Análisis de noticias
El embajador chino en Francia empezó a guardar silencio después de que el líder chino Xi Jinping hablara por teléfono con el presidente francés Emmanuel Macron el 26 de octubre. La llamada se produjo antes del nombramiento de Francia para la presidencia rotatoria de la Unión Europea en enero de 2022.
Según la publicación china, Legal Daily, Xi dijo que el Partido Comunista Chino (PCCh) concede gran importancia al desarrollo de los lazos con Francia y quiere restablecer las relaciones con ellos y con Europa en general.
Los expertos han dicho que la retórica política de ciertos embajadores chinos está actuando en contra de los objetivos del régimen chino.
Un día antes de la llamada entre Xi y Macron llegó el último comentario incendiario del embajador «guerrero lobo» de China en Francia, Lu Shaye. La diplomacia del guerrero lobo es una táctica reciente empleada por el PCCh, que ataca los principios de las sociedades libres con una retórica agresiva de línea partidista.
El 25 de octubre, Lu acusó al corresponsal asiático de Le Figaro, Sebastien Falletti, de estar «lleno de mentiras y divagaciones» y de ser «complaciente» con el gobierno taiwanés. En dos artículos, Falletti se centró en el Estrecho de Taiwán y arrojó una opinión favorable a la vibrante democracia de la isla.
Además, Lu acusó a Frederic Lemaitre, reportero en Beijing del diario francés Le Monde, de escribir artículos que en gran medida no eran ciertos. Exigió a los profesionales de los medios de comunicación franceses que «observen escrupulosamente la ética profesional y respeten los hechos».
«El embajador de China en París, que representa a uno de los peores regímenes del mundo en materia de libertad de prensa, está muy mal posicionado para dar lecciones de periodismo», declaró el 28 de octubre el secretario general de Reporteros sin Fronteras, Christophe Deloire. «Si Lu Shaye considera que la prensa francesa es demasiado independiente para su gusto, es libre de pedir su traslado a un país autoritario, como Corea del Norte».
Deloire pidió a Lu que pusiera fin a sus «apasionados desplantes».
Durante una entrevista en junio pasado, en el medio de comunicación chino Sohu, Lu dijo que estaba orgulloso de su estilo de diplomacia de guerrero lobo. Dijo que se veía a sí mismo como un agente represor de las «fuerzas anti-chinas», un término amplio para las personas que apoyan las sociedades libres.
Lu ha insultado a la prensa libre de Francia varias veces. En cuatro ocasiones anteriores, el Ministerio de Relaciones Exteriores francés convocó a Lu por repetidas violaciones a los protocolos diplomáticos. Además de arremeter contra los medios de comunicación, ha lanzado ataques verbales contra parlamentarios y académicos franceses.
En marzo, Antoine Bondaz, investigador de la Fundación Francesa de Estudios Estratégicos, denunció a Lu en Twitter por sus críticas al sistema democrático francés y a los funcionarios electos. Lu respondió diciendo que Bondaz era un «gamberro».
Un mes antes, Lu envió una carta al senador francés, Alain Richard, pidiéndole que impidiera que cuatro funcionarios franceses visitaran Taiwán. Richard negó la solicitud.
Liu Weimin, presidente de las secciones europea y parisina del Partido Democrático de China, declaró a The Epoch Times que, debido a los diferentes sistemas políticos de ambos países, el gobierno francés podría dudar a la hora de hacer declaraciones oficiales debido a este estilo de diplomacia de guerrero lobo. Liu dijo que los comentarios agresivos podrían perjudicar a los parlamentarios franceses, a los académicos y a la percepción de China, lo que provocaría el deterioro de las relaciones entre ambas naciones.
Según el comentarista japonés, Gao Feng Yi, el estilo beligerante de diplomacia de Lu ha fracasado y ha hecho que la comunidad francesa vea al PCCh de forma desfavorable. Agregó que, aunque otros países occidentales como Francia, Canadá y Nueva Zelanda han tenido relaciones ambivalentes con el PCCh, ellos también están comenzando a ver la maligna amenaza que representa el régimen.
Las opiniones expresadas en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente las opiniones de The Epoch Times.
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