Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU. afirmaron el 26 de junio que una nueva variante COVID-19 que se está extendiendo por Estados Unidos muestra un mayor potencial para infectar a determinadas personas, aunque la agencia añadió que «no hay pruebas» de que cause síntomas más graves.
En respuesta a una pregunta sobre la gravedad de las variantes LB.1, David Daigle, portavoz de los CDC, declaró a The Epoch Times el miércoles por la noche, que la variante LB.1 descubierta recientemente «tiene el potencial de infectar más fácilmente a algunas personas basándose en una única supresión en una proteína de la espiga».
Sin embargo, señaló que «actualmente no hay pruebas de que LB.1 cause una enfermedad más grave» y que «la mayoría de los indicadores clave de COVID-19 están mostrando bajos niveles de actividad a nivel nacional, por lo que el número total de infecciones que este linaje puede estar causando es probablemente bajo».
El Sr. Daigle dijo que las hospitalizaciones y muertes asociadas a COVID-19 siguen siendo bajas.
«Los CDC seguirán rastreando las variantes del SARS-CoV-2 y están trabajando para comprender mejor su posible impacto en la salud pública», afirmó.
Aunque el portavoz de los CDC comentó la cepa LB.1, los datos más recientes facilitados por la agencia sanitaria federal muestran que la variante KP.3 es la dominante en todo Estados Unidos.
Al 22 de junio, la variante KP.3 representaba alrededor del 33 por ciento de los casos de COVID-19 notificados en todo el país, mientras que la variante LB.2 representaba alrededor del 17.5 por ciento. La variante KP.2, por su parte, representa alrededor del 20 por ciento, según los CDC.
LB.1, KP.2 y KP.3 son todas descendientes de la variante anterior JN.1, según la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América. Sin embargo, LB.1 tiene «una mutación adicional», señaló el grupo en una actualización el jueves.
«En conjunto, estos resultados sugieren que el potencial de infección con una variante emergente de Omicron es sustancial, incluso para las personas que recibieron las actualizaciones más recientes de la vacuna COVID-19», declaró la organización. «Parece que LB.1 y KP.2.3 presentan una mayor infectividad y un mayor escape inmunitario que KP.2 y KP.3».
La organización advirtió que «debido a la naturaleza de la rápida aparición de LB.1, estos resultados aún no se corroboran aun por pruebas epidemiológicas del mundo real».
Esto se produce cuando los datos de los CDC muestran que 39 estados observan niveles más altos de actividad COVID-19 desde esta semana. Sin embargo, las tendencias históricas de los CDC muestran que las hospitalizaciones y muertes por el virus están en o alrededor de mínimos históricos desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.
El mes pasado, los CDC anunciaron que los hospitales ya no están obligados a notificar los ingresos hospitalarios, la capacidad o la información relacionada con COVID-19, mientras que algunos gráficos y rastreadores del virus desaparecieron del sitio web de la agencia de salud.
«La mayoría de los indicadores clave de COVID-19 muestran bajos niveles de actividad a nivel nacional, por lo que es probable que el número total de infecciones causadas por este linaje sea bajo», declaró un portavoz de los CDC en un comunicado a principios de junio. Es probable que la variante KP.3 se convierta en el «linaje más común» en Estados Unidos, afirmó el portavoz.
En cuanto a KP. 3, Andy Pekosz, profesor de microbiología molecular de la Universidad Johns Hopkins, afirmó que la nueva variante tampoco parece causar síntomas más graves. Los anticuerpos proporcionados a través de una infección previa o vacunas llevaron a mejores resultados en los últimos meses, dijo en una entrevista publicada en el sitio web de la universidad.
«La persona puede contagiar a otros uno o dos días antes de experimentar los síntomas y unos días después de su remisión. Y al igual que con las variantes anteriores, algunas personas pueden tener virus vivos detectables hasta una semana después del inicio de los síntomas, y algunas pueden experimentar síntomas de rebote», señaló el Sr. Pekosz.
A principios de junio, un grupo consultivo de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) señaló que los fabricantes de vacunas deberían centrarse ahora en las variantes COVID-19 derivadas de JN.1. Según las autoridades, esas vacunas deberían lanzarse en otoño de 2024.
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