Cuando Shen Fang, una practicante de Falun Dafa de 70 años que vive en Shangai, se negó a abrir la puerta a cuatro policías que llegaron a su apartamento el 2 de agosto, llamaron a un cerrajero y entraron por la fuerza. A pesar de sus protestas, los cuatro inmovilizaron a Shen, le agarraron la muñeca y le arañaron la mano varias veces para sacarle sangre.
La muestra de sangre era «requerida por el estado», le dijeron repetidamente.
«La ley no se aplica a ustedes», gritó un policía mientras cubría su número de placa. «¡Vamos a acabar con todos ustedes!».
En los últimos meses, docenas de practicantes de la disciplina espiritual de Falun Dafa, también conocida como Falun Gong, se han enfrentado a pruebas similares en todo el país, según los informes de Minghui.org, un centro de intercambio de información con sede en Estados Unidos, que realiza un seguimiento de la persecución a Falun Dafa por parte del régimen chino. Algunos, como Shen, fueron visitados por la policía, mientras que otros fueron llevados por la fuerza a la comisaría para la sustracción de sangre con pocas explicaciones.
A solo un cruce de río de distancia de la casa de Shen, en el extenso distrito de Pudong, la policía también extrajo por la fuerza muestras de sangre de más de 10 practicantes, junto con sus huellas dactilares, la grabación de su voz y una muestra de su escritura. Si se negaban a cooperar, la policía amenazaba con que serían arrestados, según un informe de agosto de Minghui.
Falun Gong, una disciplina espiritual que consiste en un conjunto de ejercicios suaves de meditación y enseñanzas morales basadas en la Verdad, Benevolencia y Tolerancia, ha sido suprimida brutalmente en China desde 1999. Durante las últimas dos décadas, cientos de miles de practicantes han sido enviados a campos de trabajo, centros de detención, instalaciones de «reeducación» y hospitales psiquiátricos, donde son torturados para obligarlos a renunciar a su fe, según el Centro de Información de Falun Dafa.
Los recientes análisis de sangre generan especial preocupación en el contexto de las crecientes pruebas que el régimen chino está mercantilizando a los prisioneros de conciencia al extraerles por la fuerza sus órganos y venderlos para cirugías de trasplantes.
En 2019, una corte popular independiente de Londres determinó «más allá de toda duda razonable» que los practicantes de Falun Gong encarcelados eran la principal fuente de la vasta industria china de sustracción de órganos con fines de lucro. Al emitir su fallo final en marzo de este año, la corte determinó que la espantosa práctica ha continuado sin disminuir. Tales actos, dijo, constituyen un crimen contra la humanidad.
«Si se prueban las acusaciones, inevitablemente se compararán con las peores atrocidades cometidas en los conflictos del siglo XX», dijo la corte en el fallo de marzo.
«Indudablemente ilegal»
Chen Jiangang, abogado litigante chino y profesor visitante de la Facultad de Derecho de la Universidad Americana de Washington, dijo que la recolección de sangre por parte de la policía no parece ser un chequeo físico rutinario, sino más bien «la recolección de muestras biológicas de las personas».
«Cuando el Partido Comunista Chino persigue a la gente, no necesita el respaldo de la ley», dijo en una entrevista telefónica a The Epoch Times, añadiendo que el comportamiento de la policía constituía una violación de los derechos personales y «una extrema humillación del carácter de uno».
«Quieren controlarte, crear terror psicológico», dijo.
Li Xudong, cirujano ortopédico y profesor asistente de la Facultad de medicina de la Universidad de Virginia, dijo que la recolección de sangre «claramente no es normal», y que probablemente se supone que debe allanar el camino para identificar órganos compatibles más adelante.
«No están ahí para asegurar su salud personal», dijo.
Peng Yongfeng, un exabogado de derechos humanos de la provincia de Hebei que anteriormente provocó la ira de las autoridades por defender a los practicantes de Falun Gong en las cortes chinas dijo que las acciones de la policía eran «indudablemente ilegales».
Si en efecto estuvieran recogiendo las muestras de sangre para alimentar un banco de datos de órganos, la policía sería responsable de lesiones y homicidio intencional, dijo Peng, quien ha huido a Estados Unidos.
Otros casos recientes
Los informes de Minghui indican que recientemente se han tomado muestras de sangre forzadas a practicantes de Falun Gong en la provincia oriental de Shandong, las ciudades septentrionales de Beijing y Tianjin, Mongolia Interior, las provincias nororientales de Jilin y Liaoning, y Henan en el centro-este del país.
Dong Xuejing, practicante de Falun Gong en Tianjin, le dijo a Minghui que estaba lavando la ropa en su casa en marzo cuando la policía entró repentinamente y le quitó los libros de Falun Gong y algunos materiales que introducían la disciplina. La policía la llevó a la comisaría local y la encadenó a una silla. Más tarde, la encerraron en una jaula de metal durante horas y luego recogieron por la fuerza su sangre, antes de liberarla bajo fianza a medianoche. La pusieron bajo vigilancia domiciliaria y tuvo que presentarse en la comisaría todos los meses.
Cheng Suqin, de la ciudad de Zhengzhou en la provincia de Henan, fue arrestada por oficiales de policía que golpearon su puerta delantera y trasera en mayo. Fue interrogada y sometida a un análisis de sangre. La policía le mostró las imágenes de la cámara de vigilancia, que la mostraban pegando una etiqueta en la pared con las palabras «Falun Dafa es bueno» en abril.
El 22 de julio, la policía de la ciudad de Gaomi, Shandong, arrestó a 46 practicantes locales en una operación que movilizó a más de 400 oficiales. A los 46 se les hizo un análisis de sangre.
Wang Juan, una practicante de la ciudad de Changsha, Hunan, fue arrestada durante un viaje a la ciudad de Chongqing en octubre de 2019, según Minghui. Luego que la policía no pudo tomar su muestra de sangre en una comisaría local debido a problemas técnicos, fue enviada a la oficina de policía del condado de Youyang, donde un oficial llamado Zhang Tao insistió en tomar su muestra de sangre.
«Ya estoy en la lista negra de Minghui», le dijo Zhang, refiriéndose a una lista compilada de funcionarios locales que participan activamente en la campaña de persecución de China. El oficial declaró que «simplemente no tenía miedo», y dijo: «Voy a extraer tus órganos».
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