La vigilante de un edificio del acaudalado barrio Rosales de Bogotá denunció que los administradores de la propiedad le impidieron volver a su casa y la obligaron a trabajar sin descansos y a dormir en el sótano durante casi un mes, alegando que habían entrado en cuarentena por la pandemia del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus.
Según reveló hoy el canal de televisión local City TV, el presidente del consejo de administración y la administradora del edificio impidieron que la celadora, identificada como Edy Fonseca, de 51 años, regresara a su vivienda, incluso cuando rogó para poder salir porque uno de sus sobrinos había fallecido el pasado 2 de abril.
Durante el encierro durmió en el sótano del edificio, con apenas unas cobijas, y sobrevivía con 15,000 pesos diarios (unos 4 dólares) que le entregaban para el desayuno, la comida y la cena.
El abogado de Fonseca, Nixon Adriano Forero, dijo que su defendida se dedica desde hace tres años a la celaduría y hace uno que trabajaba en el edificio Luz Marina, lugar donde supuestamente fue retenida.
Recordó, además, que Fonseca tiene tres hijos, es abuela y madre cabeza de familia, término común en Colombia para las mujeres que sustentan solas a sus hijos.
Sin descanso y enferma
El encierro se remonta al 25 de marzo, cuando los administradores obligaron a Fonseca a trabajar sin relevos, con lo que quedó como única encargada de la seguridad del edificio las 24 horas del día, los siete días de la semana.
«Dormía en un sofá, mi turno comenzaba a las seis de la mañana y terminaba a las nueve de la noche, pero si durante la madrugada llegaba algún domicilio o algún residente, me tenía que levantar a abrir», narró la mujer al periódico El Tiempo.
Fonseca sufre de diabetes y cuatro meses antes había tenido una cirugía de colón, lo que agravó más su situación porque en el sótano el baño no tenía agua potable, según los medios.
El encierro parece que fue con la complicidad de los vecinos del edificio, que sabían de la situación: «cuando algunos residentes me preguntaban, la única respuesta era que hablara con la administradora y ella siempre me decía que no. Nadie intervino por mí», agregó Fonseca.
Solo pudo escapar cuando se desmayó el 23 de abril en la portería por su estado de salud gravemente deteriorado y un vecino que la encontró en el suelo llamó a la Secretaría de Salud, según la denuncia que interpuso Fonseca.
Mientras la atendía la ambulancia, el administrador de la propiedad le dijo que los había puesto en «problemas» y que ya no contara con su trabajo.
Al edificio llegó una ambulancia que la trasladó a la Clínica Palermo de la capital, donde la atendieron con un cuadro clínico de parálisis facial, azúcar alto, infección intestinal, insuficiencia renal y depresión.
Como su sistema inmunológico estaba seriamente afectado le dieron «todos los medicamentos» y la están «monitoreando por teléfono» por el riesgo que tenía de contraer el COVID-19, afirmó.
Anuncian investigaciones
La Fiscalía de Colombia anunció hoy que está investigando el caso: «este proceso fue asignado a un fiscal seccional de Seguridad Pública de Bogotá, quien dirige las actividades investigativas, en atención a la denuncia recibida a través del Centro de Contacto de la Fiscalía».
Adicionalmente, la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada dijo en un comunicado que ante la denuncia de la celadora con respecto a los abusos a los que fue sometida presuntamente por la administración del edificio «ordenó de inmediato la visita de inspección al lugar».
La Veeduría de Bogotá también está indagando en el caso, según informó en su cuenta de Twitter.
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