Cerca de 250 trabajadores de las grandes minas de Perú, segundo productor mundial de cobre, se han contagiado del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus después de que la extracción de minerales, que es el principal motor de la economía peruana, haya continuado funcionando durante la cuarentena decretada en el país desde el 16 de marzo.
La mayoría de ellos pertenecen a la mina de cobre y zinc Antamina, ubicada sobre los Andes, a 4300 metros de altitud en la región de Áncash, que continuó operando bajo mínimos con 2400 personas en su campamento hasta el 13 de abril.
En Antamina, propiedad de la minera australiana BHP Billiton y a la suiza Glencore, unos 600 trabajadores se sometieron a muestras de descarte de la COVID-19, de los que 210 salieron positivos. El 87 % son asintomáticos, pero uno se encuentra grave en una unidad de cuidados intensivos, según informó la compañía en un comunicado.
Ante esta situación, la empresa hizo una «parada de seguridad estratégica» sin que tenga todavía una fecha concreta para reanudar sus operaciones en el campamento, donde aún permanece un reducido equipo para «labores esenciales».
Más casos que 13 regiones
«Lo que viene ocurriendo en empresas como Antamina, es una evidencia de los graves riesgos que enfrentan los trabajadores mineros al realizar sus actividades en medio de la pandemia», advirtió la ONG CooperAcción en un comunicado.
La organización ecologista advirtió que solo en el campamento de Antamina hay más casos que en trece de las veinticinco regiones de Perú, que registran 200 o menos casos de la COVID-19.
Otros 18 positivos se detectaron en la mina de cobre Constancia, en la región andina de Cusco, operada por la minera canadiense Hudbay, quien trasladó a los contagiados a sus domicilios sin avisar a las autoridades sanitarias, según denunció la red de salud local en un comunicado.
En otras minas de cobre como Antapaccay, en Cusco, y Las Bambas, en Apurímac, se han detectado 8 y 39 casos, respectivamente, entre el personal que iba a relevar a los trabajadores que estaban en el campamento desde el inicio de la cuarentena.
Potencial foco de contagio
Las minas se han convertido así en otro potencial foco sensible de contagio del virus del PCCh, como ha sucedido con los mercados, las colas en los bancos y últimamente también las cárceles.
Inicialmente la actividad minera no estaba contemplada dentro de las actividades esenciales que debían seguir funcionando durante la cuarentena, entre ellas toda la cadena de abastecimiento de alimentos, medicinas y energía, pero posteriormente se incluyó tras las quejas del gremio patronal.
Este riesgo fue advertido por distintas organizaciones que criticaron al Ejecutivo por contentar las demandas de la Confederación Nacional de Instituciones Privadas (Confiep) para que siguiese operando el sector minero, que supone el 9 % del producto interior bruto (PIB) de Perú y el 60% de sus exportaciones.
Gremio minero alista protocolos
A pesar de los numerosos casos de COVID-19 en el sector, el director ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Pablo De la Flor, anunció este jueves en declaraciones al diario Perú 21 la puesta en marcha de protocolos para recuperar por la producción habitual.
«La minería está en condiciones óptimas para ayudar a generar mayor actividad económica y minimizar el número de contagios por su características de distanciamiento, aislamiento y confinamiento, sus altos estándares de seguridad y salud que asume y las precauciones adicionales contra la COVID-19», afirmó De la Flor.
El director gremial señaló que la producción minera ha bajado un 60 % durante el confinamiento por la COVID-19, a lo que se suma las contracciones en los precios, por lo que valoró que el Gobierno haya contemplado a las minas como uno de los sectores prioritarios para la reactivación económica una vez que termine la cuarentena.
«Las últimas informaciones indican que el producto interior bruto (PIB) de este último trimestre se ha contraído casi 40% y que estamos frente a lo que posiblemente sea una de las peores contracciones y recesiones de los últimos 100 años», apostilló De la Flor.
Contagio en auge
A pesar de que Perú fue el primer país de Latinoamérica en decretar la cuarentena, cuando apenas había confirmados 71 casos, la COVID-19 se ha propagado rápidamente durante las seis semanas de estricto confinamiento y ha colapsado su frágil y fragmentado sistema de salud en algunas regiones.
Esto ha llevado que hasta este jueves se hayan registrado más de mil muertes y casi 37.000 infectados mientras el Gobierno alista un plan para levantar progresivamente la cuarentena a partir del 10 de mayo.
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