Seguir fortaleciendo la colaboración recíproca, la ideología comunista y el poder dictatorial, es el eje fundamental de la relación entre el líder de China, Xi Jinping, y su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel, quienes se reunieron en noviembre, en Beijing, para prometerse apoyo mutuo en intereses comunes.
Tal como era de esperarse, ambos dictadores no hicieron más que congraciarse entre sí, enfatizando el vínculo de amistad entre sus respectivos países, promoviendo el discurso anticapitalista de siempre y ahondando en el doble propósito de seguir construyendo el socialismo, a pesar de las circunstancias globales actuales.
Xi Jinping: el marxismo como estandarte
Según informó el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China (FMPRC, por sus siglas en inglés), Xi Jinping recordó que Cuba «fue el primer país del hemisferio occidental en establecer relaciones diplomáticas con la Nueva China». Al mismo tiempo, subrayó que «los lazos sino-cubanos se han convertido en un caso ejemplar de solidaridad y cooperación entre países socialistas».
Asimismo, dijo que «China está dispuesta a trabajar junto con Cuba para profundizar la confianza política mutua, ensanchar la cooperación práctica, apoyarse mutuamente en temas tocantes a los respectivos intereses vitales, y fortalecer la coordinación y la colaboración en asuntos internacionales y regionales, con miras a avanzar de la mano en el camino de la construcción socialista con características propias».
En referencia al papel del Partido Comunista Chino (PCCh) y el Partido Comunista de Cuba (PCC), Xi subrayó que ambos deben intensificar el aprendizaje mutuo y promover tanto la innovación teórica como el progreso práctico del socialismo, con el fin de abrir nuevos horizontes a la adaptación del marxismo bajo las condiciones actuales.
«La amistad sino-cubana ha sido forjada y cultivada con esmero por los líderes históricos. A lo largo de los 62 años de relaciones diplomáticas, ante los constantes vaivenes en la palestra internacional, China y Cuba profundizan invariablemente nuestra amistad fraternal, y desarrollan resueltamente cooperaciones de beneficios mutuos y ganancias compartidas, siendo siempre, el uno para el otro, socios en la reforma y el desarrollo», puntualizó el mandatario chino.
El uno para el otro, señores. Ya sabíamos que ambos regímenes dictatoriales eran tal para cual, pero ahora ha sido el propio Xi quien lo ha corroborado. No digo yo: China tiene en Cuba un lugar desde donde posicionarse mejor en contra de Estados Unidos (EE. UU.) y Cuba tiene en China un donador de recursos en medio de sus carencias, independientemente de las operaciones comerciales que sostienen y que no se cansan de engrandecer ante el mundo en sus empalagosos discursos floridos.
China-Cuba: amistad a prueba de balas
La amistad entre China y Cuba parece ser a prueba de balas. O, al menos, así lo dejó evidenciado Xi Jinping cuando aseveró que, sea cual sea el cambio que se opere en el escenario internacional, China nunca variará su directriz de amistad duradera con Cuba, nunca alterará su determinación de apoyarla en su camino socialista y nunca cambiará su voluntad de trabajar de manera conjunta para defender la equidad y la justicia internacionales.
Como era de suponer, Xi también dijo que «China seguirá apoyando firmemente los esfuerzos cubanos por defender la soberanía nacional, y rechazar las intervenciones externas y el bloqueo [de Estados Unidos]». Asimismo, adelantó que su país está dispuesto «a promover, junto con Cuba, la implementación de la Iniciativa para el Desarrollo Global y la Iniciativa para la Seguridad Global, en fomento de la paz y el desarrollo del mundo».
En lo que respecta a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), el dictador chino refirió que su país también «está dispuesto a profundizar la cooperación práctica con Cuba en todas las áreas e implementar como es debido el Plan de Cooperación de la Construcción Conjunta de la Franja y la Ruta».
Con respecto a América Latina y El Caribe (ALC), Xi subrayó que su país igualmente trabajará con Cuba y los otros países del área para fomentar la construcción de la Franja y la Ruta, haciendo que la Asociación de Cooperación Integral China-ALC tenga un mejor desarrollo en la nueva era tanto para el beneficio del pueblo chino como de los pueblos latinoamericanos y caribeños.
Miguel Díaz-Canel: China como referente
El dictador cubano, Miguel Díaz-Canel —quien voló en un avión prestado por Nicolás Maduro, un Airbus 340 de la aerolínea venezolana Conviasa— aprovechó su visita al gigante asiático para dos cosas principales. La primera, elogiar nuevamente a su par Xi Jinping; la segunda, llorar miseria para el pueblo “bloqueado” por Estados Unidos.
Deshecho en elogios, Díaz-Canel felicitó a Xi por su tercer mandato consecutivo y alabó los éxitos históricos que ha conquistado China bajo su presidencia, reconociendo, de paso, sus contribuciones teóricas y prácticas al socialismo. Desde su punto de vista, dijo, «eso es un verdadero estímulo para todas las fuerzas progresistas del mundo».
