Los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran que los casos de tos ferina están aumentando en todo Estados Unidos.
En lo que va de 2024, se han registrado 4864 casos de tos ferina, según los datos actualizados al 25 de mayo. Es casi tres veces más que los 1746 casos de tos ferina, también conocida como tos convulsiva, durante el mismo periodo de 2023, según el informe.
Varios estados han emitido alertas sobre la tos ferina en las últimas semanas, entre ellos Oregón. Hasta el 29 de mayo, se habían reportado 178 casos de esta infección bacteriana, lo que supone un aumento del 770% respecto al mismo periodo del año pasado, según informó la Asociación de Salud de Oregón en un comunicado de prensa.
«Nuestra preocupación es la rapidez con que saltamos a un número tan alto de casos de tos ferina, lo que nos dice que la enfermedad está haciendo lo que mejor sabe hacer: propagarse rápidamente y tomar un mayor número de víctimas entre las personas subvacunadas», dijo Paul Cieslak, de la agencia, en el comunicado de prensa.
Pero el comunicado de la agencia dijo que los números están «más o menos en línea con las observadas durante períodos de tiempo similares en los años inmediatamente anteriores a la pandemia, incluyendo 2019, cuando hubo 93 casos, y 2018, que vio 248 casos».
En el vecino estado de Washington, también ha habido un aumento en los casos de tos ferina, según el Departamento de Salud de Washington. «Ha habido un total de 218 casos reportados en todo el estado hasta ahora en 2024, en comparación con 24 casos reportados hasta la semana 21 en 2023», dijo la agencia en una actualización reciente.
«Es probable que estemos entrando en un año epidémico de tos ferina», afirmó James Lewis, responsable sanitario del Departamento de Salud del condado de Snohomish, en Washington, en un comunicado emitido a finales de la semana pasada. «Esto ocurriría ocasionalmente antes de la pandemia, y el resurgimiento de la tos ferina de este año podría ser mayor que un año epidémico típico anterior a la pandemia de COVID-19. Mucha gente se ha retrasado en las vacunaciones y eso, combinado con la falta de tos ferina circulante en los últimos años, probablemente ha disminuido la inmunidad general dentro de la comunidad».
Su oficina recomendó que las personas se vacunara contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTaP), que suele administrarse a los niños.
A principios de este año, se notificaron grupos de casos entre los estudiantes de secundaria de la zona de la bahía de San Francisco, en California, varios casos en Hawai, y entre niños pequeños en la ciudad de Nueva York, según las agencias gubernamentales.
Fuera de Estados Unidos, los casos de tos ferina han aumentado en el Reino Unido y Europa, según un análisis publicado en abril.
«La incidencia de la tos ferina es elevada y va en aumento en el Reino Unido. En enero de 2024, hubo 553 casos en Inglaterra en comparación con 858 casos para todo el año 2023», dijo el estudio, publicado en el BMJ, anteriormente conocido como British Medical Journal. «El mayor brote de la tos ferina en los últimos años fue en 2012, cuando los casos alcanzaron su nivel más alto en dos décadas. En este momento, es difícil saber cómo se desarrollará el actual aumento de la actividad de la tos ferina en los próximos meses».
Según los investigadores, en China se han informado más de 15,000 casos de esta enfermedad respiratoria bacteriana en enero de 2024, lo que supone un aumento de 15 veces con respecto al mismo periodo de tiempo en 2023.
Síntomas
Conocida como una enfermedad muy contagiosa, la tos ferina afecta principalmente a niños pequeños y lactantes. En particular, puede provocar ataques de tos que terminan con un sonido que se escucha un sonido agudo y chillón cuando el niño intenta inhalar aire.
Al principio, la enfermedad presenta algunas similitudes con el resfriado común, con secreción o congestión nasal, estornudos, tos y fiebre. Pero al cabo de una o dos semanas comienzan los ataques de tos intensos, que pueden durar varias semanas o meses, según las autoridades sanitarias.
«La mucosidad espesa se acumula en el interior de las vías respiratorias, provocando una tos incontrolable. Los ataques de tos graves y prolongados pueden: provocar vómitos, tener la cara roja o azul, causar fatiga extrema, [y] terminar con un sonido chillón durante la siguiente bocanada de aire», dice el sitio web de la Clínica Mayo.
«Sin embargo, muchas personas no desarrollan el sonido característico. A veces, la tos seca persistente es el único signo de que un adolescente o un adulto tiene tos ferina. Los bebés pueden no toser en absoluto. En cambio, pueden tener dificultades para respirar o incluso dejar de respirar temporalmente».
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