BISBEE, Arizona —A mediados de septiembre, los residentes afirman que los vehículos de la Patrulla Fronteriza estadounidense empezaron a aparecer sin previo aviso en la plaza Safeway de Bisbee, Arizona, a unas cinco millas de la frontera con México.
Los lugareños vieron cómo los agentes de la Patrulla Fronteriza dejaban a inmigrantes ilegales, hombres, mujeres y niños. Esto ocurría sobre todo durante el día, pero incluso a las 3 de la madrugada, mientras la ciudad dormía.
Muchos de los que llegaban apenas llevaban comida, agua y ropa. Aun así, a ojos de la Administración Biden, estaban en el país legalmente.
Algunos necesitan que los lleven a ciudades de destino como Nueva York y Chicago, donde las autoridades dicen que están desbordadas por la llegada de autobuses con inmigrantes ilegales. Sin embargo, la mayoría de los que se encontraban en Bisbee se vieron abandonados a su suerte en una ciudad desconocida.
La Patrulla Fronteriza había puesto bajo custodia a los inmigrantes una vez llegados a la frontera, los había procesado, les había dado cita en el juzgado y les había concedido la entrada legal tras solicitar asilo, saltándose el proceso normal de obtención de visados.
«No eran desesperados de los que se oye hablar en las noticias», observó el administrador municipal de Bisbee, Stephen Pauken, durante una entrevista reciente con The Epoch Times.
«Eran madres jóvenes y niños. El domingo de hace una semana tuvimos varios niños menores de 4 años. Sus madres parecían tener unos 20 años. Eran básicamente familias jóvenes. La mayoría venían de México».
El Sr. Pauken dijo que no le gusta el término «desecho» de migrantes ilegales porque «estos son seres humanos».
«En su mayoría, son sólo personas que cruzan, en busca de una vida mejor».
Estos arribos se han producido casi a diario a lo largo de la frontera sur en Arizona, intensificándose a mediados de septiembre debido a un aparente cambio en la política de horarios de transporte de migrantes ilegales en Washington.
Según un agente de la ley de Arizona, Nogales sigue recibiendo hasta 200 y a veces 300 llegadas diarias.
Los funcionarios del gobierno federal las llaman eufemísticamente «liberaciones callejeras seguras».
«Simplemente las llamamos liberaciones callejeras», dijo el Sr. Pauken, «porque no podemos garantizar la seguridad de nadie».
«La realidad es que han estado pasando por un tiempo» —por lo menos desde abril con el fin de la orden de salud pública Título 42, las restricciones federales impuestas a la inmigración legal durante la pandemia.
El Sr. Pauken dijo que el gobierno federal ordenó recientemente al Sector Tucson de la Patrulla Fronteriza que comenzar a interceptar, procesar y liberar a los migrantes en lugares seguros para ayudar a hacer frente a una afluencia de cruces fronterizos.
Dijo que la plaza Safeway era el espacio seguro más cercano para la Estación de Patrulla Fronteriza Brian A. Terry en Bisbee.
Al principio, dijo que la Patrulla Fronteriza dejaba a los migrantes en el extremo sur del estacionamiento, lejos del escrutinio público.
Luego, los agentes se dieron cuenta de que un autobús escolar llegaba todos los días para recoger a los estudiantes y trasladaron el lugar de entrega al extremo norte del estacionamiento a la vista de la tienda.
El Sr. Pauken dijo que la Patrulla Fronteriza dejó al menos dos autobuses cargados con 62 migrantes que sorprendieron a la ciudad con la guardia baja a mediados de septiembre.
Funcionarios de la ciudad se movieron rápidamente para establecer viviendas temporales, alimentos, paseos, y un refugio más permanente para un máximo de 35 personas.
Voluntarios y organizaciones benéficas también ayudaron con suministros, dinero y transporte.
«Así, [la política de Washington] corta el proceso cuando la Patrulla Fronteriza recibe directivas de sus superiores de que cuando alcanzan un cierto nivel, simplemente los suben en vehículos de la Patrulla Fronteriza y los dejan en un estacionamiento», dijo el Sr. Pauken.
«Podían retener a esa gente un poco más, y el autobús aparecía».
La inmigración ilegal a lo largo de la frontera sur del país con México ha aumentado en las últimas semanas bajo la política de fronteras abiertas de la Administración Biden.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) informó de 232,972 encuentros con inmigrantes en agosto, casi un 27% más que en julio, incluidos los niños no acompañados.
Aproximadamente 50,000 encuentros en agosto se produjeron en el sector activo de Tucson, que incluye la mayor parte de la frontera sur de Arizona, de 372 millas de longitud.
La agencia llevó a cabo 3212 rescates, con lo que el total del año ascendió a 29,365.
«En Cochise [el condado de Cochise] estuvieron abandonándolos durante un tiempo. En el condado de Pinal, los abandonaban en Casa Grande», declaró el sheriff del condado de Pinal, Mark Lamb, en una entrevista telefónica con The Epoch Times.
«Yo lo denuncié. El sheriff [Mark] Dannels [del condado de Cochise] también lo hizo. Muchos de ellos están siendo expulsados de Nogales porque nadie más lo está haciendo».
«La Administración [de Biden] se está deshaciendo de ellos», dijo.
En un giro inesperado de los acontecimientos, el secretario del Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés), Alejandro Mayorkas, emitió el 5 de octubre un aviso de determinación que renuncia a las leyes federales para «garantizar la construcción expedita de barreras y carreteras en las inmediaciones de la frontera terrestre internacional en el condado de Starr, Texas».
