¿Acaso la guerra comercial entre Estados Unidos y China se convirtió en una guerra de divisas? Eso es lo que parece. Por primera vez desde la Gran Recesión de 2008, el valor del yuan cayó por debajo de la relación 7:1 frente al dólar estadounidense. Esta devaluación de origen político es una respuesta muy significativa por parte de los chinos y tiene una variedad de posibles implicancias.
Manipulador de divisas
Esta situación llevó a la administración Trump a etiquetar oficialmente a China como un manipulador de divisas, lo que inmediatamente generó grandes pérdidas en el mercado de valores. Eso puede o no estar justificado, porque China ha estaedo manipulando el yuan durante años, pero en el sentido opuesto. El yuan chino no se negocia en los mercados como otras monedas. Más bien, su valor ha sido cuidadosamente controlado –es decir, manipulado– por el Banco Popular de China (PBOC) para comerciar dentro de una estrecha franja del 2 por ciento hacia arriba o hacia abajo en su cotización oficial.
Paradójicamente, los aranceles tienden a debilitar el valor de una moneda de todos modos, porque debilitan la economía detrás de la moneda. Y vale la pena señalar que solo cuando el PBOC dejó de sostener al yuan y lo dejó “flotar” en el mercado, su valor cayó frente al dólar. El mercado forzó esta devaluación, no el banco central.
China lo admitió en su declaración adjunta a la devaluación, diciendo que el PBOC “ha acumulado una rica experiencia y herramientas de política, y continuará innovando y enriqueciendo la caja de herramientas de control, y tomará las medidas necesarias y específicas contra el comportamiento de retroalimentación positiva que pueda ocurrir en el mercado de divisas”.
Se esperaba una devaluación
No obstante, la decisión de devaluación de China responde a la decisión del Presidente Trump de aplicar aranceles sobre los 300.000 millones de dólares restantes de bienes de consumo que habían sido excluidos en las anteriores rondas arancelarias. Eso significa que todo lo que China exporta a Estados Unidos ahora será gravado, haciendo que los productos chinos sean menos competitivos, añadiendo dolor a una economía china que ya se estaba contrayendo.
Dejar que su moneda se devalúe con las fuerzas del mercado es una reacción esperada. Un yuan más barato en relación con el dólar estadounidense ayuda a China a compensar el mayor costo de los aranceles de Trump al reducir el costo de los productos chinos.
Pero la decisión de China de devaluar podría tener impactos de largo alcance en su ya tensa relación con Estados Unidos. Da la impresión de que el liderazgo de China no abandonó en absoluto la idea de intentar reducir la escalada de la guerra comercial con el presidente Trump. Más bien, parece que están imitando el enfoque de línea dura de Trump en las negociaciones. Esto no es un buen augurio para la relación económica entre Estados Unidos y China en los próximos dos años.
Costos políticos y económicos para Xi y Trump
Sin embargo, es un cálculo que tiene sentido. En términos políticos, Trump se encuentra ahora en una posición más difícil que Xi porque Trump se enfrenta a la reelección en 2020, mientras que el régimen chino prohíbe las elecciones. La reacción inmediata y negativa de las bolsas ante la devaluación de la divisa china hace que el argumento de Trump para su reelección sea más difícil esta semana que la semana pasada, por no hablar del año pasado.
Es más, si se aplica la última ronda de aranceles a los productos de consumo, el consumidor estadounidense podría sentirlo en sus billetera a medida que aumenten los precios finales. Y la negativa de China a realizar las compras acordadas de productos agrícolas estadounidenses tiene la intención de golpear duro a los productores estadounidenses. Todos estos acontecimientos podrían perjudicar los esfuerzos de Trump para la reelección en 2020.
Ese puede ser el punto. Esperar a ver si Trump es reemplazado en 2020 es probablemente un factor importante en la decisión del liderazgo chino de devaluar el yuan. Si es así, China podría terminar decepcionada.
Una moneda devaluada perjudica al pueblo chino y conduce a la fuga de capitales, así como a la perturbación de los mercados, lo que también perjudica a la economía china. El régimen chino ya tuvo que rescatar este año a tres bancos más pequeños, lo que no es una coincidencia.
La Reserva Federal reaccionará ante la guerra comercial
En respuesta a la devaluación del yuan, la Reserva Federal ya ha indicado que recortaría aún más los tipos de interés si las condiciones económicas lo exigieran. Y los subsidios agrícolas son una posibilidad clara, ya que se los ha utilizado para compensar cuando los agricultores estadounidenses perdieron anteriormente el mercado chino de la soja. En otras palabras, el impacto del primer disparo de China en la guerra de divisas puede no ser tan efectivo como quisieran, o tan pronto como quisieran.
Pero no es probable que el ciclo de represalia y respuesta se detenga ahí. China está violando su compromiso con el G20 de no participar en una “devaluación competitiva”. Eso es precisamente lo que están haciendo, por supuesto, y no es tan inteligente como ellos creen que es. Un yuan barato no solo perjudica a los productores estadounidenses, sino también a los otros socios comerciales importantes de China, como la Eurozona y Japón.
Los aranceles son tácticos y estratégicos
Tácticamente, los aranceles sobre los productos chinos son para hacer que China cambie su comportamiento comercial contencioso. Las trampas de deuda de ‘La Franja y la Ruta’ (OBOR) de China, su extendido spyware de Huawei, una arraigada práctica de robo de propiedad intelectual y tecnología y otras, brindaron al hostil régimen chino ventajas comerciales injustas que el presidente Trump quiere detener. Además, China debe cumplir su promesa de abrir su mercado a las empresas occidentales.
Sin embargo, es dudoso que China tenga planes para cambiar fundamentalmente el comportamiento que la llevó al ascenso del poder de su régimen. Su decisión de devaluar tiene por objeto revertir el pensamiento de la administración Trump sobre los aranceles a los productos chinos. Incluso la decisión de China de moderar su devaluación no significa que se dé por vencida y cambie, porque no puede hacerlo sin debilitar el control del poder del PCCh. Es comprensible que a China le gustaría volver a la situación anterior.
Eso no va a suceder.
Desde un punto de vista estructural, los aranceles están perjudicando a China mucho más que a Estados Unidos, al menos en el corto plazo. Pero desde un punto de vista estratégico, la guerra comercial está diseñada para iniciar, sino acelerar, la caída de la economía planificada de China y el régimen del PCCh. Por ambas razones, es más probable que la guerra comercial se intensifique aún más.
James Gorrie es un escritor radicado en Texas. Es el autor de “La crisis de China”.
***
A continuación
¿Por qué el comunismo no es tan odiado como el fascismo?
Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.