Opinión
Estoy seguro de que es un rumor totalmente infundado que la Agencia Central de Inteligencia, el bastión de espías más generosamente financiado del mundo, está a punto de acortar su nombre a «La Agencia Central», retirando la vergonzosa y divisiva palabra «inteligencia».
No sé cómo comenzó el rumor, pero la noticia, informada el sábado por The Financial Times, de que en agosto los chinos habían probado con éxito un misil hipersónico con capacidad nuclear encendió un fuego bajo la fábrica de rumores.
No fue tanto el hecho de la prueba como la ignorancia de nuestros llamados servicios de inteligencia lo que generó el desconcierto.
Según el FT, «La prueba ha planteado nuevas preguntas sobre por qué Estados Unidos a menudo subestimó la modernización militar de China».
Cuando se trataba de la Unión Soviética, la CIA normalmente sobreestimaba no solo sus capacidades militares sino también su fuerza económica. Con China, parece ser el caso contrario.
«No tenemos idea de cómo hicieron esto», dijo un portavoz citado por el FT.
¿Pero por qué? ¿Por qué no lo sabíamos?
El presupuesto de la CIA es clasificado, pero sabemos, gracias a Edward Snowden, que hace unos años estaba en algún punto por encima de los USD 50,000 millones. No obstante, ¿Qué recibimos por todo ese dinero?
Este verano, obtuvimos una interpretación totalmente errónea de la situación en Afganistán.
Ahora tenemos una situación en la que el despliegue de un arma diseñada para eludir nuestras capacidades de defensa antimisiles toma a la CIA «por sorpresa».
Como informó el FT, Estados Unidos y Rusia también están desarrollando armas hipersónicas, «incluyendo vehículos de planeo que son lanzados al espacio en un cohete pero que orbitan la tierra por su propio impulso».
Estos dispositivos «vuelan a cinco veces la velocidad del sonido… y no siguen la trayectoria parabólica fija de un misil balístico, además, son maniobrables, lo que los hace más difíciles de rastrear».
Entonces, ¿por qué se está entregando todo ese dinero?
Los chinos lanzaron un cohete que llevaba un vehículo de deslizamiento hipersónico que, viajando a aproximadamente Mach 5, dio la vuelta al globo un par de veces en una órbita baja antes de dirigirse a su objetivo.
El dispositivo falló al blanco por más de veinte millas, pero cuando se habla de algo capaz de transportar una carga nuclear, definitivamente está demasiado cerca al punto objetivo.
Además, esto fue solo una prueba. Es de suponer que los siguientes misiles serán más precisos.
Personas familiarizadas con la prueba dijeron que mostraba que China había hecho un progreso «asombroso» en las armas hipersónicas.
Pero, de nuevo, el problema no es tanto el progreso técnico chino como la ignorancia estadounidense.
Cada vez más, al parecer, las instituciones en las que hemos confiado para protegernos han degenerado en un estado de rancidez políticamente correcta.
El FBI parece gastar enormes recursos en infiltrarse, incitar y, de hecho, fomentar las mismas tramas contra las que se supone que deben proteger a la población.
Al menos una docena de agentes del FBI formaron parte del complot para secuestrar a la gobernadora Gretchen Whitmer.
¿Estaban allí para proteger a la gobernadora o para orquestar el secuestro?
Julie Kelly acaba de demostrar que la manifestación del 6 de enero en el Capitolio bien podría haber sido parte de la «Operación Cold Snap» del FBI.
(Véase también el artículo de Darren Beattie sobre la posible participación del FBI en los sucesos del 6 de enero en Revolver News).
Citando una historia de Buzzfeed, Kelly señala que la operación fue una «‘investigación de terrorismo nacional multiestatal de gran alcance «para vigilar, o más probablemente atrapar… a personas vinculadas a la lista de objetivos del FBI de milicias de derecha».
Mientras tanto, el ejército estadounidense parece más interesado en combatir la «rabia blanca«, eludir la cadena de mando para combatir al Bad Orange Man (Trump) o quejarse de la política del Ejército con respecto al esmalte de uñas, que en proteger a los ciudadanos e intereses estadounidenses.
¿Y la CIA? Además de pasar por alto las amenazas (un hábito que se remonta al menos al 11-S), parecen expertos en crear su parte justa.
¿Recuerda la historia de ese ejercicio de entrenamiento en Virginia en el que accidentalmente dejaron un explosivo plástico en el compartimiento del motor de un autobús escolar?
Sí, así es. «La CIA dejó accidentalmente un explosivo de campo de batalla ‘tipo masilla’ bajo el capó de un autobús escolar del condado de Loudon, Virginia, después de un ejercicio de entrenamiento… Como resultado, estudiantes de primaria y secundaria pasaron dos días viajando en el autobús mientras los explosivos rebotaban bajo el capó».
¡Oh! vaya. Cada vez más, al parecer, Lil Abner tenía razón: «El país está en las mejores manos«.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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