Número de casos de tos ferina es cinco veces superior al del año pasado: CDC

Según los CDC, lactantes menores de un año corren un "mayor riesgo" de contraer la enfermedad, ya que su sistema inmunitario está en fase de desarrollo

Por Naveen Athrappully
21 de octubre de 2024 1:05 PM Actualizado: 21 de octubre de 2024 1:05 PM

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades  (CDC), los casos de tos ferina (tos convulsiva) aumentaron drásticamente el año pasado en Estados Unidos, superando los máximos registrados antes de la pandemia.

«Los informes de casos de tos ferina fueron más bajos de lo habitual en los últimos años, durante y después de la pandemia COVID-19 . Sin embargo, Estados Unidos empezó un retroceso con relación a los patrones previos a la pandemia, en los que solían notificar más de 10,000 casos al año», señalaron los CDC en un informe del 17 de octubre.

«Los datos preliminares muestran que se reportaron cinco veces más de casos hasta la semana 41, reportados el 12 de octubre de 2024, en comparación con el mismo período durante 2023».

«El número de casos reportados este año supera el registrado en el mismo período pero durante 2019, antes de la pandemia», señaló el CDC. La agencia especuló que las medidas de mitigación implementadas durante la pandemia, como el aprendizaje a distancia y el uso de mascarillas, probablemente fueron la razón de los niveles de transmisión más bajos de tos ferina durante este período.

La tos ferina fue una de las principales causas de mortalidad infantil en Estados Unidos el siglo pasado. Se registraban más de 200,000 casos al año antes de disponer de una vacuna contra la enfermedad en la década de 1940. Entre los años 40 y 80, el número de casos se redujo en más de un 90 por ciento tras el uso generalizado de la vacuna contra la difteria, el toxoide tetánico y la tos ferina de células enteras (DTP), señalaron los CDC.

Sin embargo, los casos anuales empezaron a aumentar en los años 80, alcanzando un máximo que superó 48,000 incidentes en 2012. Desde entonces, el número de casos anuales se mantuvo elevado hasta la pandemia COVID-19.

La agencia atribuye el aumento de los casos de tos ferina en las últimas décadas a múltiples factores, como la mejora del reconocimiento de la enfermedad por parte de los profesionales sanitarios, el aumento de la vigilancia y la notificación a los departamentos de salud pública y la disminución de la inmunidad de las vacunas contra la tos ferina acelular.

En una entrevista con The Epoch Times, la doctora en homeopatía Jayne Donegan discrepa de que la tos ferina disminuyera en el país el siglo pasado debido a la introducción de las vacunas.

Señaló que entre el 95 y el 99 por ciento de las personas que morían de tos ferina dejaron de morir de esta enfermedad antes que se introdujera la primera vacuna, una transformación provocada por la mejora de las condiciones de vida, como la fontanería moderna.

Se sabe que la antigua vacuna de «células enteras» utilizada contra la tos ferina provocó daños cerebrales en varios niños, señaló. Estados Unidos dejó de utilizar esta vacuna en 1999.

Las nuevas vacunas «acelulares», que no contienen células enteras del virus, «no son completamente seguras, pero son mucho más seguras. Sin embargo su efectividad no es muy buena», dijo Donegan.

Personas vulnerables, antibióticos

Según los CDC, los bebés menores de un año corren «el mayor riesgo de contraer enfermedades graves y morir porque su sistema inmunitario aún está en desarrollo». Este grupo de edad «sigue teniendo la tasa más alta de tos ferina».

Otro grupo de alto riesgo son las personas con problemas de salud preexistentes que pueden empeorar con la tos ferina, como las que padecen enfermedades inmunodeficientes.

Aunque la agencia afirma que la vacunación es la mejor forma de prevenir la tos ferina, señala que se espera que en el futuro aumenten los incidentes tanto en personas vacunadas como no vacunadas. La tos ferina afecta a las personas vacunadas, ya que la inmunidad adquirida se desvanece con el tiempo.

La enfermedad se trata con medicamentos antibióticos llamados PEP.

«Son medicamentos que se administran a alguien que estuvo expuesto a bacterias nocivas para ayudar a prevenir que se enferme», afirmó la agencia.

«Algunas personas deben recibir antibióticos para evitar que enfermen si estuvieron cerca de alguien con tos ferina», señaló la agencia.

Existen algunas dudas sobre la seguridad de los antibióticos. Un estudio publicado este año descubrió que los macrólidos, una clase de fármacos utilizados para tratar la tos ferina, podrían dañar el oído, provocando tinnitus, pérdida de audición y problemas de equilibrio.

«El aumento del riesgo de pérdida de audición con los macrólidos sigue causando controversia», escribieron los investigadores.

Los CDC recomiendan utilizar los macrólidos «con precaución» cuando se administran a bebés menores de un mes, sin embargo afirman que son la opción de tratamiento «preferida» para cualquier persona mayor con tos ferina.


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