Beijing ha lanzado una nueva política que establece sus ambiciones para que la ciudad de Shenzhen, ubicada en la provincia de Guangdong, al otro lado de la frontera con Hong Kong, se convierta en una ciudad de innovación tecnológica de clase mundial.
Los medios de comunicación en Hong Kong teorizan que señala la intención del régimen chino de reemplazar a la ciudad como un importante centro financiero.
El momento coincide con los medios estatales chinos y las recientes declaraciones del gobierno de Hong Kong en las que exhortan a los manifestantes de Hong Kong y los acusan de perturbar la economía de la ciudad mientras organizan manifestaciones masivas que piden la retirada de un controvertido proyecto de ley de extradición.
Nueva política
El Consejo de Estado de gabinete de China lanzó la política el 18 de agosto, en la que estableció el objetivo de convertir a Shenzhen en una «ciudad internacional de innovación» para 2025, un «modelo para la modernización del socialismo» para 2035 y una «ciudad de referencia mundial con competitividad, innovación e influencia” para 2050.
Para alcanzar estos objetivos, Beijing planea que Shenzhen se convierta en el centro de investigación y desarrollo en telecomunicaciones 5G, inteligencia artificial (IA), laboratorios biomédicos y más, según el documento. Específicamente, las autoridades establecerán un nuevo instituto estatal para investigación biomédica llamado Academia de Ciencias Médicas.
Beijing también planea integrar los mercados financieros en Shenzhen, Hong Kong y Macao. La ciudad china «abrirá la gestión de divisas» y levantará algunas barreras a la inversión extranjera. Actualmente, China tiene estrictos límites sobre la cantidad de empresas chinas y extranjeras que pueden intercambiar en moneda extranjera, y limita el porcentaje de propiedad extranjera en empresas conjuntas.
Finalmente, Shenzhen buscará atraer expertos y talentos extranjeros al facilitar a los extranjeros la obtención de visas de residencia, lo que, a su vez, les permitiría convertirse en representantes legales de empresas en China.
El documento incluye una sección sobre el sistema de crédito social, explicando que la ciudad establecería un «centro de grandes datos para la provincia de Guangdong, Hong Kong y el área de Macao».
Desde 2014, las autoridades chinas han comenzado a implementar un sistema de crédito social para monitorear las actividades de los ciudadanos, incluidas las compras por Internet y los comportamientos diarios en espacios públicos, y asignarles un puntaje de «confiabilidad». Las personas con puntajes de mal crédito tienen prohibido los servicios públicos, como abordar un avión o comprar un boleto de tren.
Similar a las directrices de política del gobierno provincial de Guangdong publicadas en julio, el plan de Shenzhen alude a un sistema de crédito social para Hong Kong y Macao, aunque los funcionarios de Hong Kong han negado que tales planes existan.
La nueva política insinúa el deseo de Beijing de convertir a Shenzhen en un centro financiero capaz de reemplazar a Hong Kong, pero un análisis del Hong Kong Economic Times señaló que sería difícil de lograr, debido al sistema financiero flexible de Hong Kong y a un sistema legal y regulatorio más completo.
Análisis
David Xia, un economista chino e investigador visitante en el «think tank» estadounidense Cato Institute, tiene una opinión similar.
«Ya sea en Shenzhen o Shanghai, una condición previa para reemplazar a Hong Kong es que la ciudad debe tener una sociedad libre y abierta que pueda proteger los derechos humanos, el estado de derecho y que no tenga ningún control sobre el capital extranjero y el discurso», dijo Xia en una entrevista del 19 de agosto con La Gran Época. «Sin esta condición previa, cualquier plan no tendrá éxito».
Agregó que las libertades garantizadas de Hong Kong hacen de la ciudad un entorno de inversión favorable, a diferencia de las ciudades de China continental, donde las empresas deben seguir la línea del Partido Comunista Chino.
Xia agregó que si el Partido deseara lograr un sistema de libre mercado similar al de Hong Kong en Shenzhen, tendría que implementar «un país, dos sistemas», el marco por el cual Hong Kong conserva su autonomía a pesar de la soberanía china.
Mientras tanto, el comentarista estadounidense Jie Sen señaló que esta política es una rara declaración del Partido que quiere «demostrar al mundo que el socialismo puede construir la mejor ciudad del mundo», dijo Jie a La Gran Época. «Esta es una ambición que no ha mostrado antes».
Él cree que la línea de tiempo descrita en la política de Shenzhen es una indicación del mayor plan de China para que su sistema económico socialista domine el mundo.
El 20 de agosto, el gobierno de Shanghái publicó una política similar a la de Shenzhen, anunciando una nueva «zona de libre comercio» en el área de Lingang, con la reducción de las restricciones a las visas de residencia, políticas fiscales favorables y más.
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