HIGHLAND PARK, Ill.—Morgan Moss, residente de toda la vida de Highland Park, no pudo dormir la noche del 4 de julio. En la mañana del 5 de julio, regresó al centro de la ciudad y recorrió tranquilamente por la escena del crimen.
Estaba en el desfile conduciendo un autobús de la empresa cuando un hombre armado disparó al azar a la multitud desde un techo. Tras abrir la puerta del autobús para dejar entrar a una docena de asistentes al desfile, tomó una calle lateral y los llevó a un lugar seguro.
Más tarde, un compañero de trabajo le mostró imágenes de una víctima asesinada en el desfile y esa imagen se quedó con él. La masacre cobró siete vidas y dejó decenas de heridos.
Le impactó, aún más, cuando se enteró de quién era el sospechoso: Robert Crimo III, hijo de un conocido expropietario de un negocio local y candidato a la alcaldía de esta ciudad tan unida y próspera.
“A medida que pasa el tiempo, las heridas se curan, pero también debemos aprender de los errores».
“Estoy hablando de hacer algo con respecto a los jóvenes que siguen disparando en lugares de todo Estados Unidos una y otra vez”, dijo Moss a The Epoch Times.
Quiere más apoyo de salud mental para estos jóvenes, así como un control más específico de las redes sociales para evitar tragedias como esta. Crimo había posteado contenidos violentos en Internet antes del ataque planeado.
Jamie Draper y Joanna Dolins, ambos residentes judíos, dijeron a The Epoch Times que fue desgarrador ver tal tragedia en su ciudad natal.
Es la primera vez que se registra un tiroteo masivo en esta próspera ciudad al norte de Chicago. Alrededor de un tercio de la población de la ciudad es judía.
“Aquí casi todo el mundo se conoce y los niños crecen con todos los recursos y ventajas. Hoy en día, parece que cualquier cosa puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar”, dijo Draper.
El tiroteo le hizo cambiar un poco, dijo Draper. Ahora, cuando sale, está más alerta ante los posibles peligros.
“El sospechoso se metió en problemas por violar la ley antes y la gente de la ciudad lo sabe. Solo espero que se haga más para evitar que cosas como esta vuelvan a suceder”, dijo Draper.
Él apoyó la prohibición de los rifles de Highland Park (como los AR15) en 2013. La prohibición se enfrentó a impugnaciones legales hasta la Corte Suprema de EE. UU., que finalmente se negó a escuchar la impugnación en 2015.
Stephanie Diaz, de dieciséis años, dijo a The Epoch Times que cree que más restricciones de armas ayudarían.
“Esta es una ciudad muy segura. Nunca ha pasado nada. Esto demuestra que esto no es un problema de Highland Park o de Chicago. Es un problema de Estados Unidos de América», dijo Díaz.
Dave, un residente de 63 años que se negó a revelar su apellido, dijo que cree que es más importante centrarse en los problemas de salud mental que en las armas.
“Cuando crecí, no teníamos internet ni redes sociales. Pero ahora los niños pueden ver todo tipo de cosas desagradables en Internet y, a veces, incluso a sus padres les resulta difícil saber lo que está pasando”, dijo Dave.
Su hija fue a la misma escuela secundaria—Highland Park High School—con el sospechoso Crimo, quien posteriormente abandonó la escuela, dijo Dave.
Crimo está bajo custodia ahora.
Benny Roberts, un visitante del norte de Indiana, hizo una cruz y la llevó a Highland Park el 5 de julio.
«La gente habla de ‘bueno, deberíamos poner más leyes de armas’. Pues bien, ni siquiera se trata de las leyes sobre armas. Necesitan volver a poner a Jesús en sus corazones, necesitan volver a poner a Jesús en las familias, en su hogar», dijo Roberts.
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