En el cuarto trimestre el producto interno bruto (PIB) creció a la velocidad más lenta desde la crisis financiera global, disminuyendo a 6,4 por ciento, como se esperaba, en relación al 6,5 por ciento del tercer trimestre, dijo la Oficina Nacional de Estadísticas el 21 de enero.
Ésto llevó al crecimiento anual del PIB de China a la cifra más baja desde 1990. Desde entonces, hasta 2017, tenía tasas de crecimiento anual de más del 7 por ciento.
Los crecientes signos de debilitamiento de China -que en años recientes generaba casi un tercio del crecimiento global- están alimentando la ansiedad respecto de los riesgos a la economía mundial y están pesando sobre las ganancias de empresas, desde Apple hasta grandes fabricantes de autos.
El gobierno solicitó más apoyo este año para reducir el riesgo de grandes pérdidas de empleo pero descartó una «inundación» de estímulos como en los que Beijing se confió en el pasado, que rápidamente exprimieron las tasas de crecimiento y dejaron una montaña de deudas.
Se espera que las medidas de apoyo tomen tiempo en tener efecto, por lo que la mayoría de los analistas cree que las condiciones probablemente empeorarán antes de mejorar. Predicen una mayor disminución este año, a una tasa de 6,3 por ciento.
Algunos observadores de China creen que el crecimiento actual ya es más débil de lo que sugieren los datos oficiales.
Disminución de la demanda interna
Pese a la serie de pasos de flexibilización de políticas tomados hasta ahora, los datos publicados en diciembre junto con el PIB mostraron el continuo debilitamiento de grandes áreas de la economía a fines del año pasado.
La producción de las fábricas creció inesperadamente de un 5,4 por ciento a un 5,7 por ciento, pero ese fue uno de los pocos datos positivos, junto con el sector de servicios más importantes. Otros datos del 21 de enero mostraron que la inversión y la venta al por menor continuaron languideciendo, mientras que la tasa de desempleo aumentó.
La inversión en activos fijos creció 5,9 por ciento en 2018, la tasa más lenta en al menos 22 años, pese a que se aplicaron medidas severas al financiamiento y la deuda de riesgo que influyeron en los gastos de gobierno a principios de este año.
La inversión en propiedades también tambalea, los analistas esperan para ver si Beijing se arriesgará a suavizar las restricciones sobre compradores que mantuvieron bajo control la potencial burbuja inmobiliaria.
Mientras que el crecimiento de la venta al por menor aumentó marginalmente en diciembre al 8,2 por ciento, los indicadores de la fortaleza de los consumidores son los más débiles que hubo en 15 años. Las ventas de vehículos en el mercado de automotor más grande del mundo se hundieron por primera vez desde los años 1990.
La información de diciembre también mostró que la actividad manufacturera de China se contrajo por primera vez en 19 meses. El Índice General de Gerentes de Compra (PMI) cayó a 49,4 por ciento, la cifra más baja desde febrero de 2016. Una cifra de PMI por debajo de 50 indica contracción económica.
Las cifras también mostraron un descenso de nuevas órdenes, algo que no se ve desde junio de 2016.
La guerra comercial duele
Los analistas dijeron que la guerra comercial entre China y EE. UU., que actualmente están en tregua temporal, afectó y continuará afectando la demanda nacional y el mercado laboral de China, si no se resuelve.
El centro de estudios Instituto Mercator para Estudios sobre China, con sede en Berlín, publicó un reporte el 10 de enero que predice que si la disputa comercial no puede arreglarse, el sector de exportaciones de China podría «recibir un golpe inmediato, que podría llevar a masivos despidos de trabajadores».
Muchos medios chinos predijeron que el mercado laboral de 2019 tendrá «la peor temporada de empleo», según el Global Times.
Ésto sucede mientras un creciente número de empresas extranjeras están mudando la producción fuera de China -algunas debido a la guerra comercial, otras por razones económicas.
El ensamblador de Apple Foxconn despidió alrededor de 50.000 trabajadores desde octubre del año pasado en la fábrica de ensamblaje de iPhone en la ciudad de Zhegzhou, capital de la provincia china de Henan, según un reporte de 18 de enero del medio japonés Nikkei.
Cifras de PIB cuestionadas
Expertos cuestionaron anteriormente la veracidad de las cifras económicas oficiales de China.
Una investigación de 2017 del profesor asistente Universidad de Chicago Luis Martínez, sugiere que regímenes autoritarios inflan las tasas de crecimiento del PIB.
Otra investigación, efectuada por el profesor asociado de la Universidad de Cornell Jeremy Wallace en el año 2016, indica que los funcionarios públicos provinciales chinos exageran las tasas de crecimiento del PIB que reportan al gobierno nacional, mientras que un análisis de China llevado a cabo por Bloomberg en enero de 2018 insinúa que el PIB estuvo «probablemente sobrestimado» en los niveles provinciales entre 2011 y 2015.
Al mismo tiempo, Beijing buscó controlar la diseminación de información económica sensible ante el incierto pronóstico de crecimiento. El régimen chino recientemente prohibió a las autoridades regionales publicar datos de la actividad manufacturera.
La noticia llegó después de que el foco de exportación en la provincia de Guangdong dejó de publicar información de su PMI. Funcionarios de gobierno dijeron que toda información de la actividad manufacturera futura será publicada por la Oficina Nacional de Estadísticas.
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