Abro paréntesis aquí para recordar que, a fin de seguir gobernando, el líder chino modificó la Constitución de su país en 2018. Hasta esa fecha, la ley fundamental del Estado chino disponía que la duración del cargo como líder no debía sobrepasar los 10 años. Ahora, sin traba legal alguna que se lo prohíba, no habrá nada, ni nadie que le impida tratar de perpetuarse en el poder, al estilo de los hermanos Castro.
Volviendo a las declaraciones del mandatario cubano, Díaz-Canel se pronunció sobre la crisis económica que sufre la isla y expresó confianza en enfrentarla con el apoyo de países amigos como China, según publicó su oficina en Twitter.
Todo sea dicho: la verdad es que la estrategia le funcionó muy bien, porque, nada más llegar al gigante asiático, «se organizó una ceremonia de entrega y recepción de materias primas, uniformes escolares, donaciones en efectivo, insumos sanitarios y medicamentos para Cuba», tal como difundieron Yahoo y otros medios de prensa.
El mandatario cubano también dijo que «Cuba va a tomar a China como referente y resistir creativamente los desafíos». Asimismo, señaló que la isla «ratifica su firme adhesión al principio de una sola China, y apoya la construcción conjunta de la Franja y la Ruta de alta calidad, la Iniciativa para el Desarrollo Global y la Iniciativa para la Seguridad Global».
Además de rubricar acuerdos para afianzar áreas del intercambio interpartidista, la construcción del BRI y la cooperación práctica, ambos dictadores emitieron la Declaración Conjunta entre la República Popular China y la República de Cuba sobre la Profundización de las Relaciones Binacionales en la Nueva Era.
Aparte de reunirse con Xi, el líder cubano también habló con el presidente del Legislativo chino, Li Zhanshu, y con el primer ministro, Li Keqiang, quien dio la bienvenida a que más productos cubanos entren en el mercado chino y llamó a profundizar la cooperación en varias áreas, entre ellas, la agricultura y la infraestructura, además de explorar otras, como el comercio electrónico y las energías renovables.
La última visita del líder cubano a China había tenido lugar en 2018, en lo que fue su primer viaje oficial al país asiático como mandatario. El encuentro más reciente, entretanto, constituyó el primero de un líder latinoamericano a China tras la finalización del XX Congreso del PCCh, efectuado en octubre.
Operaciones comerciales China-Cuba
En referencia a los resultados del encuentro entre los dos mandatarios, el viceprimer ministro de Cuba, Alejandro Gil, los calificó de positivos, pues «hubo una conversación transparente, cordial, abierta. Se firmaron 12 instrumentos jurídicos, y entre ellos destacan los aspectos vinculados con la reapertura de nuevos financiamientos».
En un comunicado difundido por la presidencia del régimen cubano, Gil especificó «que esas reaperturas están asociadas a la inversión del moderno Dique Flotante, que llegó a Cuba desde el año 2019, y que será una fuente importante de ingresos en divisas para nuestra economía al prestar servicio a los buques que transitan por la zona del Caribe».
El también ministro de Economía y Planificación anunció que se avanzó en otras inversiones importantes para la economía de la isla, «como, por ejemplo, el parque eólico de Herradura, ubicado al norte de Las Tunas, a su vez un parque solar fotovoltaico de más de 100 megawatts, dos inversiones de mucho impacto en el sector energético».
Gil explicó, asimismo, que hay dos plantas de bioplaguicidas, una en La Habana y una en Villa Clara, así como otra pendiente por iniciar en Granma. Paralelamente, dijo que, como parte de las conversaciones con Xi Jinping, trascendió un donativo de la parte china hacia la isla en el orden de los cien millones de dólares. Sin dudas, este es otro triunfo para el llorador de miserias. Ahora, a ver qué uso le da al dinero, porque bien sabido es el rumbo que el régimen cubano suele darle a las donaciones.
En lo que concierne al tema inversiones, el dirigente cubano dijo que Díaz-Canel «convidó a empresas chinas para hacer inversiones directas» en la isla. En su opinión, esto es muy importante, pues China tiene una amplia presencia en América Latina con inversión extranjera directa».
Actualmente, China es el segundo mayor socio comercial de Cuba, país al que le ha «proporcionado autobuses, locomotoras y otros equipos para que mejore su decrépita infraestructura», reportó ABC News. Según esta misma fuente, las empresas chinas también han invertido en la extracción de minerales en Cuba.
Relaciones bilaterales China-Cuba
A propósito de la visita de Díaz-Canel a China, el diario People’s Daily reseñó el historial de las relaciones bilaterales entre la nación asiática y la caribeña, recordando que ambas establecieron vínculos diplomáticos el 28 de septiembre de 1960 y que, a lo largo de los años, las dos se han mantenido firmes en sus posiciones.
