Opinión
China anunció el 17 de agosto planes para enviar tropas a Rusia con el propósito de llevar a cabo ejercicios militares. Las tropas se unirán al ejército ruso, junto con tropas de India, Mongolia, Bielorrusia y Tayikistán.
Los ejercicios “Vostok” (Este), del 30 de agosto al 5 de septiembre, tienen lugar en el contexto de la invasión de Moscú a Ucrania y las amenazas de Beijing relativas a hacer lo mismo con Taiwán.
La irresponsabilidad de la invasión a Ucrania queda clara en una “advertencia” rusa del 18 de agosto en la que decía que una planta de energía nuclear ocupada por Rusia podría fallar y cubrir Europa con material radiactivo.
Rusia y China no tienen buenas intenciones. Realizaron simulacros navales agresivos en el Mar de Japón en octubre de 2021, seguidos de patrullas conjuntas en el Pacífico occidental. Los dos países ingresaron a la zona de identificación de defensa aérea de Corea del Sur (ADIZ) en noviembre, lo que obligó al aliado de EE.UU. a alistar sus aviones militares.
En enero, Irán realizó ejercicios navales con Rusia y China. El país del Medio Oriente está violando el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP).
Estos son actos de provocación contra Estados Unidos y sus aliados por parte de los dictadores más peligrosos del mundo. La Estrategia de Defensa Nacional de EE.UU. de 2022 reconoce a China y Rusia como las dos mayores amenazas a la seguridad de Estados Unidos, en ese orden.
La colaboración de otros países es desafortunada. Dicen que uno conoce mejor un país por los amigos que tiene.
En este último ejercicio militar, la lista de países participantes debe considerarse una galería de estados canallas que no ponen la ética al frente de sus relaciones internacionales; de lo contrario, ¿por qué cooperarían militarmente con países que usan la violencia contra los vecinos y el genocidio contra sus propios ciudadanos?
Uno de los mayores enigmas es la participación de la India, incluso cuando China despliega su ejército contra la frontera de la India en las montañas del Himalaya, ejerciendo violencia contra los soldados indios.
Alicia Kearns, una política conservadora en Gran Bretaña, objetó en Twitter a India y señaló: “Si bien muchas naciones no limitarán los compromisos con China, la cooperación militar con Rusia ahora socava las normas y valores internacionales”.
India compra petróleo a precio reducido de Rusia, socavando los sacrificios de otras democracias para apoyar a Ucrania en su lucha de vida o muerte contra Moscú.
Asimismo, Vladimir Putin ha mostrado un apoyo sustancial a la lucha del Partido Comunista Chino (PCCh) contra Taiwán, incluso, el 16 de agosto criticó el viaje a la isla de la presidente de la Cámara de Representantes de EE.UU., Nancy Pelosi.
El Ejército Popular de Liberación (EPL) respondió rodeando la democracia insular en lo que parecía ser la prueba de un bloqueo naval.
Rusia ha dicho que está cooperando con China en una nueva «política de desarrollo soberano», mientras que China afirma estar desarrollando un «nuevo tipo de relaciones internacionales«.
Estados Unidos señala, con razón, que China y Rusia intentan anular el sistema internacional basado en reglas establecido tras la Segunda Guerra Mundial. El diseño de ese sistema fue liderado por Estados Unidos como el país más fuerte del mundo en ese momento. Por esta razón, las principales instituciones de la ONU están todas en Estados Unidos y en las democracias europeas, como Francia, Italia y Suiza.
Sin embargo, Beijing ha construido hábilmente su influencia en las Naciones Unidas debido a su veto en el Consejo de Seguridad y la utilización de la influencia económica y el soborno entre sus 193 estados miembros.
El 17 de agosto, el portavoz del Departamento de Estado de EE.UU., Ned Price, señaló acertadamente que la mayor colaboración entre Rusia y China “es motivo de preocupación debido a que la visión que esos países… [tienen] del orden internacional… está totalmente en desacuerdo con los fundamentos del orden internacional”, sistema que ha estado vigente durante ocho décadas después del final de la Segunda Guerra Mundial”.
El intento de derrocar el sistema internacional va más allá de los asuntos militares e incluye una “nueva moneda de reserva internacional”, según Nikkei Asia Review. Putin promocionó la moneda global en junio, que estaría «basada en una canasta de monedas de la asociación BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica».
Esta alternativa al actual sistema de pagos internacionales, que se basa en dólares, facilitaría que Rusia y China evadan sanciones mientras buscan invadir otras naciones. Los países que colaboran en esta criminalidad son cómplices.
Algunos políticos, al menos, están prendiendo las alarmas.
El representante Mark Green (R-Tenn.) habló en Twitter sobre los próximos ejercicios militares. “El Partido Comunista Chino no es nuestro amigo, es nuestro adversario, y ha dejado claras sus intenciones al ponerse del lado de líderes como Vladimir Putin”, escribió. “No podemos retroceder ante el autoritarismo”.
Tampoco debemos apoyar la colaboración de nuestros aliados y otras democracias, ya sea desde el área militar o económica, con Moscú, Beijing, Teherán o Pyongyang. Dado lo que está en juego, cualquier país que ayude a estos regímenes debería estar sujeto a sanciones secundarias. Para derrotar a Moscú y Beijing, debemos pedir más, no menos, de nuestros aliados estadounidenses.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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