China no planea dejar de hacer espionaje comercial que beneficia al gobierno central, incluso cuando Estados Unidos está desplegando nuevas y proactivas estrategias cibernéticas para contrarrestar las amenazas de Beijing, según un nuevo informe de un grupo de expertos australiano.
Además, las capacidades de piratería informática de China se volvieron más sofisticadas, con la intención de dificultar la detección de la piratería informática, según un nuevo informe del Instituto Australiano de Política Estratégica.
El informe analizó el espionaje chino en tres países -Estados Unidos, Australia y Alemania- y encontró que el régimen chino a menudo viola los acuerdos cibernéticos que ha firmado.
Con Estados Unidos, por ejemplo, el expresidente Barack Obama y el líder chino Xi Jinping firmaron un acuerdo en septiembre de 2015 en el que prometían que ambas partes “no cometerán ni apoyarán a sabiendas el robo de propiedad intelectual con fines cibernéticos, incluidos los secretos comerciales u otra información comercial confidencial para obtener ventajas comerciales”.
Washington intentó que China reconociera la diferencia entre el espionaje legítimo con fines políticos y militares y el robo ilegítimo de propiedad intelectual con fines de lucro.
Inicialmente, la actividad de piratería informática china después del acuerdo, pareció disminuir en números absolutos. Pero el informe decía: “Una disminución en el número de ataques no significa necesariamente una disminución en su impacto en los intereses económicos de Estados Unidos, ya que los operadores chinos mejoraron significativamente sus capacidades”.
En cambio, los ataques se volvieron más selectivos y calculados después de la reorganización del ejército chino, y los ataques de espionaje industrial se transfirieron a otro órgano del régimen chino, el Ministerio de Seguridad del Estado (MSS por sus siglas en inglés), según el informe. El MSS es una agencia de inteligencia.
A partir de 2017, los hackers reaparecieron, apuntando a “compañías de alta tecnología y manufactura avanzada”.
Un investigador de seguridad no identificado mencionado en el informe señaló: “Beijing nunca tuvo la intención de detener el espionaje comercial. Solo querían dejar de ser atrapados”.
James Mulvenon, un investigador de seguridad estadounidense, concluyó que Beijing nunca aceptó verdaderamente las distinciones entre hacking legítimo e ilegítimo.
Otros países
Australia y China también firmaron un acuerdo en abril de 2017. Mientras que los informes de inteligencia australianos indican que se está produciendo espionaje económico; el Gobierno y las empresas australianas se mostraron reacios a proporcionar detalles sobre lo robado y quién lo llevó a cabo.
“Aunque no se menciona públicamente, China es considerada el principal ciber enemigo de Australia incluso en el ámbito del robo de propiedad intelectual. El hecho que permanezca anónimo en las declaraciones públicas del Gobierno [australiano] es quizás el comienzo de la explicación de por qué la respuesta política de Australia hasta ahora fue ineficaz”, detalla el informe, y señala que China está haciendo un mayor esfuerzo para disfrazar y centrar su espionaje cibernético con fines comerciales.
El informe recomienda que Australia establezca oportunidades para identificar públicamente a sus enemigos.
Mientras tanto, en Alemania no existe un acuerdo bilateral formal con China sobre el espionaje cibernético comercial.
China fue identificada en un informe del Gobierno alemán como el principal ciber enemigo. Un informe de julio de 2017 de Bitkom, la asociación de la industria digital de Alemania, reveló que las empresas alemanas pierden aproximadamente 64.000 millones de dólares anuales a causa del espionaje cibernético.
El reciente informe de Australia identificó una tendencia a la disminución de los ciberataques chinos, coincidiendo con un aumento de la inversión extranjera directa de China en las industrias manufactureras avanzadas y de alta tecnología de Alemania.
Como señaló Hans-Georg Maassen, director de BfV, la agencia de inteligencia nacional de Alemania, en una conferencia cibernética celebrada en abril: “El espionaje industrial ya no es necesario si uno puede simplemente aprovecharse de las regulaciones económicas liberales para comprar empresas y luego destriparlas o canibalizarlas para obtener acceso a sus conocimientos”.
El informe de Australia concluyó que, en última instancia, las naciones occidentales necesitan tomar medidas más agresivas: “A menos que los estados afectados aumenten la presión y los costos potenciales, es probable que China continúe con su enfoque actual”.
La Casa Blanca y el Departamento de Defensa de Estados Unidos revelaron recientemente nuevas estrategias cibernéticas que adoptarán un enfoque más proactivo para contrarrestar los ataques cibernéticos chinos, con fines comerciales o de otro tipo.
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