Cerca de 50,000 médicos y científicos de todo el mundo firmaron una petición contra las medidas de bloqueo establecidas para frenar la propagación del COVID-19, la enfermedad causada por el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), diciendo que están provocando «daños irreparables».
Hasta el 20 de noviembre, al menos 35,236 médicos y 12,115 científicos médicos y de salud pública se unieron a más de 638,920 personas en general para firmar la petición que fue creada el 4 de octubre y de la que son coautores el profesor de medicina de Harvard, Dr. Martin Kulldorff, la profesora de Oxford, Dra. Sunetra Gupta, y el profesor de la Escuela de Medicina de Stanford, Dr. Jay Bhattacharya.
La petición requiere que los firmantes proporcionen su nombre completo, ciudad, país, código postal y correo electrónico, y además que declaren si están firmando como ciudadanos, médicos o científicos de la salud. Algunos medios de comunicación plantearon dudas sobre la validez de algunas de las firmas, diciendo que han visto a algunas utilizando nombres falsos en la petición. The Epoch Times no pudo verificar el estado de todos los firmantes. El sitio web de la petición ahora dice que la lista de firmantes estará disponible una vez que haya sido verificada y aprobada.
«Como epidemiólogos de enfermedades infecciosas y científicos de salud pública, tenemos graves preocupaciones sobre los impactos dañinos para la salud física y mental de las políticas prevalecientes de COVID-19, y recomendamos un enfoque que llamamos Protección Focalizada», se lee en la petición, que se titula la Gran Declaración de Barrington, ya que fue firmada por primera vez en la ciudad de Massachusetts.
La petición pide que se ponga fin a las actuales políticas de bloqueo, diciendo que están produciendo «efectos devastadores» en la salud pública a corto y largo plazo.
Los médicos escribieron que algunos de estos efectos devastadores incluyen menores tasas de vacunación infantil, empeoramiento de los resultados de las enfermedades cardiovasculares, menos exámenes de cáncer y deterioro de la salud mental. En el futuro, esto conduciría a un mayor mortalidad, con la clase trabajadora y la generación más joven «llevando la carga más pesada».
«Mantener a los estudiantes fuera de la escuela es una grave injusticia», escribieron. «Mantener estas medidas hasta que se disponga de una vacuna causará un daño irreparable, con los desfavorecidos desproporcionadamente perjudicados”.
En cambio, los médicos insisten en un enfoque que se centre en la protección de los más vulnerables, mientras trabajan para lograr la llamada inmunidad de la manada, que describen como «Protección Focalizada». La inmunidad de grupo se refiere a cuando una población se vuelve inmune a una enfermedad infecciosa, que los médicos dicen que eventualmente se alcanzará para todas las poblaciones, y que puede ser asistida por una vacuna, pero no depende de la vacuna misma.
«El enfoque más compasivo que equilibra los riesgos y beneficios de alcanzar la inmunidad de grupo es permitir que aquellos que corren un riesgo mínimo de muerte vivan sus vidas normalmente para construir la inmunidad al virus a través de la infección natural, mientras se protege mejor a los que corren un mayor riesgo», dice la declaración.
«A los que no son vulnerables se les debe permitir inmediatamente reanudar la vida con normalidad».
Las medidas para proteger a la población vulnerable, según la declaración, pueden incluir ejemplos como la reducción al mínimo de la rotación de personal en los asilos de ancianos, la entrega de alimentos y otros artículos de primera necesidad a los jubilados que viven en casa, y que los ancianos se reúnan con sus familiares afuera en lugar de lugares cerrados cuando sea posible. Mientras tanto, todos los miembros de la sociedad deberían adoptar medidas de higiene sencillas, como lavarse las manos y quedarse en casa cuando estén enfermos, para reducir el umbral de inmunidad de la manada, dicen los médicos.
Sin embargo a los adultos jóvenes y de bajo riesgo se les debería permitir trabajar normalmente, en lugar de hacerlo desde la casa; se deberían abrir escuelas para la enseñanza presencial; y se deberían reanudar las actividades extracurriculares como los deportes.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, dijo el jueves durante una reunión del Grupo de Trabajo de la Casa Blanca sobre el Coronavirus, que un cierre nacional «no es necesario» para detener el reciente aumento de infecciones en Estados Unidos.
Pence expresó su confianza en la capacidad de la nación para frenar la transmisión de COVID-19, diciendo que Estados Unidos «nunca estuvo más preparado para combatir este virus que ahora».
En la primera reunión informativa del grupo de trabajo que se dio desde julio, el vicepresidente habló alentadoramente sobre el proceso de desarrollo de la vacuna en el país.
El miércoles, el Secretario de Salud y Servicios Humanos, Alex Azar, dijo que existe optimismo para dos vacunas seguras y efectivas de las compañías farmacéuticas Pfizer y Moderna, que podrían ser autorizadas por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) dentro de unas semanas.
Mientras tanto, el general Gustave Perna, jefe de operaciones de la administración Trump, dijo el miércoles que todos los estados del país tendrán acceso a algunas dosis de la vacuna contra el virus del PCCh dentro de las 24 horas siguientes a la autorización.
«Todos los estadounidenses pueden estar orgullosos del hecho de que tenemos un plan en marcha», dijo Pence. «La ayuda está en camino. Tenemos toda la confianza de que en un corto período de tiempo, podríamos tener una o más vacunas seguras y efectivas para el pueblo estadounidense (…) Creo que pronto llegará el día en que pondremos este coronavirus en el pasado», dijo el vicepresidente.
Con información de Omid Ghoreishi
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