«El Sector del Valle del Río Grande de la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos es un área de ‘alta entrada ilegal'», escribió el Sr. Mayorkas, citando más de 245,000 intentos de entrada ilegal en el año fiscal 2023.
«Por lo tanto, debo usar mi autoridad … para instalar barreras físicas y carreteras adicionales en el Sector del Valle del Río Grande. Por lo tanto, el DHS tomará medidas inmediatas para construir barreras y carreteras».
Los críticos argumentan que la medida no es suficiente y se produce después de que la Administración Biden ya había comenzado a desmantelar secciones del muro de la frontera sur construido por la Administración de Donald Trump. Las piezas se vendieron luego en un sitio web de excedentes del gobierno.
Para ilustrar la magnitud de las bajas en el sur de Arizona, el Sr. Lamb leyó el recuento diario a partir de mediados de septiembre, con 275 ocurriendo en un día, 180 otro-114, 71, 157, 118, 196, 123, 172, 48-con la mayoría de estos en Nogales».
«Es todos los días», dijo. «A veces, hay múltiples liberaciones en un día».
«La razón por la que en Arizona no estamos necesariamente pasando apuros tanto —sí, están siendo colocados en nuestras comunidades—pero inmediatamente, están haciendo su camino a otras partes del país».
Dice que cuantos más cruces fronterizos se produzcan, menor será la investigación que lleven a cabo las fuerzas policiales.
«La responsabilidad recae sobre los hombros de Joe Biden y esta administración, y Alejandro Mayorkas: hacer la vista gorda ante la situación», dijo el Sr. Lamb.
«En lugar de que esta administración los devuelva, como deberían, los están liberando en nuestras comunidades».
La CBP aún no ha respondido a los correos electrónicos de The Epoch Times solicitando comentarios para esta historia.
La oficina del sheriff Dannels no devolvió varias llamadas telefónicas y correos electrónicos de The Epoch Times solicitando comentarios.
Tan cerca y tan lejos
El 26 de septiembre, la crisis fronteriza parecía un mundo aparte en el centro histórico de Bisbee, antigua ciudad minera del cobre y atracción turística conocida por su enclave liberal de bohemios y artistas.
A medida que anochecía sobre las Mule Mountains, el ritmo de los turistas se reducía mientras las tiendas de Main Street cerraban por la noche.
Como por arte de magia, se encendieron hileras de lámparas decorativas rojas, verdes y azules, deslumbrando la estrecha y vacía calle con una alegre calma.
La pequeña multitud nocturna fue llegando poco a poco, atraída como polillas por las luces de neón, las guitarras eléctricas y las voces que sonaban en el restaurante de un hotel cercano que ofrecía espectáculos en vivo.
Elle Peltola, que tiene un negocio de ropa y tapicería a unas 150 yardas de la valla fronteriza en Naco, dijo a The Epoch Times que no ve nada humano en las entregas seguras.
«No creo que haya un cambio en el número de personas que llegan. Ha sido bastante constante en los últimos dos años», dijo la Sra. Peltola.
Pero, «hay nuevas políticas en lugar —dejarlos a las 3:30 de la mañana en nuestro estacionamiento Safeway en gran número».
«No parece muy humano. No quiero entrar en el aspecto político», afirma Peltola. «Pero desde un punto de vista humanitario, quiero que se trate a la gente con más amabilidad».
«Como país, podríamos hacerlo mucho mejor. Es muy difícil ver a una madre con sus hijos delante de Safeway a las tres de la mañana sin nada».
Kathy, propietaria de una tienda del centro de la ciudad que pidió no utilizar su apellido, dijo que estaba contenta de que la ciudad hubiera dado un paso adelante con una solución para ayudar a los que dejan.
De ese modo, «no tenían que sentarse en el estacionamiento y recibir los gritos de un grupo de maníacos».
«Tenemos que empezar a tratar a los seres humanos como seres humanos y dejar de llamarlos con cosas como ‘ilegales’. No son ilegales. Están aquí legalmente», dice Kathy, que vota demócrata y reconoce dos facciones locales, una a favor y otra en contra de la actual política fronteriza.
«Una piensa que debemos tratarlos como humanos; la otra, perseguirlos como animales. Como los judíos durante el Holocausto, los suben a autobuses, los dejan en estacionamientos y dejan que los lugareños los agredan verbalmente».
«La gente es mala», dice Kathy.
El sheriff del condado de Pinal, Lamb, sin embargo, considera que la indulgente política fronteriza es un fracaso del liderazgo y la voluntad política de Washington que ignora una amenaza nacional muy real.
«Esto no es culpa de la Patrulla Fronteriza. No tiene nada que ver con los agentes», dijo. «Esta administración está devolviendo a la gente a nuestras comunidades».
«No hay nada humanitario en arrojar a la gente a las calles de Estados Unidos sin comida, sin agua, sin refugio».
«No hay nada humanitario en que ocho de cada 10 mujeres sean violadas mientras cruzan [la frontera]».
«No hay nada humanitario en 130,000 menores no acompañados.
«No hay nada humanitario en que se pierdan más de 100,000 vidas estadounidenses al año a causa del fentanilo [que cruza la frontera].
«Dejar que 15,000 criminales vuelvan a nuestras comunidades es una barbaridad. Díganme, ¿qué tiene eso de humanitario? Esta gente no lo entenderá hasta que tenga un evento desencadenante».
Sr. Pauken dijo que los abandonos son menos en Bisbee últimamente.
«Nos ocupamos de ello. Pero también hacemos oír nuestra voz en la medida en que podemos», dijo.
«Si recibo un autobús lleno, puedo acomodarlos. Después, me quedo sin espacio».
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