El Partido Comunista Chino (PCCh) es la mayor amenaza para el pueblo y la nación estadounidense, según un pronunciamiento del senador Marco Rubio (R-Fla.) durante una conferencia sobre los peligros que plantean Rusia y China. Su pronunciamiento se dio el 29 de marzo en la Fundación Heritage, un centro de estudios con sede en Washington.
“Durante décadas, los miembros del Partido Comunista Chino ocultaron sus verdaderas ambiciones”, dijo Rubio. “Su verdadera ambición de rehacer el orden global, de convertirse en la nación más poderosa del mundo”.
“Ya no lo ocultan”.
Rubio dijo que el PCCh, bajo el gobierno del líder del partido, Xi Jinping, está involucrado en una campaña para socavar el orden internacional y crear un sistema más favorable a sus intereses al debilitar a los estados grandes y obligar a los estados más pequeños a volverse dependientes de China.
“Creen en el poder puro”, dijo Rubio. “Creen que, por ser un país grande, sus vecinos más pequeños tienen que ser sus tributarios”.
Rubio dijo que la creencia, posterior a la Guerra Fría, de que el libre comercio sin restricciones y el globalismo traerían la paz mundial fue el «mayor error geopolítico» del liderazgo estadounidense.
Agregó que los “intereses económicos obsoletos” estaban obstaculizando los esfuerzos de EE.UU. para contrarrestar el espionaje del PCCh, y culpó al cabildeo de las principales corporaciones estadounidenses por diluir la legislación que habría prohibido la importación de bienes fabricados con mano de obra esclava en China.
“Nunca podremos enfrentar la amenaza que tenemos ante nosotros si nuestra política pública se basa únicamente en la búsqueda de ganancias corporativas”, dijo Rubio.
“Necesitaremos un esfuerzo de toda la sociedad, no solo del gobierno, de toda la sociedad para igualarlos”.
Rubio dijo que tal esfuerzo no solo estaba siendo obstaculizado por las grandes empresas, sino que también culpó a la administración Biden por poner fin a la “Iniciativa China” de la era Trump, un programa de contraespionaje del Departamento de Justicia (DOJ) que había sido catalogado por algunos como racista.
Una revisión interna del DOJ no encontró evidencia de tal sesgo racial en el programa, pero lo canceló para evitar la «percepción dañina» por el sesgo.
Rubio instó al presidente Joe Biden a restablecer el programa y dijo que trabajar para modificarlo era preferible a terminarlo por completo.
“Si necesita mejorar, mejorémoslo”, dijo Rubio.
Además, Rubio dijo que la continua dependencia de EE.UU. al PCCh para la fabricación resultaría, en última instancia, en un asunto de seguridad nacional catastrófico si EE.UU. y China alguna vez entran en conflicto.
Señaló la presión causada por el intento de Estados Unidos de alejarse del petróleo ruso y dijo que cualquier intento de alejarse de los lazos comerciales chinos durante la guerra sería mucho mayor. Para evitar eso, dijo que Estados Unidos necesitaría revitalizar su propia capacidad industrial, particularmente en industrias críticas como los semiconductores y los productos farmacéuticos.
“Confiar en un adversario hostil para estas cosas y otras más nos dejará vulnerables, nos dejará débiles”, dijo Rubio.
“Nuestra dependencia a Beijing es una vulnerabilidad que ya no podemos aceptar”.
En total, Rubio dijo que se requería una mayor unidad interna en Estados Unidos y que era necesario un enfoque renovado en el interés nacional en todas las esferas de la política para evitar la erosión del orden liberal internacional y su reemplazo por algo mucho más autoritario.
“Desde 2012, las palabras y acciones de Xi Jinping dejan en claro que Beijing cree que ahora tiene suficiente poder para comenzar a rehacer el orden internacional a su imagen”, dijo Rubio.
“La mayor amenaza que enfrenta Estados Unidos hoy… la amenaza que definirá este siglo es China”.
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