habitación con otra persona de fe cristiana.
Timms buscó entonces, pero no encontró ninguna referencia a la prohibición de llevar cruces en la documentación de Marie Curie Solihull, el código de conducta para capellanes sanitarios, las directrices de capellanía o el código de conducta de capellanía.
Sin embargo, Timms reiteró en una reunión cara a cara con el ministro el 20 de septiembre que creía que no había hecho nada malo.
El ministro dijo que, ante su negativa, Timms necesitaría «nueva formación». El tira y afloja acabó con la advertencia a Timms de que, si no se quitaba la cruz, no podría trabajar en Marie Curie como capellán.
Timms entregó su tarjeta de identificación y abandonó las instalaciones.
Con el apoyo del Centro Jurídico Cristiano, Timms escribió una carta a Marie Curie explicando cómo la controversia sobre su insignia con la cruz le había provocado «una crisis de conciencia».
«He tenido una crisis de conciencia desde que recibí esta petición (…) Tengo razones serias y convincentes para llevarla y la considero una manifestación de mi fe y una devoción a Dios», escribió Timms. «La cruz que llevo al cuello también tiene un gran significado para mí, ya que representa una devoción física tanto a mi difunta esposa como a Dios, que nos unió y bendijo nuestro matrimonio».
Cuando la correspondencia entre el ministro y el capellán llegó a la sede regional de Marie Curie, un representante emitió una disculpa formal en noviembre de 2022, a Timms, escribiendo: «Puedo confirmar que actualmente no tenemos ni una política organizativa ni uniforme que apoye nuestra reciente solicitud de retirar su cruz mientras apoyamos a los pacientes y familias en el Hospicio. Le pido disculpas sin reservas por la angustia que le hemos causado».
Timms sigue conmocionado y dolido por la terrible experiencia.
«No había ni hay ninguna necesidad de suprimir el símbolo de la cruz, y al hacerlo enviar un mensaje de que la fe cristiana debe ser neutralizada o eliminada por completo de un servicio de capellanía de primera línea», dijo. «Cuando me hice cristiano, quise mostrar a la gente la fe que cambió totalmente mi vida».
Timms dijo que nunca nadie se sintió «ofendido» por su insignia de la cruz. Dijo que siempre ha sido un privilegio apoyar a personas de toda y cualquier fe en tiempos difíciles. Timms agradece la disculpa formal, pero ahora cree que su servicio como capellán está en otra parte.
«Lo más fácil habría sido decir ‘me lo quito’, pero pensé ‘no’, debería defender aquello en lo que creo», afirmó.
Timms contó con el apoyo del Christian Legal Centre a lo largo de su terrible experiencia. Su directora ejecutiva, Andrea Williams, afirmó: «Demostró un gran valor al negarse a ceder ante la importante presión para que se quitara lo que tanto le importaba».
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