Documentos filtrados del Partido Comunista Chino (PCCh) han revelado cómo China utiliza la inteligencia artificial para detener a los uigures y a otras minorías étnicas para ser recluidos en la red de campos de internamiento masivos de Xinjiang.
Los documentos clasificados, hechos públicos por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por su sigla en inglés) el 24 de noviembre, también han revelado el funcionamiento represivo de los campos de detención en la turbulenta región occidental, donde se cree que al menos un millón de personas fueron detenidas, según cifras citadas por la Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China y las Naciones Unidas.
Es la segunda filtración importante en apenas unos días sobre el funcionamiento interno del PCCh en Xinjiang, los documentos -China Cables- revelan que «la policía china se guía por un sistema masivo de recopilación y análisis de datos que utiliza inteligencia artificial para seleccionar categorías enteras de residentes de Xinjiang para su detención».
En tan solo una semana, los nombres de cientos de miles de uigures y otras minorías étnicas de la región se publicaron para su detención e interrogatorio utilizando datos recogidos por la tecnología de vigilancia masiva, según el informe de la ICIJ.
NEW: #ChinaCables is a leak of highly classified Chinese documents that expose the inner workings of mass detention camps in Xinjiang and reveal, in the government’s own words, how it manages the day-to-day internment and forced indoctrination of Uighurs. https://t.co/Veoj40IKqB pic.twitter.com/7RL8mEzKur
— ICIJ (@ICIJorg) November 24, 2019
El informe señala que el PCCh obtuvo grandes cantidades de «datos personales íntimos» mediante registros manuales sin orden judicial en los puestos de control de Xinjiang, cámaras de reconocimiento facial y «otros medios».
Desde al menos 2016, los individuos, o «personas sospechosas», fueron blanco de inteligencia artificial por usar una aplicación móvil para compartir archivos desarrollada por DewMobile Inc. llamada Zapya, conocida en chino como Kuai Ya. La aplicación permite a los usuarios de teléfonos inteligentes compartir archivos con otros usuarios desconectados y a menudo anima a sus usuarios a descargar el corán y difundir las enseñanzas del Islam con otros, según su sitio web.
Se ordenó a los funcionarios del régimen que vigilaran a quienes utilizaban esa aplicación para buscar afiliaciones con ISIS u otros grupos terroristas, según muestra un documento de China Cables. Los documentos describían a los individuos como «terroristas violentos y elementos extremistas que usaban el software ‘Kuai Ya’ para difundir audio y vídeo con características terroristas violentas».
También entre los documentos obtenidos por el ICIJ se encuentra una lista de directrices de 2017 «que sirve efectivamente como manual para el funcionamiento de los campos», incluyendo instrucciones sobre cómo evitar que los detenidos escapen, cómo evitar que los detalles de los campos sean expuestos, cómo adoctrinar a los detenidos y «cuándo dejar que los detenidos vean a sus parientes o incluso que usen el baño».
Otro informe es sobre un caso judicial en el sur de Xinjiang en 2018, que detalla las denuncias hechas contra un hombre uigur en septiembre de 2017 sobre una acusación de «incitación a pensamientos extremos», que incluía su instigación a los compañeros de trabajo para que evitaran la pornografía online de acuerdo con la creencia islámica. Más tarde fue condenado con otras acusaciones a 10 años de prisión, según muestran los documentos.
El ICIJ, que recibió los documentos de una fuente anónima, verificó los documentos examinando los informes de los medios de comunicación estatales y los avisos públicos de ese momento, consultando a expertos, cotejando las firmas y confirmando el contenido con antiguos empleados y detenidos del campo de reclusión.
En enero de 2019, The Epoch Times obtuvo un acuerdo separado de confidencialidad para los prisioneros detenidos en una instalación ubicada en el condado de Awat, Xinjiang, que decía que los prisioneros no debían «revelar el estudio, la vida, el número de personas y el funcionamiento interno de los centros de capacitación» a través de las redes sociales, los mensajes SMS o las entrevistas con los medios de comunicación, de lo contrario, serán considerados responsables «de acuerdo con las leyes y reglamentos pertinentes de nuestro país».
Adrián Zenz, uno de los principales expertos en seguridad de la región, dijo que los nuevos documentos filtrados son significativos ya que confirman la detención masiva de alta tecnología del PCCh en el siglo XXI, según las palabras del propio régimen chino.
«Confirman que se trata de una forma de genocidio cultural», dijo Zenz. “Eso demuestra que desde el principio, el gobierno chino tenía un plan”.
Zenz dijo que los documentos se hacen eco del objetivo de los campos tal como se describe en un informe de 2017 de una delegación local del Ministerio de Justicia de Xinjiang: «Lavar cerebros, limpiar corazones, apoyar lo correcto, eliminar lo incorrecto».
Funcionarios del PCCh dicen que las detenciones masivas entre la población uigur, la mayoría de los cuales practica el Islam, son parte de las medidas para acabar con el terrorismo, el extremismo religioso y el separatismo en el país. El PCCh se ha referido a potenciales «amenazas extremistas» para justificar su estricta vigilancia y la represión de los uigures y otros grupos étnicos minoritarios en la región de Xinjiang.
Los uigures de la región están siendo detenidos por razones tales como ponerse en contacto con amigos o parientes en el extranjero, viajar a un país extranjero, dejarse la barba y asistir a reuniones religiosas, dijeron a The Epoch Times los uigures que tienen familiares en los campos.
Los relatos de primera mano descritos a The Epoch Times también han revelado intentos de las autoridades de despojar a los detenidos uigures de su cultura e idioma, obligándolos a denunciar su fe y a prometer lealtad al PCCh y a su líder. Si los detenidos no cumplen las órdenes, pueden ser sometidos a varias formas de tortura como castigo.
A pesar de la aparición de documentos clasificados y de la creciente presión de las comunidades internacionales que condenan a Beijing, el régimen chino sigue negando cualquier maltrato a los uigures u otras etnías en Xinjiang.
The Associated Press contribuyó a la elaboración de este informe.
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