Análisis de noticias
China está ralentizando su plan de construir una flota de seis portaaviones tras suspender la construcción de dos de ellos debido a los problemas técnicos y a los altos costos.
The National Interest informó el 9 de diciembre que algunas fuentes con información privilegiada revelaron que los planes para un quinto portaaviones se han estancado.
El South China Morning Post, con sede en Hong Kong, informó que militares con conocimiento de la suspensión dijeron al periódico que «los desafíos técnicos y los altos costos habían frenado el programa». La medida frustraría eficazmente la estrategia de la Armada del Ejército Popular de Liberación (PLAN), que consistía en usar dicha reserva en sus flotas del norte, este y sur para hacer retroceder a las agrupaciones de combate estadounidenses que ahora transitan libremente por el Pacífico.
La estrategia de despliegue de seis portaaviones chinos fue vista como una confrontación directa a los 11 portaaviones nucleares desplegables de la Armada de los EE.UU., además de los 9 buques de asalto anfibio que pueden transportar aviones F-35 de la Armada con la última tecnología configurada para el despegue en cubierta naval, así como aviones de empuje vectorial de los Marines.
Durante las tres décadas de relaciones comerciales con Estados Unidos, el PIB de China creció de 347,000 millones de dólares en 1989 a 12.2 billones de dólares en 2018. No obstante, el presupuesto militar de China ha pasado relativamente inadvertido, hasta hace poco. Aumentó de 19,300 millones a 250,000 millones de dólares durante el mismo período. El gasto militar de China quedó en segundo lugar detrás del presupuesto de 649,000 millones de dólares de Estados Unidos, y muy por encima del presupuesto de 67,600 millones de dólares de Arabia Saudita, según un informe de Defense News.
China pasó de gastar principalmente en defensa a centrarse dramáticamente en armas ofensivas cuando el líder chino Xi Jinping anunció en abril de 2016 que había asumido el mando personal de las fuerzas armadas chinas, incluido el Ejército de Liberación Popular (EPL). Además de su papel como presidente de la Comisión Militar Central que supervisa el ejército, Xi asumió el control directo como jefe del nuevo Centro de Mando de Operaciones Conjuntas, convirtiéndose así en el único comandante operativo del EPL en tiempos de guerra.
Xi se dedicó a reformar el ejército chino, una reforma que, según Geopolitical Futures, sigue la estela de EE.UU. en lugar del modelo de una «fuerza del tipo de la Segunda Guerra Mundial, con una gran cantidad de mano de obra pero sin evolución tecnológica». El EPL imitaba la Ley Goldwater-Nichols de 1986 que creó los comandos geográficos —como el Comando Central y el Comando del Pacífico—, con fuerzas que operaban bajo un solo comandante regional, independientemente de su servicio.
Los componentes aéreo, marítimo y terrestre del EPL se organizaron en cinco nuevos comandos geográficos con un solo comandante en control de las fuerzas en guerra. Los 5 comandos dependen directamente del Centro de Mando de Operaciones Conjuntas gestionado por Xi. Como resultado, Xi ahora controla tanto los comandos políticos como los comandos militares operativos.
China compró un decrépito portaaviones ucraniano para chatarra en 1998, pero luego lo reconstruyó y lo puso en servicio en el PLAN como el Liaoning Tipo 001 en 2012. La construcción de un segundo ejemplar ligeramente mejorado del Liaoning, llamado Shandong, comenzó a finales de 2016. Ambos portaaviones son de combustible convencional y utilizan un diseño de rampa que limita el lanzamiento de aeronaves a un peso máximo de lanzamiento de unas 30 toneladas.
Como resultado, el avión de combate J-15 de China no puede transportar una carga completa de combustible y armas, sino solo un abastecimiento para misiones cortas a distancias modestas. Pero China comenzó a construir un tercer y cuarto portaaviones nuclear con catapultas de ataque a larga distancia en 2018.
El experto militar y comentarista de televisión chino Song Zhongping dijo a Global Times en diciembre de 2018 que China necesita al menos cinco portaaviones para ejecutar su estrategia militar. Wang Yunfei, oficial de alto rango del PLAN, respondió que Beijing necesitaría una flota de seis portaaviones para cubrir las tres zonas navales y permitir períodos regulares de suministro, mantenimiento y reacondicionamiento.
A principios de 2019, cada una de las tres flotas de China poseía capacidades ofensivas equipadas con al menos una docena de submarinos, varios buques anfibios y entre 20 y 30 buques de guerra de superficie grandes. El Liaoning también entró en funcionamiento con la Flota del Mar del Norte.
Según el MIT Technology Review, los aumentos de la administración Trump en el presupuesto de defensa de EE.UU. a más de 649,000 millones de dólares anuales habían anulado gran parte del aumento del gasto militar de China: «El tamaño del liderazgo de Estados Unidos en gastos militares anuales empaña lo mucho que ha supuesto esta diferencia a lo largo de las décadas».
El MIT añadió: «Más que ninguna otra tecnología, los portaaviones permiten a los militares estadounidenses proyectar la fuerza en casi cualquier parte del mundo», lo que hace improbable que los chinos puedan alcanzarlos.
Chriss Street es un experto en macroeconomía, tecnología y seguridad nacional. Se ha desempeñado como Director General de varias empresas y es un escritor activo con más de 1.500 publicaciones. También ofrece regularmente conferencias de estrategia a estudiantes de postgrado en las mejores universidades del sur de California.
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