«El Gobierno cubano ha manifestado reiteradamente su oposición a la interferencia en los asuntos internos de China, abogando por el respeto a la soberanía del país asiático y al principio de una sola China. Por su parte, el Gobierno chino ha mantenido su firme oposición a la política de bloqueo económico, comercial y financiero que, por más de 60 años, las administraciones estadounidenses han implementado contra el pueblo cubano».
En cuanto a la presencia china en la isla, que este año celebra su 175 aniversario, la misma fuente recordó que los primeros chinos que llegaron a Cuba eran de la región de Cantón y se dedicaron a realizar labores agrícolas, básicamente, en el corte de caña de azúcar.
El People’s Daily añadió que «la diáspora china en Cuba ha ayudado a difundir los valores y la cultura de la nación asiática, además de dejar una huella notable a través de la historia en las áreas del comercio, el cultivo de hortalizas, las artes marciales y las tradiciones culinarias».
Periplo de Díaz-Canel antes de China
Como parte de su reciente viaje oficial al extranjero, el líder cubano igualmente visitó Moscú para reunirse con su homólogo ruso, Vladimir Putin. Y tal como era de suponerse, ambos mandatarios elogiaron la profunda amistad que tradicionalmente ha unido a sus dos países.
Cabe mencionar que, tras el derrumbe de la Unión Soviética, Rusia y Cuba, al igual que Rusia y China, estrecharon sus relaciones bilaterales. Por eso hoy las tres naciones son harina del mismo costal, es decir, naciones abiertamente en contra de Estados Unidos y del orden global liderado por Washington.
Según un despacho de la agencia española EFE, Díaz-Canel aseguró que «tanto Rusia como Cuba están sometidas a sanciones que proceden y tienen su origen en el mismo enemigo, el imperio yanqui, que ha manipulado también a una parte importante del mundo».
Como no podía ser de otra manera, calificó a las sanciones contra ambos países de injustas y arbitrarias, al tiempo que confirmó que «Rusia siempre puede contar con Cuba» y se declaró admirador del liderazgo del jefe del Kremlin. Sí, señores, el mismo que decidió agredir injustamente a Ucrania, donde ya han muerto miles y miles de personas, entre civiles y militares.
En este mismo sentido, Díaz-Canel señaló que su régimen siempre ha condenado las sanciones impuestas a Moscú por Occidente debido a su campaña militar en Ucrania. Reitero: campaña militar. ¿Habrase visto un eufemismo más descarado y fuera de lugar que este?
Pero ahí no termina todo: el dictador cubano remarcó, además, que el primer compromiso de la isla ha sido seguir defendiendo la posición de la Federación Rusa ante este conflicto que, según su opinión, ha sido creado por el Gobierno de Estados Unidos.
«Usted [en referencia a Putin] había estado alertando al mundo [desde] hace tiempo de que era inadmisible el avance de la OTAN hacia las fronteras rusas. Estados Unidos manipuló esa situación y trató de encontrar en la guerra, como siempre lo hace en las guerras extraterritoriales, la posibilidad de emerger como el gran solucionador de los problemas», subrayó el líder cubano.
China, Rusia y Cuba: unidas por un mismo interés
Tras conocer las declaraciones de Xi y Díaz-Canel a propósito de su encuentro oficial, está clarísimo que los regímenes de La Habana y Beijing no solo seguirán siendo amigos históricos y socios comerciales, sino también grandes aliados, geoestratégicamente hablando. Todos sabemos que su archienemigo común es EE. UU. Entonces, los comentarios huelgan.
Lo que sí me llamó poderosamente la atención es que, “casualmente”, el líder cubano también decidiera visitar a Putin. Para ser más exacto, justamente antes de encontrarse con Xi. Si bien Rusia y Cuba también son socios económicos, esta no me pareció una mera visita, sobre todo, por el cariz de las circunstancias mundiales actuales, atizadas por la guerra ruso-ucraniana y la posición de nuestro país al respecto.
Que China, Rusia y Cuba están en la misma sintonía, en medio de la lucha por un nuevo orden mundial, es un hecho. Tanto es así que, mientras las grandes naciones rusa y china trabajan, codo a codo, por ese y otros objetivos globalistas que pretenden socavar la hegemonía lograda por EE. UU., la pequeña nación caribeña se presta para el juego porque, si no, sucumbe.
Actualmente, Cuba experimenta una crisis económica gravísima, inclusive, mayor que la sufrida durante el tristemente famoso “período especial”, según aseguran residentes en la isla. Ahora mismo, tiene que asirse hasta a un clavo caliente para tratar de salir de la miseria. ¿Y quiénes mejores para eso que el compañero Xi y el camarada Putin? Pues nadie. Definitivamente, Dios los cría y el diablo los junta.
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