Los residentes de East Palestine, Ohio, presentaron una demanda colectiva contra Norfolk Southern Corp., alegando que las «acciones negligentes» de la compañía ferroviaria a raíz del descarrilamiento y el derrame químico del 3 de febrero crearon una «catástrofe ambiental».
Al señalar que Norfolk Southern tardó dos horas en presentar un informe sobre el accidente, Youngstown, Ohio, el abogado Nils Johnson Jr. del bufete de abogados Johnson and Johnson dijo en un comunicado del 24 de febrero que esa demora, junto con la decisión de la compañía de quemar los productos químicos peligrosos que transportaba el tren equivalían a negligencia.
«El equivocado esfuerzo de limpieza de Norfolk Southern desató un agente químico de guerra sobre los residentes de East Palestine», señaló el abogado, que actuará como coabogado en representación de los residentes de East Palestine.
Uno de los productos químicos quemados en la «liberación controlada» fue el cloruro de vinilo, un producto químico tóxico que, cuando se quema, libera otros productos químicos tóxicos, incluido el fosgeno, un gas que se utilizó en gran medida como arma química durante la Primera Guerra Mundial.
“La negligencia de la compañía no solo condujo a este trágico desastre, sino que aumentó considerablemente las consecuencias”, agregó Johnson, “y la tardía respuesta de Norfolk Southern y las acciones eventuales solo echaron más leña al fuego».
Al presentar la demanda del 23 de febrero (pdf), el bufete de Johnson se asoció con el bufete nacional de demandas colectivas Hagens Berman, que se enfrentó a la industria tabaquera en la década de 1990 y ayudó a conseguir el mayor acuerdo civil de la historia.
Entre sus alegaciones contra Norfolk Southern, los abogados enumeraron la demanda de «alteración del orden público»—una estrategia que Hagens Berman invocó en aquel acuerdo histórico de la industria tabaquera—sosteniendo que la compañía ferroviaria debería haber sido consciente de los peligros que planteaban las sustancias químicas peligrosas que transportaba el tren cuando descarriló, exponiendo a los residentes de East Palestine a esas sustancias químicas.
“Como resultado directo y próximo del transporte y manejo inadecuado de químicos tóxicos por parte de los demandados, se vio mermado el derecho común de los demandantes y del público en general a respirar aire limpio y a tener acceso a agua limpia sin niveles peligrosos de sustancias químicas tóxicas», señala la demanda, que añade que se había causado un «daño ambiental masivo» a la comunidad de los alrededores.
Johnson, al señalar la escala “asombrosa” de la destrucción resultante, dijo: «Es posible que el verdadero alcance de los daños no se conozca hasta dentro de unos años. Norfolk Southern tiene que asumir su responsabilidad ahora y proporcionar a los habitantes de East Palestine y del condado de Columbiana los recursos que necesitan para un futuro saludable».
Un residente representado en la demanda colectiva dijo a los abogados que, el día después del descarrilamiento, sufrió un “mareo repentino y sin precedentes” mientras caminaba por su casa. Desde ese momento, también afirma haber sufrido «intensos» ataques de tos, fuertes dolores de cabeza y dificultad para respirar.
Otras afecciones notificadas por los residentes incluyen erupciones cutáneas, vómitos, náuseas y sensación de ardor en los ojos y la boca. Los residentes también informaron que mascotas y otros animales se enfermaron y murieron poco después del incidente.
La demanda solicita una indemnización por daños y perjuicios para todas las empresas y residentes afectados en un radio de 30 millas del descarrilamiento, el establecimiento de protocolos de pruebas y limpieza, la creación de un fondo de seguimiento médico y la supervisión por mandato judicial de los programas de seguridad y cumplimiento de la normativa de Norfolk Southern.
En un comunicado de prensa del 23 de febrero, Norfolk Southern señaló que una inspección había descubierto que todos los detectores al costado del camino en la zona del descarrilamiento habían estado funcionando correctamente. Esos detectores, según un informe de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB), fueron los primeros en alertar a la tripulación del tren de que había un problema.
El informe de la NTSB también reveló que la causa del descarrilamiento fue un cojinete de rueda sobrecalentado.
No obstante, al enfatizar que la seguridad era la «máxima prioridad» de Norfolk Southern, la compañía se comprometió a desarrollar prácticas e invertir en tecnologías que pudieran ayudar a prevenir tal evento en el futuro.
“La especulación y la desinformación sobre este incidente han perturbado extremadamente a los ciudadanos de East Palestine”, dijo la compañía. “Norfolk Southern sigue comprometido con la gente de la comunidad y continuará su trabajo para ayudarlos a prosperar. Ya hemos logrado un progreso significativo en la limpieza del sitio, involucrando a la comunidad y brindando apoyo financiero a familias y pequeñas empresas, todo para ayudar a East Palestine”.
The Epoch Times se puso en contacto con Norfolk Southern para solicitar más comentarios en respuesta a la demanda.
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