El expresidente del Comité de Transportes de la Cámara de Representantes, Peter DeFazio, dio una señal de alarma sobre el control que ejerce China en el sector del transporte marítimo, advirtiendo de que la superpotencia asiática podría «convertir» su dominio «en un arma» contra Estados Unidos.
En la actualidad, China controla una vasta proporción de los buques y equipos de transporte marítimo, mientras que Estados Unidos se ha quedado rezagado en este tipo de control.
En su intervención en un acto organizado por el Instituto Hudson de Washington, DeFazio criticó la decisión de conceder a China plenos derechos comerciales a fines del siglo XX, afirmando que fue un «error».
Durante ese período, Estados Unidos se comprometió con una serie de acuerdos de libre comercio, entre ellos el de la Zona de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA), que limitó enormemente los aranceles estadounidenses sobre los bienes producidos en Canadá y México.
DeFazio dijo que el TLCAN y la mayoría de los demás acuerdos de este tipo beneficiaban mucho más a las otras naciones que a los intereses estadounidenses, e indicó que cuando se firmó el TLCAN, la economía de México era menor que la del estado de Nueva Jersey.
«¿Quién se beneficiaba realmente aquí?», declaró DeFazio.
Pero más preocupante que el TLCAN, según el exlegislador, fue la decisión de Estados Unidos de conceder a China plenos derechos comerciales.
En 1979, Estados Unidos y China normalizaron sus relaciones diplomáticas y comerciales, congeladas desde la toma del poder de los comunistas en 1949. Esto provocó un rápido aumento del comercio entre ambas naciones y, en última instancia, ayudó a China a convertirse en la superpotencia mundial que es hoy.
Los partidarios de conceder derechos comerciales a China «pensaban que China se democratizaría, pero no fue así», afirmó DeFazio.
Aunque Estados Unidos sigue siendo la mayor economía del mundo, China le sigue de cerca, y su economía crece más rápidamente que la estadounidense. En la medida que la economía china se ha ido expandiendo, también lo ha hecho su control en el transporte marítimo. En cambio, según DeFazio, Estados Unidos ha descuidado su propio control del transporte marítimo.
El excongresista destacó el hecho de que tres grandes conglomerados navieros controlan el 95% del transporte marítimo entre Estados Unidos y Asia. Estados Unidos, la mayor economía del mundo por varios billones de dólares, controla y posee 85 de los aproximadamente 50,000 buques de transporte marítimo que hay en el planeta.
Esta falta de control podría tener graves consecuencias. DeFazio citó como ejemplo de tales consecuencias el hecho de que Estados Unidos tuviera que pedir prestados buques extranjeros para la Guerra del Golfo.
«Aquí hay dos preocupaciones: Estados Unidos no controla el transporte marítimo, y China sí», declaró a continuación.
Seguimiento de la carga
Según DeFazio, el dominio chino en el transporte marítimo le permite rastrear la mayor parte de la carga estadounidense, incluida la militar.
A través del software instalado en las grúas, de las que China es uno de los principales productores, el excongresista advirtió que el Partido Comunista Chino podría espiar la carga estadounidense.
También advirtió que si Estados Unidos no aumenta su control en el transporte marítimo, China podría «convertir» su dominio «en un arma» contra Estados Unidos.
«Tenemos que tomarnos más en serio el control del transporte marítimo», afirmó el exlegislador.
También indicó que la tasa arancelaria media de Estados Unidos es «la más baja del mundo», con un 3.4 %, e instó al Congreso estadounidense a reconsiderar sus relaciones comerciales con China.
El Congreso podría estar a punto de hacerlo, ya que un proyecto de ley bipartidista pendiente en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, reconsideraría las relaciones comerciales de Estados Unidos con China.
La seguridad nacional debe ser lo primero
Los críticos respecto a congelar el comercio con China han argumentado que los efectos de limitar el comercio entre las naciones, que se han vuelto económicamente codependientes, podrían ser económicamente desastrosos para los consumidores.
Debido a sus laxas leyes laborales y a las duras condiciones de explotación permitidas por ley, China proporciona una de las manos de obra más barata del planeta. Una mano de obra más barata significa precios más bajos para los consumidores.
Un cambio drástico en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China significaría inevitablemente precios más altos para los consumidores.
A la pregunta de cómo equilibrar las evidentes preocupaciones por la seguridad nacional con las necesidades de los consumidores, DeFazio sugirió que lo ideal sería que Estados Unidos pudiera elaborar una estrategia que redujera progresivamente su dependencia de China.
Pero, dijo, cuando la seguridad nacional y los precios al consumo entran en conflicto, «la seguridad nacional tiene que ser lo primero».
La advertencia de DeFazio se produce en un momento en el que las tensiones entre Estados Unidos y China son altas, y es probable que el control chino del sector del transporte marítimo se convierta en una cuestión aún más crítica en los próximos años. Si China convierte su control del sector del transporte marítimo en un arma, podría tener graves consecuencias tanto para el comercio como para la seguridad nacional.
Por ello, afirmó que es esencial que Estados Unidos tome medidas para aumentar su control de la industria naviera y evite este escenario.
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