Análisis de noticias
A través de la inversión, el comercio y la coerción diplomática, el régimen chino está expandiendo constantemente su influencia en el patio trasero de Estados Unidos: América Latina y el Caribe (ALC).
El Partido Comunista Chino (PCCh) dio un paso más hacia el aislamiento de Taiwán cuando Nicaragua anunció recientemente que cambiaba su lealtad diplomática de Taipéi a Beijing. Esto deja a Taiwán con solo 14 naciones aliadas. Su aliado más fuerte, por supuesto, es Estados Unidos. El PCCh pretende desplazar a Estados Unidos como líder mundial incluso en su propio patio trasero, en América Central y del Sur y en el Caribe.
Actualmente, China lidera el comercio con África y partes de Asia. China sigue estando por detrás de Estados Unidos en el continente americano, pero la brecha se está reduciendo constantemente. En 2009, la inversión china solo representaba el 4% de los nuevos proyectos en América Latina. En 2019, la cifra había aumentado hasta el 6.8%. Estados Unidos, en cambio, representa alrededor del 22 por ciento de toda la financiación. En algunos países, sin embargo, la inversión china es más prominente. China solo comenzó a invertir en Chile hace cinco años, pero se ha convertido en la principal fuente de capital de la nación.
La participación de China en las fusiones y adquisiciones en América Latina era del 2.4% en 2009, pero ha crecido hasta el 16.3% en 2019. Esto coloca a China en segundo lugar después de Estados Unidos. El comercio experimentó un patrón de crecimiento similar. En 2000, el comercio de China con la región era de 16,000 millones de dólares. Ahora supera los 400,000 millones de dólares.
Durante la agitación de las revoluciones de izquierda en América Latina, en la década de 1980, varios países de ALC cambiaron su reconocimiento diplomático de Taiwán a China, incluyendo Bolivia, Nicaragua y Uruguay. Nicaragua cambió en 1985, y de nuevo en 1990 y 2020. Otros países de ALC cambiaron por razones financieras y políticas, como Bahamas en 1997, Dominica en 2004, Granada en 2005, Costa Rica en 2007 y El Salvador en 2018.
Estados Unidos entregó el Canal de Panamá a los panameños en 1999, y la Zona del Canal de Panamá dejó de ser territorio estadounidense. Ese mismo año, se concedió a la empresa china Hutchison-Whampoa el derecho a operar puertos en los lados Atlántico y Pacífico del Canal. Panamá fue el primer país de ALC en adherirse a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, en inglés) de China. Incluso antes de que Panamá reconociera a China, Beijing había conseguido contratos para que los puertos de contenedores del Canal fueran gestionados por empresas estatales chinas.
Entre 2008 y 2016, China y Taiwán se dieron una tregua a la hora de cortejar a los países latinoamericanos y en desarrollo para que cambiaran su reconocimiento. La nación africana de Gambia había ofrecido cambiar su reconocimiento a Beijing, pero China se negó, respetando la tregua. Cuando la candidata independentista Tsai Ing-wen fue elegida presidenta de Taiwán en 2016, China aceptó la oferta de Gambia. Además, Santo Tomé y Príncipe, otra pequeña nación africana, cambió su lealtad diplomática a Beijing en el mismo año.
Los países que cambiaron su lealtad de Taiwán a China recibieron incentivos como préstamos, inversiones, infraestructuras, carreteras, estadios deportivos, clínicas y acceso al mercado chino. Costa Rica, por ejemplo, obtuvo su estadio deportivo inmediatamente después de dar el giro hacia China en 2007.
En 2017, Panamá rompió sus lazos diplomáticos con Taiwán. Justo antes del cambio, China Landbridge Group comenzó la construcción del Puerto de Contenedores de Colón en la Isla Margarita de Panamá, un puerto de aguas profundas y un complejo logístico de mil millones de dólares. El entonces presidente Juan Carlos Varela mantuvo la decisión en secreto, y solo notificó a Estados Unidos una hora antes del anuncio oficial.
Un año después, el líder chino Xi Jinping visitó Panamá y los dos países firmaron 19 acuerdos de cooperación en materia de comercio, infraestructura, banca, turismo, educación, así como un tratado de extradición.
En 2018, la República Dominicana y El Salvador también cambiaron su lealtad a Beijing. A la República Dominicana se le ofreció un paquete de inversiones y préstamos con valor de 3100 millones de dólares para proyectos de infraestructuras, autopistas y una central eléctrica de gas natural.
Antes del cambio, la República Dominicana ya era el segundo socio comercial de China en la región, con un comercio de 2000 millones de dólares. En 2020, el comercio entre las dos naciones había aumentado a unos 2400 millones de dólares, y la República Dominicana tenía un grave déficit comercial con China de casi 2000 millones de dólares.
Los restantes amigos de Taiwán en el continente americano son Belice, Guatemala, Haití, Honduras, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas. Mientras tanto, 19 países de América Latina y el Caribe se han unido a la BRI de China. Además, Beijing ha firmado una «asociación estratégica» con otras 10 naciones de la región.
El cambio de reconocimiento diplomático de Taiwán a China suele suponer un recorte de la ayuda de Estados Unidos. Sin embargo, el PCCh es tan hábil a la hora de extender cheques que la pérdida apenas se percibe. Para aumentar la influencia de Estados Unidos en las Américas y contrarrestar al PCCh, Estados Unidos debe tener un compromiso significativo con los países de ALC, ayudándoles a aumentar su PIB. En 2013, el entonces vicepresidente Joe Biden dijo que Estados Unidos podría estar interesado en unirse a la Alianza del Pacífico como asesor. La alianza es un pacto comercial entre Chile, Colombia, México y Perú.
Estados Unidos, junto con las demás naciones del Grupo de los 7, está planeando el programa «Reconstruir mejor el mundo«, un vehículo de financiación de infraestructuras para los países en desarrollo que competiría con la BRI.
Mientras que Taiwán está perdiendo lazos diplomáticos en ALC, Estados Unidos está reforzando su apoyo a Taiwán, incluso estacionando soldados estadounidenses en la isla, tanto bajo la Administración de Trump como la de Biden. El régimen chino está definitivamente ganando terreno, pero Estados Unidos mantiene su primacía en la región —en particular, cuando se trata del Canal de Panamá.
La importancia del Canal de Panamá ha aumentado durante la pandemia del COVID-19, ya que Estados Unidos ha impulsado el regreso de las cadenas de suministro al país o por lo menos más cerca. Estados Unidos sigue siendo el principal usuario, con el 66% de la carga. China, en cambio, solo representa el 13% del tráfico del Canal. Sin embargo, China es el mayor usuario de la Zona Franca de Colón.
Estados Unidos sigue llevando la delantera, pero su política exterior debe orientarse a contrarrestar la invasión del PCCh en las Américas.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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