El científico que detectó por primera vez la nueva variante del virus causante de COVID-19 dijo el viernes que le preocupa la rapidez con que parece haber acumulado su inusual patrón de mutaciones.
El Dr. Sikhulile Moyo, director del Laboratorio de Referencia del VIH de Botsuana y miembro investigador de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, indicó que la velocidad a la que ómicron está mutando también plantea más interrogantes sobre cómo evolucionó y qué grado de transmisibilidad puede tener.
En una sesión informativa recogida por Bloomberg, Moyo explicó que los virus no suelen acumular mutaciones en un solo paso y ante la falta de una adecuada obtención de secuencias del genoma del coronavirus los científicos tiene dificultad para comprender la rapidez con que se desarrolló la nueva variante.
«Todavía estamos tratando de entender cómo surgieron tantas mutaciones en ómicron en un corto espacio de tiempo», dijo el Dr. Moyo. «Si se observan los linajes anteriores, si se observa alfa, si se observa beta, se puede ver que las mutaciones se acumularon con el tiempo».
La aparición de ómicron sorprendió a los funcionarios de salud pública y en consecuencia varios países volvieron a imponer prohibiciones de viaje y otras restricciones.
Los investigadores han estado tratando de comprender la naturaleza de la aparición de la nueva variante, el grado de transmisibilidad que podría tener y si se trata de una variante con efectos más suaves que las cepas alfa o delta, la última de las cuales surgió a principios de este año como una cepa dominante.
En un estudio preliminar publicado el 3 de diciembre, los investigadores, dirigidos por Venky Soundararajan, de Nference, una empresa con sede en Cambridge, Massachusetts, que analiza información biomédica, afirmaron que una de las docenas de mutaciones de ómicron probablemente surgió cuando la variante recogió un poco de material genético de otro virus, posiblemente uno de los que causan el resfriado común, lo que podría hacer que la nueva cepa fuera más transmisible y, al mismo tiempo, de un impacto más suave.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que la mutación en el sector de inserción podría haberse desarrollado en una persona infectada simultáneamente por el coronavirus SARS-CoV-2, también conocido como virus del PCCh, y el coronavirus HCoV-229E, que suele provocar el resfriado común.
Sin embargo, los investigadores afirman que sería necesario realizar más estudios para confirmar el origen de las mutaciones de ómicron y su impacto en la función y la transmisibilidad.
Otra teoría es que la cepa se desarrolló en un individuo con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) avanzado en el que la infección de COVID-19 persistió durante más de 200 días, sin embargo, según Moyo no hay pruebas que apoyen esto por el momento.
El médico indicó que cuando se secuenció por primera vez la muestra de la nueva variante, ésta se parecía más a la B.1.1.263, que se conoce como el linaje de EAU y que se detectó por primera vez a principios de abril de 2020. Sin embargo, tras analizar más detenidamente esa variante, indicó que vio que la cepa tenía menos mutaciones y por eso descartó que fueran similares.
Moyo añadió que él y su equipo compartieron sus hallazgos en una base de datos internacional el 23 de noviembre, y apenas unas horas después, otro grupo en Sudáfrica informó de hallazgos similares. Otro grupo de investigadores de Hong Kong también comunicó resultados similares poco después.
Inicialmente él creía que la nueva variante de ómicron sería un virus débil con efectos secundarios mínimos, pero debido a su capacidad de replicarse rápidamente y evadir partes del sistema inmunitario, el riesgo de reinfección es mucho mayor.
Hasta la fecha, se han notificado más de 20 casos de ómicron en Estados Unidos y a nivel mundial no se ha informado de ninguna muerte asociada a la nueva variante.
«Esperamos que, a medida que vayan llegando los datos, la gente vuelva a sus congeladores y saque las muestras antiguas», dijo Moyo. «Algunos científicos han hecho precisamente eso y han descubierto que el linaje ómicron ya estaba circulando en octubre», añadió.
Por su parte el científico jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó el 3 de diciembre que la nueva variante ómicron podría desplazar a la variante delta, pero que aún no está claro si tiene efectos más suaves que otras variantes del virus del PCCh.
«Es posible que se convierta en la variante dominante», dijo Swaminathan durante un evento organizado por Reuters, añadiendo que es imposible para los científicos hacer esa predicción. La variante delta representa el 99 por ciento de los casos de COVID-19 en todo el mundo, añadió.
«¿Hasta qué punto debemos estar preocupados? Debemos estar preparados y ser cautelosos, no entrar en pánico, porque estamos en una situación diferente a la de hace un año», añadió Swaminathan.
Para el científico no hay pruebas concluyentes que demuestren que ómicron es una variante más benigna que las cepas delta o alpha, informó Reuters.
«Parece que es capaz de superar parte de la inmunidad natural de una infección anterior», dijo el funcionario de la agencia sanitaria de la ONU. «El hecho de que no enfermen (…) significa que las vacunas siguen proporcionando protección y esperamos que sigan haciéndolo».
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