A pesar de que el régimen chino prohibió el fentanilo y sus análogos en 2019, China sigue siendo la principal fuente de fentanilo ilícito y de sustancias relacionadas con el fentanilo que se trafican en EE. UU., según un nuevo informe de un organismo asesor del Congreso estadounidense.
Los traficantes chinos han encontrado formas sofisticadas de eludir estas normativas, según un informe del 24 de agosto de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad EE. UU.-China (USCC). Esto incluye cambiar su negocio y pasar de la fabricación completa de fentanilo a la exportación parcial de precursores de la droga a los cárteles mexicanos, que luego producen y trafican el producto final a través de la frontera.
Además, estos planes de evasión se han visto favorecidos por la «débil supervisión y regulación» de la industria química que lleva a cabo el régimen chino, según el informe.
Estos hallazgos se producen mientras varias agencias de EE. UU. siguen lidiando con la devastadora crisis de los opioides en el país, alimentada por el aumento del uso del fentanilo (un opioide sintético 50 veces más potente que la heroína) y sus variantes en los últimos años.
En 2020, Estados Unidos registró un número récord de muertes por sobredosis de opioides sintéticos, con más de 56,000, un aumento de 20,000 respecto al año anterior, según datos provisionales del Centro Nacional de Estadísticas de Salud.
Los traficantes chinos recurren a los cárteles mexicanos
Desde la prohibición del fentanilo impuesta por Beijing en 2019, se ha producido un descenso en la cantidad de fentanilo acabado enviado directamente desde China —típicamente por correo— al país, según el informe, pero el fentanilo ilícito ha seguido estando ampliamente disponible en Estados Unidos.
Ahora, la droga llega principalmente desde México, y los precursores se obtienen de China.
Para eludir a las autoridades, los traficantes chinos han pivotado sus operaciones para centrarse principalmente en la producción y el envío de precursores químicos a México, dijo la USCC, citando a la Administración de Control de Drogas de EE. UU. (DEA). Esto también ha supuesto que los traficantes chinos hayan aumentado su cooperación con los cárteles mexicanos, especialmente con los dos sindicatos criminales más poderosos del país, el cártel de Sinaloa y el cártel de Jalisco Nueva Generación.
Estos cárteles controlan «fábricas de píldoras» en ciudades mexicanas, zonas que fabrican fentanilo acabado a partir de los precursores de origen chino. A continuación, introducen la droga de contrabando en Estados Unidos.
«La creciente implicación de los cárteles mexicanos y los avanzados planes de blanqueo de dinero han agravado el problema», señala el informe.
Mientras tanto, los encargados del blanqueo de dinero en China han estado trabajando para ayudar a los cárteles de la droga mexicanos en sus operaciones delictivas, dijo la USCC. Algunos fiscales de EE. UU. han acusado en los últimos años a varios ciudadanos chinos por blanquear dinero para los cárteles de la droga. En un caso, Gan Xianbing, de nacionalidad china, fue condenado a 14 años por una operación de blanqueo de dinero para los cárteles latinoamericanos que involucró decenas de millones.
Cooperación limitada entre EE. UU. y China
Aunque las autoridades de EE. UU. y China han colaborado en el desmantelamiento de algunas redes ilegales de fentanilo, la cooperación entre ambas partes «sigue siendo limitada sobre el terreno», señaló el organismo del Congreso.
«Siguen existiendo importantes lagunas en la cooperación antidroga entre EE. UU. y China, especialmente en lo que respecta a la aplicación de la ley y a la persecución penal», señala el informe.
Los reguladores chinos siguen retrasando las solicitudes de acceso a los posibles lugares donde se fabrican los precursores, según la USCC. La demora suele ser de varios días, «lo cual permite que cualquier operación ilegal desaloje o limpie las instalaciones», dijo.
Durante la investigación del caso Gan, la DEA no recibió ningún apoyo de su homólogo chino, a pesar de las múltiples peticiones informales de ayuda, según el informe.
También citaba al agente retirado de la DEA Jeffrey Higgins, quien dijo a la USCC en 2018 que le parecía que «China solo busca crear la apariencia de que coopera con los funcionarios de EE. UU., pero sin promulgar ninguna reforma».
En respuesta a las conclusiones del informe, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino dijo a Reuters que las acusaciones eran irrazonables e inaceptables, y afirmó que el régimen ha controlado estrictamente todos los narcóticos, las drogas psicotrópicas y los precursores químicos.
En 2019, un funcionario chino especializado en narcóticos admitió que la cooperación entre China y Estados Unidos para investigar y perseguir el fentanilo era «extremadamente limitada».
La DEA y el Departamento de Estado de EE. UU. no respondieron a las solicitudes de comentarios.
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