La Casa Blanca defiende su decisión de imponer restricciones de viaje relacionadas con el COVID-19 tras varias amenazas del régimen comunista chino.
El gobierno de Biden afirmó que no había motivos para represalias por parte de Beijing después de que sus dirigentes comunistas criticaran la decisión de Washington de exigir un resultado negativo en la prueba de COVID a los viajeros que se dirigen de China a Estados Unidos.
«No hay motivo de represalias en este caso solo porque países de todo el mundo estén tomando medidas sanitarias prudentes para proteger a sus ciudadanos», declaró la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, durante una rueda de prensa celebrada el 3 de enero.
«Eso es lo que están viendo por nuestra parte y por parte de otros».
El Partido Comunista Chino (PCCh), que gobierna China como un Estado de partido único, anunció que reabrirá sus fronteras el 8 de enero. La medida se produce apenas un mes después de que el régimen pusiera fin abruptamente a su política de «cero COVID» en respuesta a los disturbios masivos, lo que provocó la ola de COVID-19 en toda China.
La medida provocó una protesta mundial, y países de todo el mundo se están apresurando a establecer requisitos de pruebas para todas las llegadas procedentes de China.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) emitieron un comunicado de prensa el 28 de diciembre en el que informaban de que los pasajeros tendrían que presentar un resultado negativo por COVID o una prueba de recuperación antes de embarcar en un vuelo procedente de China con destino a Estados Unidos. Los CDC afirmaron que la medida tenía por objeto «frenar la propagación del COVID-19 en Estados Unidos durante el aumento de casos de COVID-19 en la República Popular China, dada la falta de datos epidemiológicos y de secuencias genómicas víricas adecuados y transparentes procedentes de la República Popular China».
Estados Unidos se une así al Reino Unido, Australia, Canadá, Francia, India, Italia, Japón, Corea del Sur, España, Malasia, Qatar y otras naciones que pretenden imponer restricciones más estrictas a las llegadas procedentes de China.
Un portavoz del PCCh dijo que los requisitos de las pruebas eran «inaceptables» y prometió que el régimen «tomaría contramedidas» contra las naciones que impongan restricciones de viaje a los vuelos procedentes de China.
El mundo se prepara para el aumento del COVID en China
La Casa Blanca defendió la decisión de exigir pruebas a todos los viajeros procedentes de China basándose en el consenso internacional de que el COVID-19 está haciendo estragos en la población china.
«Una vez más, no hay necesidad de represalias», dijo Jean-Pierre. «Esto es algo que todos nosotros, otros países, estamos haciendo para asegurarnos de que estamos protegiendo a nuestros ciudadanos».
«Esta decisión se basa en la salud pública y la ciencia. La han tomado nuestros expertos. Y otros países como Japón, Corea del Sur, Reino Unido, Francia, India, Italia y Malasia también están tomando medidas públicas similares», añadió.
El PCCh ha intentado ocultar la magnitud de las infecciones por COVID-19 en China y el número de muertes que está causando entre la población china, que carece de inmunidad natural tras casi tres años de cierres constantes.
Imágenes filtradas de documentos de una conferencia del PCCh en diciembre revelaron que las autoridades del Partido creen que hasta 248 millones de chinos se infectaron en los primeros 20 días de diciembre. Públicamente, el régimen afirma que solo 10 personas murieron a causa de la enfermedad en todo el mes.
Sin embargo, un informe de diciembre publicado por la empresa de datos de salud Airfinity, con sede en el Reino Unido, estimaba que alrededor de 9000 personas mueren cada día en China a causa del COVID-19 y que esa cifra alcanzará probablemente las 25,000 muertes diarias a finales de enero.
Las muertes acumuladas en China desde el 1 de diciembre han alcanzado probablemente las 161,000, según el informe.
En declaraciones a la prensa antes de una reunión el 3 de enero entre científicos chinos y la Organización Mundial de la Salud, la viróloga y miembro del comité de la OMS Marion Koopmans dijo que la información que las autoridades chinas habían presentado sobre las tasas de hospitalización por COVID era «poco creíble» e instó al régimen a ser más honesto por el bien del pueblo chino.
La Casa Blanca pareció estar de acuerdo con esa valoración, y Jean-Pierre reiteró que la OMS exigía al PCCh que publicara información objetiva sobre la situación del COVID-19 en China.
«La Organización Mundial de la Salud pide a China que publique más datos, que son vitales… para identificar cualquier variante potencial».
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