La cadena de suministro mundial de alimentos y energía está siendo afectada por la guerra entre Rusia y Ucrania, pero más aún por la política china de «COVID cero» bajo la virulenta variante ómicron.
Las autoridades chinas anunciaron que desde el 15 de marzo la variante ómicron de COVID-19 se extendió a 28 provincias de China y al menos 385 ciudades informaron casos confirmados.
En consecuencia para cumplir con la política de «COVID cero» muchas ciudades se cerraron total o parcialmente.
Cierran centros de producción clave
Dongguan, una importante ciudad industrial del delta del río Perla, en la provincia costera de Guangdong, adoptó un cierre de 7 días el 14 de marzo. Las fábricas, empresas y parques industriales tienen restringidas las actividades comerciales y el transporte de mercancías. Se suspendió el transporte público, se prohibió el tráfico no esencial y los viajes innecesarios fuera de la ciudad.
El propietario de una empresa textil de Dongguan, el Sr. Wang, declaró a The Epoch Times que el bloqueo provocó la interrupción total de la logística de producción. «Incluso la entrega exprés está detenida, todo está interrumpido».
«El envío está detenido, lo que deja al cliente esperando en vano. Solo podemos intentar no aceptar pedidos y esperar a que la epidemia retroceda», dijo la Sra. Peng, propietaria de una empresa de accesorios de ferretería y moldes en Dongguan.
Antes que las autoridades impusieran el cierre el 14 de marzo, se publicó en Internet una carta conjunta de 10 propietarios de empresas que pedían el levantamiento parcial de las medidas por COVID-19 para salvar a las industrias de tejido de punto de Dalang, en Dongguan, «la ciudad de los jerséis de lana de China».
Según la carta, el cierre local comenzó en diciembre de 2021 y el negocio ha sufrido enormes pérdidas, incluidos numerosos clientes.
El 13 de marzo, dos importantes centros de fabricación aplicaron un cierre, Changchun, una ciudad de la industria automovilística, y Shenzhen, un centro tecnológico y financiero.
En consecuencia, los fabricantes de automóviles Volkswagen y Toyota, y más de 60 empresas taiwanesas en Shenzhen, incluida Foxconn, tuvieron que detener la producción.
China insistió en la política de «COVID Cero dinámico» como medida de contención en muchas ciudades, junto con las pruebas de ácido nucleico para detección del virus en todo el país.
El Sr. Li, camionero de una fábrica de muebles en Shenzhen, dijo a The Epoch Times el 16 de marzo que todas las actividades quedaron suspendidas y que diariamente las filas de personas que esperan dar una muestra para la prueba de ácido nucleico se extienden por más de una milla en Shenzhen.
«Nuestra fábrica está cerrada desde el día 13 (…) Tengo un camión cargado de mercancías que aún no han sido entregadas (…) hay muy pocos vehículos en la carretera», dijo el camionero.
El Sr. Tan, empleado de una fábrica de productos electrónicos en Shenzhen, también dijo a The Epoch Times que las fábricas están cerradas y no pueden entregar mercadería. «Los clientes nos están presionando para que entreguemos y esto ha afectado nuestro suministro a los clientes nacionales y extranjeros», indicó Tan.
A todos los entrevistados nacionales chinos se les dio un seudónimo para evitar represalias del régimen.
Impacto del bloqueo en la cadena de suministro y la economía
El economista William Yu, de la escuela Anderson Forecast de la Universidad de California (UCLA), explicó el impacto de la política de COVID cero de China.
«Como principal proveedor de muchos productos básicos como la electrónica, las comunicaciones, los ordenadores, los muebles, desde las materias primas hasta los productos finales, la dura medida de cierres en China por la política de COVID cero seguramente amenazará la cadena de suministro mundial», dijo Yu.
«La interrupción de la oferta provocará la escasez de bienes y por lo tanto intensificará la inflación mundial», afirmó a continuación.
En cuanto a la magnitud del impacto, depende de la propagación del brote y del número de ciudades y provincias que impongan las medidas de cierre.
Según Yu, al principio de la pandemia, en marzo y abril de 2020, el cierre en Estados Unidos provocó un desplome del PIB estadounidense.
El Departamento de Comercio de Estados Unidos informó que «en el segundo trimestre de 2020, el PIB real disminuyó un 31.4 por ciento».
Yu dijo que el futuro de las fábricas y las exportaciones chinas se ve sombrío si China termina por aplicar un cierre nacional.
Con la contribución de Mary Hong
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