El cierre extremadamente estricto que las autoridades de Beijing han impuesto en Shanghái y otras ciudades en las últimas semanas puede tener como objetivo enviar un mensaje a Estados Unidos y a las potencias alineadas sobre su dependencia de las cadenas de suministro chinas, dijo Brian McCarthy, estratega jefe de la empresa de inversiones Macrolens LLC.
El cierre en dos fases de Shanghái entró en vigor el 28 de marzo y aún no se ha levantado. Las autoridades chinas lo aplicaron desafiando las proyecciones de que costaría a la economía china 29,000 millones de dólares solo en dos semanas. Pero el coste para Estados Unidos y las naciones afines puede ser aún mayor, en opinión de McCarthy.
En declaraciones al programa «China Insider» de EpochTV el 4 de abril, McCarthy dijo que las interrupciones de las cadenas de suministro mundiales son especialmente problemáticas y hacen que las debilidades de Estados Unidos sean aún más evidentes en un momento en que la inflación ha aumentado. McCarthy sugirió que los funcionarios chinos son plenamente conscientes de los problemas económicos de Estados Unidos y han elegido esta coyuntura para ilustrar las vulnerabilidades de la economía estadounidense.
«Realmente estamos mal equipados para hacer frente a cualquier otra interrupción de la cadena de suministro. Así que nos tienen en un aprieto, [especialmente] con el COVID-19», dijo McCarthy.
Pero McCarthy no llegó a culpar del brote del virus a la maldad del Partido Comunista Chino o a su mala gestión, como han hecho algunos.
«Creo que, en última instancia, fue un acto de la naturaleza, no creo que se haya hecho a propósito, pero está claro que ha dejado a China en una posición mucho más fuerte en relación con Occidente, que está lidiando con cadenas de suministro paralizadas, y parece que vamos a tener una escalada dramática de los precios de los alimentos y la energía», dijo.
McCarthy sugirió que el líder chino, Xi Jinping, ha tratado de hacer hincapié en el hecho de la dependencia occidental de las cadenas de suministro de China, para tener influencia en su agenda expansionista, especialmente en Taiwán. Los fracasos a la hora de enfrentarse a Xi en el pasado le han envalentonado para emprender nuevas acciones agresivas en 2023, 2024 o 2025, dijo McCarthy.
«Miren lo que pasó en Hong Kong. Estados Unidos no ha dado a Xi Jinping mucho más que un tirón de orejas por haber destruido efectivamente cualquier apariencia de democracia en Hong Kong», dijo.
Por mucho que Xi quiera ilustrar las debilidades de Estados Unidos, la economía de China tiene graves problemas propios, centrados en gran medida en un sector inmobiliario basado en gran medida en el crédito. McCarthy dijo que espera ver un descenso continuo de la facturación y los precios en el sector inmobiliario.
«El sector inmobiliario es la principal forma de garantía de todo el crédito en China. Así que hay vientos en contra muy fuertes para la creación de crédito. Y a pesar de las presiones inflacionistas externas, la dinámica interna en China va a ser poderosamente deflacionista», dijo McCarthy.
McCarthy describió una economía muy centrada en una burbuja inmobiliaria comprometida. La gente en toda China ha pagado por activos que actualmente valen alrededor del 30% de su precio de compra, dijo.
«Han desperdiciado muchos recursos reales, construyendo cosas que nadie va a utilizar. Esa es una realidad que no tiene vuelta de hoja», dijo.
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