China aprovecha torpemente el tema de las armas nucleares

Beijing advierte sin tapujos a Australia de que no se sume al pacto con Estados Unidos y Reino Unido, o de lo contrario será objetivo de las armas nucleares

Por James Gorrie
24 de septiembre de 2021 3:23 PM Actualizado: 24 de septiembre de 2021 3:24 PM

Comentario

Si alguna vez hubo dudas sobre cómo se comportará China como superpotencia, hoy hay menos dudas que ayer. Esta semana, en una entrevista televisada con un aparente portavoz del régimen chino, el mundo se enteró de que Australia se considerará un objetivo válido de armas nucleares si adquiere submarinos de propulsión nuclear.

Los australianos no se plantean adquirir submarinos con armamento nuclear, ojo, solo con propulsión nuclear. Hay una gran diferencia entre ambos, por supuesto, pero no en lo que respecta a China.

Una amenaza nuclear patente

El 20 de septiembre, Victor Gao, vicepresidente del Centro para China y la Globalización, con sede en Beijing, dijo a un entrevistador australiano que «(…) si el gobierno australiano quiere (…) ir a lo nuclear, con submarinos nucleares, perderá ese privilegio de no ser blanco de ojivas nucleares en adelante. Es tan simple como eso (…) esta es la consecuencia más grande».

Sin duda, Gao habló con la aprobación de la cúpula del Partido Comunista Chino (PCCh), y expuso su punto de vista al plantear la siguiente pregunta al gobierno y al pueblo australianos: «¿Realmente quieren ser un objetivo en una posible guerra nuclear? ¿O quieren librarse de la «amenaza nuclear» en el futuro?».

Eso es totalmente un ultimátum.

¿Por qué iba Beijing a transmitir una amenaza tan patente y sin precedentes de un posible ataque nuclear contra Australia, uno de sus principales socios comerciales que no representa ninguna amenaza militar ofensiva?

¿Y por qué ahora?

El momento lo es todo

El momento no es tan malo como se podría pensar.

Sí, en el ámbito económico, el comercio está en auge entre las dos naciones. Incluso con el boicot de Beijing al vino australiano, y a otros productos, Australia exportó más de 16,000 millones de dólares a China en julio de 2021, un nuevo récord.

Pero en agosto, la Cámara de Comercio e Industria de Australia informó que los exportadores australianos están tratando de alejarse de China porque mantener las operaciones comerciales normales con la mayor economía de Asia es «imposible«. Las fricciones comerciales han llevado a Australia a buscar mercados sustitutos en otras partes de Asia, lo que ha enfadado a China, que depende en gran medida de las importaciones de mineral de hierro australiano.

Desde el punto de vista geopolítico, la estrategia de Beijing pretende alcanzar varios objetivos, y el tiempo desempeña un papel importante en esta nueva política provocadora.

En primer lugar, el PCCh quiere minimizar el poder y la influencia de Estados Unidos en la región. Eso implica intimidar a Australia, y por extensión a Nueva Zelanda, en un intento de aislarlos de la alianza con Estados Unidos y Reino Unido.

Epoch Times Photo
(De izquierda a derecha) El ministro de Defensa australiano, Peter Dutton, la ministra de Asuntos Exteriores, Marise Payne, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, posan para una fotografía de grupo en el Departamento de Estado en Washington el 16 de septiembre de 2021. (Andrew Harnik/Pool/AFP vía Getty Images)

Es probable que en Beijing se piense que las garantías de seguridad estadounidenses son menos seguras hoy que en el pasado. La desastrosa retirada de Estados Unidos en Afganistán y la desfinanciación del crítico sistema de defensa antimisiles israelí Cúpula de Hierro esta semana hacen que Estados Unidos parezca débil y poco fiable.

Y, por supuesto, la reanudación de la producción de armas nucleares por parte de Corea del Norte sin que Estados Unidos reaccione es un cambio radical respecto a la anterior administración estadounidense. La pasividad ante la agresión solo refuerza la percepción de debilidad. En las mentes de nuestros aliados surcoreanos y japoneses, pueden estar concluyendo que Estados Unidos no tiene ningún plan ni voluntad de enfrentarse a Corea del Norte, que actúa como sustituto beligerante de China.

Por lo tanto, el PCCh puede haber decidido que ahora es el momento perfecto para explotar esa debilidad.

Una prueba de voluntades

Además, la política/amenaza nuclear de China puede estar destinada a poner a prueba la voluntad política del gobierno australiano, y es probable que esté diseñada para agitar la opinión pública contra la nuclearización de la región. Pero hasta ahora, Australia no ha mostrado nada más que determinación en cuanto a mantener el pacto AUKUS, y no se ha producido ninguna oleada de opinión pública antinuclear… todavía.

Independientemente de todos o algunos de estos factores, Australia tiene una herencia cultural y política compartida con Estados Unidos y Reino Unido que no es probable que se rompa. Es miembro fundador de la Commonwealth desde hace más de 70 años, una organización dedicada a la democracia, los derechos humanos y el buen gobierno. También forma parte de «Five Eyes» —la relación de intercambio de inteligencia entre Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda— desde 1956.

Es poco realista que China piense que puede convencer a Australia de que desprecie su historia por la opresión que el PCCh aporta.

Ha comenzado una nueva era de confrontación

Pero lo que sí hace el torpe pronunciamiento de Beijing sobre el objetivo nuclear es enviar toda la reflexión y el diálogo sobre seguridad regional a un contexto mucho más arriesgado. China ya no se comporta de forma más o menos paciente, como lo ha hecho en el pasado. Puede haber razones para ello, como una economía débil y la pérdida de poder blando en todo el mundo. Sea cual sea la causa, Beijing está actuando de la forma en que lo hacen las naciones cuando tienen la agresión al frente de sus políticas y el poder militar para respaldarla.

Además, el PCCh está acostumbrado a gobernar por decreto y por la fuerza bruta, y su diplomacia lo refleja. Así, al incluir abiertamente la amenaza de ataque nuclear en el léxico diplomático, Beijing ha dejado mucho menos espacio sobre la mesa para el matiz diplomático y el compromiso. En cualquier caso, la impaciencia diplomática es a menudo un rasgo que demuestran las naciones bajo el régimen de un solo hombre, cuyo poder, por defecto, tiene una vida limitada, lo que hace que el tiempo sea esencial.

El mundo se ha vuelto mucho más peligroso.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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