Después de que China y Estados Unidos emitieran el pasado fin de semana una declaración conjunta sobre las negociaciones comerciales, los dos países dejaron de lado su guerra comercial por el momento. El régimen chino prometió comprar más productos estadounidenses y abrir sus mercados.
Muchos ciudadanos chinos aplaudieron la decisión, anticipando que finalmente podrán comprar más importaciones estadounidenses.
Hablando con Radio Free Asia (RFA), varios chinos continentales hablaron de sus deseos de compra. El Sr. Li de Guangzhou, una ciudad en el sur de China, comentó: “Los chinos seguramente quieren ver importaciones de productos básicos diarios de EE.UU porque estos productos estadounidenses son seguros, higiénicos y confiables”, según un informe de la RFA del 21 de mayo.
Li creía que si se descartaban los aranceles recientemente impuestos por China a los productos agrícolas estadounidenses, una posibilidad que se está discutiendo en las continuas negociaciones entre los dos países, los productos deberían ser bastante accesibles. “Los chinos tuvieron problemas con los alimentos venenosos y otros productos de calidad inferior fabricados en el país”, afirmó.
El Sr. Hsu, de la provincia de Jiangsu, ubicada en la costa oriental de China, describió que le gustaría ver más importaciones de películas y programas de televisión estadounidenses. Hsu explicó que “China impuso el control sobre la cultura estadounidense, evitando que la gente pudiera acceder a diferentes puntos de vista sobre la vida, los valores y el mundo”.
China tiene un sistema de cupos para películas extranjeras, con un límite anual de 34 películas de Estados Unidos que se pueden proyectar en las salas de cine chinas.
Los chinos continentales se mostraron optimistas en cuanto a que sus opciones de compra se ampliarían tras el anuncio de la declaración conjunta entre Estados Unidos y China el 19 de mayo.
En la declaración, ambas partes acordaron tomar medidas para “reducir sustancialmente el déficit comercial de bienes de Estados Unidos con China”, con “aumentos significativos en las exportaciones agrícolas y energéticas de Estados Unidos”.
China también reconoció que comprar más bienes y servicios estadounidenses “satisfacería las crecientes necesidades de consumo del pueblo chino”.
Pero está por verse si los chinos continentales cumplirán con sus deseos. El Partido Comunista Chino tiene un historial de manipular la opinión pública y los hábitos de consumo para servir a sus propios intereses. La propaganda a través de sus medios de comunicación estatales estrictamente controlados a menudo influyó en la gente a comprar o boicotear productos de determinados países.
Es una realidad en China que la política y los negocios están entrelazados. “El nacionalismo es un arma en el arsenal diplomático de China”, escribió The Economist en marzo de 2017.
El año pasado, la propaganda estatal china entró en pleno vigencia cuando el conglomerado surcoreano Lotte accedió a proporcionar terrenos en su campo de golf para instalar el THAAD, el sistema de defensa antimisiles de Estados Unidos. El acuerdo de Lotte enfureció al régimen chino, alegando que el sistema antimisiles podía utilizarse para espiar al espacio aéreo chino.
El periódico nacionalista estatal chino Global Times de repente publicó un editorial instando a los consumidores a “convertirse en la fuerza principal para dar una lección a Seúl”. Seúl es la capital de Corea del Sur.
Los supermercados de Lotte en China fueron sometidos repentinamente a inspecciones de seguridad y revisiones fiscales por parte de las autoridades chinas. Decenas de chinos boicotearon los productos surcoreanos y dejaron de viajar al país vecino, un destino turístico popular.
El régimen chino envió señales contradictorias tras el anuncio de la declaración conjunta. El Global Times lo declaró una “victoria conjunta de ambos países”, pero también insinuó una postura hostil de China. “Si Estados Unidos simplemente no pudiera proveer los bienes que el mercado chino necesita, y los consumidores chinos no compraran lo que se provee, entonces cualquier acuerdo de ambas partes sobre la reducción del déficit comercial no sería más que promesas vacías”.
Kay Lam, escritora y columnista radicada en Hong Kong, cuestionó la motivación de China para aceptar la declaración conjunta, en un artículo de opinión publicado en el sitio web de RFA el 21 de mayo.
Al igual que China no cumplió con sus promesas al unirse a la OMC (Organización Mundial del Comercio), escribió Kay Lam, con el tiempo también se retractaría de sus compromisos de la declaración conjunta.
Una de las violaciones comerciales es el dumping del acero. La industria siderúrgica estadounidense acusó al régimen chino de inundar el mercado estadounidense con acero barato producido por fabricantes chinos con subsidios del régimen. En marzo, la administración Trump anunció derechos antidumping sobre las importaciones de acero y aluminio de una lista de países, entre ellos figuraba China.
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