Un grupo de científicos brasileños encontraron material genético del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus en algunos puntos del alcantarillado de Río de Janeiro, uno de los estados del país más afectados por la pandemia, informaron este martes fuentes académicas.
El hallazgo es inédito en el país y se enmarca dentro de un estudio de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) de Brasil, el mayor centro de investigación médica de Latinoamérica, para averiguar cómo se disemina el virus durante la crisis sanitaria.
Los científicos detectaron la presencia de restos del SARS-CoV-2 tras recoger muestras en una docena de puntos del sistema de saneamiento básico de Niteroi, en la región metropolitana de Río de Janeiro, entre ellos estaciones de tratamiento de aguas residuales y alcantarillas próximas a hospitales y favelas.
En la primera semana de recogida de muestras, que comenzaron a mediados de este mes, ya encontraron material genético del nuevo coronavirus en cinco de los doce puntos de colecta.
Los resultados permiten «identificar casos de la enfermedad que no hayan sido notificados por el sistema de salud pública» y redoblar los esfuerzos sobre esas áreas «con acciones preventivas», según explica a Efe Camille Mannarino, investigadora de la Fiocruz y una de las participantes del estudio.
Brasil registraba hasta este martes 5017 muertes y 71,886 casos confirmados de la enfermedad, según el último balance del Ministerio de Salud, que espera el pico de la pandemia entre mayo y junio.
El estado de Río de Janeiro, el tercero más populoso de Brasil con unos 17 millones de habitantes, es el segundo más afectado por la pandemia con 738 fallecidos y 8504 contagios, solo por detrás de Sao Paulo.
Los investigadores de la Fiocruz utilizaron un método basado en la ultracentrifugación para detectar la presencia del COVID-19 en las aguas residuales y que ya ha sido utilizado en otros países estudiar ese y otros virus.
Sin evidencias de transmisión por las alcantarillas
No obstante, remarcaron que no existen pruebas científicas sobre la posibilidad de que el virus se transmita por el sistema de saneamiento básico, a pesar de que se ha registrado carga viral del patógeno en las heces humanas.
«El virus probablemente no va a estar activo porque, en teoría, es destruido por la alta presencia de jabón en la red de alcantarillado», indica Mannarino.
Hasta el momento, la vía respiratoria es el principal modo de transmisión, a través de gotículas respiratorias generadas por la tos o los estornudos.
Lo que sí revela la presencia del COVID-19 en la red de alcantarillado es que en esa zona el virus se está propagando de forma acelerada, es decir, ofrece un retrato de que en una determinada localidad hay casos positivos, incluyendo los asintomáticos y los no notificados por el sistema de salud pública.
Para Mannarino, el estudio también evidencia la importancia de un buen sistema de saneamiento básico para la salud, algo de lo que carecen muchas localidades de Brasil.
Según datos de la ONG Instituto Trata Brasil, basándose en estadísticas oficiales, casi la mitad de los 210 millones de brasileños no tienen acceso a un sistema de recogida de aguas residuales.
Además, cerca de trece millones de niños y adolescentes crecen en lugares sin saneamiento básico, lo que favorece la aparición de brotes víricos.
«La vigilancia de la COVID-19 a través de las cloacas permite anticipar la movilización de la atención primaria de salud en una determinada localidad donde la circulación viral sea detectada previamente en el sistema de alcantarillado», reforzó.
El estudio fue posible hacerlo en Niteroi porque el 95 % de su población está conectado a la red de alcantarillado.
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